CASTELLÓ. Cuenta Sandra Mar que cuando pisó por primera vez Matet encontró poco rastro de su pasado. La despoblación se ha convertido en un problema cada vez más acuciante en ciertas regiones de la Comunitat Valenciana y no solo por la pérdida de población que esto significa, sino también por la pérdida de su propia identidad como pueblo. Por eso, cómo transmiten sus propios vecinos, no hay que romantizar con la despoblación. Un problema que los deja sin muchos recursos y casi sin un futuro. Lo que les hace falta es recursos con los que tirar hacia adelante. Y alguien que les acompañe.
Tanto Mas como el colectivo 'Makea tu vida' han formado parte del programa 'Confluències', impulsado por el Institut València d’Art Modern (IVAM), en el que se invitó a diferentes artistas valencianos a realizar intervenciones en cada una de las pequeñas localidades de menos de cien habitantes que componen la 'Ruta 99'. Unas obras que empezaron a crearse con la participación activa de los vecinos y vecinas de Matet y también de Sacañet a finales de 2021 y que, tras un largo proceso, el sábado pasado compartieron con éstos.
El encuentro abierto al público, también procedente de otras localidades, contó además con la proyección de un documental realizado junto a La Cosecha que quiso reflejar cómo estas pequeñas localidades del interior se mantienen, pese a todo, vivas. Tiene Matet 78 habitantes, mientras que Sacañet 52.
El primer contacto de Sandra Mar en Matet fue bastante impactante, por la soledad con la que se topó. "No había nadie en la calle, no vi a nadie andando. Y como la población era mayor, me costó conocer gente." Como Matet, el problema de muchos pueblos del interior es que en invierno quedan vacíos, mientras que en verano doblan su población. Por eso, la artista, que residió allí en enero, se encontró con un lugar que "aunque sabía que había sido vivido en el pasado", ahora estaba desierto. "Noté poco rastro de ese pasado".
Con el paso de los días, desde Confluències invitaron a todos los vecinos, que viven o han vivido en Matet, a que llevaran sus fotografías y compartieran algunas anécdotas con la creadora. Un encuentro que fue crucial para el futuro del proyecto. "El paso de la guerra por el pueblo fue muy fuerte. Las condiciones de trabajo y de subsistencia fueron duras. Es importante saberlo, porque esto marcó el carácter de Matet. Sus costumbres, sus recuerdos, sus juegos y sus modos de subsistencia".
También, Sacañet sufrió fuertes bombardeos por ubicarse cerca de la línea XYZ. El pueblo terminó siendo reemplazado por trincheras y durante un largo tiempo quedó totalmente despoblado. "Estas cicatrices todavía son visibles", señala Mireia Juan, del colectivo Makea tu vida.
La creadora se encontró con un municipio dedicado a la ganadería al que sencillamente "se le ha dado de lado". Así se lo transmitieron los vecinos y vecinas que todavía lo habitan como Miguel y Ernesto, alcalde y concejal respectivamente; Chelo, la administrativa; y Tono, el artista del pueblo. "Sus palabras nos descubrieron vivencias y visiones distintas de un mismo lugar. Todas ponen en cuestión esa idea romántica que hay de la vida del pueblo, cuando es muy duro vivir en ellos".
A partir de los encuentros con los vecinos de Matet, y especialmente con Abel García y Amparo Castillo, Sandra Mar escribió un pequeño relato en el que se reflejan todas esas historias. Pero además, aquellos recuerdos los trasladó a ocho piezas cerámicas que fueron repartidas por el municipio. Con ello la artista logró expandir y fragmentar la narración por las calles de la población. Solo buscando cada una de las piezas se puede conocer la historia completa.
Esto les parece un cuento habla pues "de la huella de aquellos que ya no están, de las cosas que ocurren allí y de las cosas que ya no suceden", apunta la creadora, quien ha querido además que todas esas memorias perdidas formen parte ahora de su paisaje. "Decidí congelar el tiempo para que todas esas vivencias no se pierdan y esto, además, me permite dotar al pueblo de vida, ya que puede que en algún momento no la tenga. Esa vida, sin embargo, sí ha ocurrido."
Por su parte, Makea tu vida encontró la inspiración en el propio entorno. Justo delante de la cueva Sacañet han instalado un banco de madera con una inscripción grabada que declara 'La ____ del pueblo'. Un mensaje incompleto, dejado a la libre interpretación, que busca llamar la atención de todo aquel que transite el municipio. "Sirve para que las personas se sienten y observen el pueblo, pero también queremos que reflexionen en él." ¿Qué significa el pueblo para quienes regresan? La tranquilidad del pueblo, la gente del pueblo, la amiga del pueblo...
Desde Makea tu vida querían además que la intervención que hicieran tuviera bajo impacto ambiental. "Con el tiempo se reutilizará y se degradará. No queríamos hacer una intervención permanente. Debía llamar la atención, pero tener cierta armonía con el paisaje", detalla Mireia Juan.
El encuentro con los vecinos el pasado sábado supuso, así, cerrar un círculo. "El feedback fue muy bueno, porque al final les encanta que su pueblo se conozca y se le dé importancia a lo que han hecho a lo largo de los años. Para Abel y Amparo verse además reflejados en el documental fue muy emotivo. Se sintieron muy orgullosos", cuenta Mar, que añade: "Recuerdo que cuando llegué en su día notaba miradas y extrañeza, pero es normal. La gente suele ver los pueblos como un lugar donde todo vale y tampoco es eso. No podemos cuidar las ciudades y los pueblos no. Muchos niños llegan en verano y hacen salvajadas".
Por lo que a ella respecta, la artista considera que la experiencia ha sido muy enriquecedora. "Siempre trabajo el texto pero desde una óptica más personal o una acepción visceral. Aquí debía ponerme en el lado del otro, debía salir de mí".
También lo ha vivido así Mireia Juan, quien opina que en realidad este tipo de acciones no solo responden a las necesidades de sus vecinos sino también de los artistas. "Suponen un cuestionamiento continúo para el creador. Son procesos de los que inevitablemente se aprende".
Ahora bien, en este caso fueron muy pocos los habitantes de Secañet que se acercaron a la actividad del sábado. "El diálogo fue continuo, pero que no vinieran plantea una pregunta que no podemos responder". En cualquier caso, el encuentro fue muy emotivo y sirvió además para mostrar la obra de Tono, el artista del pueblo que ayudó con todo el proceso.