A pocos meses para las elecciones, vivimos en una encuesta permanente. Cada semana observamos en los medios esos semicírculos coloridos con el reparto de escaños en parlamentos locales, autonómicos y nacionales. Desde las recientes elecciones andaluzas, esto es un frenesí
El año comienza y hemos recibido una nueva entrega del CIS. El Centro de Investigaciones Sociológicas, como su nombre indica, es un organismo que debe estudiar y analizar el comportamiento y las valoraciones de los españoles a través de encuestas y estudios de campo, y con el nuevo gobierno socialista se han propuesto hacer chequeos mensuales, logrando así una fluida notoriedad en los medios, pues cada muestreo genera noticias y reflexiones que mantienen ocupados a políticos y medios durante varios días.
Las encuestas, a priori, reflejan el estado de opinión de la sociedad sobre un tema concreto, en este caso sobre su intención de voto. Los matices pueden ser muchos, desde que las personas podemos mentir y no decir la verdad sobre a quién vamos a votar hasta que los muestreos llegan donde llegan, lógicamente se pregunta a cientos o miles de personas y eso se traslada a los que harían millones. Por ello, encontramos situaciones en las que los resultados de las elecciones no se parecen en nada a las predicciones de las dichosas encuestas.
Si estos y otros factores, muestran la debilidad o fragilidad del mundo de los sondeos, hay que añadir algo que complica mucho más la situación, y es cualquier suceso repentino que tenga lugar a pocos días o semanas de las elecciones, con una fuerte carga de impacto social y mediático, puede decantar un importante número de votos hacia una u otra formación política. En este caso siempre pensamos en atentados terroristas y se pone como ejemplo la brutal manipulación por parte de la oposición y algunos medios tras el 11-M que llevó a Zapatero al poder de manera sorprendente; pero no hace falta ir a situaciones tan extremas, hoy en día un suceso violento puede generar un terremoto electoral.
En cualquier caso, y tras la constatación de los resultados en Andalucía, caminamos hacia un escenario donde cinco formaciones de ámbito nacional se repartirán el poder a nivel estatal y en algunos parlamentos autonómicos, porque en los pueblos y ciudades las nuevas formaciones no tienen la misma presencia que los grandes y tradicionales partidos, como podíamos leer estos días en este mismo diario, algunos de los llamados nuevos partidos no presentan candidaturas en todos los municipios, y por supuesto el último en llegar, VOX, partía de cero y parece ser que ahora presentará en algunas de las grandes ciudades de la Comunidad Valenciana.
Llegados a este punto, las encuestas son herramientas para los partidos y los medios para generar corrientes de opinión, así que “encuesta que algo queda”, porque hasta los resultados del CIS siempre favorables a Pedro Sánchez, tienen su efecto de colocarlo como un líder ganador. Es cierto que muchos tomamos con cierto humor los recientes resultados, algunos ya comparan al Centro de Investigaciones con algunas publicaciones de noticias humorísticas, pero su objetivo es intentar reforzar la figura del presidente del gobierno. Otra cosa es que la realidad se imponga a la demoscopia. Hoy en día incluso en las redes sociales se pueden hacer muestreos, algunos de ellos con mayor índice de participación que los que con rigor y profesionalidad contratan los medios de comunicación. Sin duda, debemos fiarnos antes de la encuesta realizada por una empresa que una publicación en una red.
Nos quedan cuatro meses largos hasta las elecciones y tendremos encuestas para todos los gustos y colores, todas ellas ocuparán titulares, noticias, artículos y comentarios, nos aburrirán, pero influirán en nuestro comportamiento y hasta en nuestro voto. Con los datos de las encuestas también se moldea la realidad, a veces más que adelantarse, llegan tarde, fíjense como VOX no existía apenas en ningún sondeo hasta su irrupción en el parlamento andaluz. Así que les propongo que cada uno se convierta en un encuestador, hablando y preguntado con nuestro entorno, familiares, amigos y conocidos y comprobemos si hay similitudes o diferencias con lo que leemos, escuchamos y vemos en los medios de comunicación.