VALÈNCIA. “Un acto de fe -y la pintura lo es- pide la inocencia del niño o la credulidad absorta del adulto, y a la vez requiere la fuerza de la perseverancia. Un acto de fe sustentado, más que en la cosmogonía, en la resistencia, en el ejercicio estricto, ordinario, de la materia. Con este principio básico confecciono mi obra con plena conciencia de su escasa utilidad. La pintura no es elitista, es una flor al margen”.
Estas palabras del pintor Enric Banyuls (1954-2018) definen bastante bien su producción artística. Una trayectoria dedicada a la pintura como forma de resistir a la propia vida. Sin pretensión de cambiar a la sociedad pese a ser consciente de la necesidad de cambio, con la certeza de que el arte, en ese sentido, no puede hacer nada.
La Fundación Chirivella Soriano, en colaboración con el Consorci de Museus, ha presentado durante la mañana del viernes la exposición póstuma Enric Banyuls, des del silenci. A lo largo de un total de 67 piezas -la gran mayoría de grandes dimensiones-, la muestra comisariada por Francesc Vera y Manel Baixauli recorre los últimos 35 años de la vida del pintor. Su pintura huye de lo convencional y explora gran diversidad de técnicas. La muestra permite observar la evolución que vivió desde la pura pintura hasta la escultura.
A la presentación, además de los comisarios, han acudido la esposa del difunto Rosa Urenya, el director del Consorci de Museus José Luis Pérez Pont y el presidente de la Fundación Chirivella Soriano, Manuel Chirivella. La muestra se podrá ver hasta el 26 de septiembre y se extiende a lo largo y ancho de las tres plantas del edificio ubicado junto al Mercado Central.
67 piezas que resumen su evolución artística
Enric Banyuls, des del silenci recurre a este nombre por la capacidad de resiliencia silenciosa del pintor valenciano. Desde un primer momento, el comisario Francesc Vera ha hecho hincapié en que “para él, pintar era una necesidad propia e irremediable, aunque considerara que su trabajo no tenía ninguna utilidad. Pensaba que nunca aportó nada a la sociedad”, lo cual otorga un renovado sentido a la exposición.
La forma de ser de Banyuls le llevó a que su técnica artística evolucionara en gran medida con los años. De hecho, tal y como explica el comisario, “con el tiempo, la abstracción de sus obras hizo que se fueran simplificando y reduciendo en las formas, pese a que trabajara durante meses en cada pieza”.
Llama la atención la meticulosidad de la obra de Banyuls. Cada elemento está en su lugar por un motivo, no dejaba nada al azar. Muestra de ello es la técnica de óleo que desarrolló. Solía cubrir el lienzo de cinta aislante tras pintar una figura debajo. Después, con sumo cuidado, iba retirando el adhesivo en finas tiras, haciendo que sobre el lienzo quedara una textura de líneas muy impactante. Así son muchas de las obras expuestas en la muestra, especialmente la de Pa Negre, donde la complejidad de la técnica no impide que el visitante entrevea la clara figura de una hogaza de pan.
El artista también utilizaba hilos de pescar, varillas de paraguas, palos metálicos, caucho… Y poco a poco su estilo, al verse cargado de elementos de este tipo, fue transformándose hacia la escultura a base de madera y cartón. O quizás no, puesto que, como explica su mujer Rosa Urenya, “él decía que no hacía escultura porque esta se basa en ir erosionando un bloque, y él hacía lo contrario: añadía elementos”.
De las texturas pasó a dar volumen a sus cuadros, y de ahí a confeccionar incluso “una especie retablo compuesto por distintas figuras geométricas”, añade Vera. Posteriormente, esas mismas figuras pasaron a ser obras individuales y de grandes dimensiones, “como si fueran penitentes”.
“Una forma de hacer justicia”
El comisario Manel Baixauli ha explicado que la exposición Enric Banyuls, des del silenci “es una manera de hacer justicia”. Considera que pese a haber creado una obra “exquisita” a lo largo de su vida, el artista nunca recibió el reconocimiento que merecía. No porque se le menospreciara, ni mucho menos, sino porque, siempre fue “un artista en los márgenes”. Vera añade que Banyuls “nunca tuvo la pretensión de pertenecer al grupo, lo cual hace que su obra sea atemporal”. Simplemente le gustaba tener una vida tranquila, algo que, como indica el comisario, es visible en su obra, pues “está libre de afectaciones, es austera y derrocha libertad”.
Por otro lado, también ha resaltado que es todo un “privilegio” tener esta exposición, que además surge en “condiciones inmejorables” y debe “disfrutarse mirando las obras al natural, con tiempo y en silencio”. Rosa Urenya, de forma paralela, ha comentado que su marido “separaba el arte de la política. Era consciente de que su obra no podía hacer la sociedad más justa, de que esta no servía a la sociedad en conjunto. Sin embargo, sí sirve a nivel individual”.
Enric Banyuls era un pintor que se tomaba la vida con calma, sin prisas innecesarias. El comisario Vera señala que su obra “se iba desarrollando conforme iba resolviendo dudas. Y esas respuestas iban generando otras dudas, sucesivamente”. Algo evidente en su paso de la pintura a la escultura, que, como indican ambos comisarios, “fue una transición natural en él”.