VALÈNCIA. Igual atendía con preocupación una llamada a las tres de la mañana para informarle de la recuperación del DNI de un vecino suyo que conversaba sosegadamente con su amigo Daniel Tortajada, el célebre horchatero de Alboraya, sobre el cultivo de la chufa que comparten ambos municipios. Enrique (o Enric, como prefería) Ramón Montañana ha fallecido -tal como ha notificado el Ayuntamiento al que tantas horas dedicó- dejando un legado de 14 años de alcaldía en Almàssera. De hecho, ha sido el primer edil local más longevo en el cargo.
Esos casi tres lustros que dirigió su municipio lo hizo tras ser escogido como abanderado de la candidatura del extinto partido Unión Valenciana. Incluso en el declive de la formación, cuando su presencia supramunicipal se limitaba a un escaño en la Diputación de Valencia, Ramón repetía como alcalde.
En la práctica, y pese a que no siempre UV le otorgó los galones que por sus resultados locales merecía, el máximo edil de Almàssera adquirió el rango de su baluarte por antonomasia en l´Horta Nord. Hablar de Unión Valenciana era hacerlo de Vicente González-Lizondo -hasta su caída y fallecimiento- a escala autonómica; de Julio Chanzá, alcalde de Alcàsser durante diez años casi coetáneo en el cargo con Ramón, en l´Horta Sud, y del ayer fallecido Enric en la comarca que va de Alboraya a Puçol, la citada l´Horta Nord.
En su puesto local, desde el que se permitió un salto a la escala provincial como diputado por los galones que le otorgaban sus triunfos consecutivos, vivió el constante crecimiento de su partido, que alcanzó su cénit y apogeo con la entrada en el Consell y la presidencia de Les Corts en la legislatura 1995-1999. Y soportó estoicamente, sin renunciar a sus siglas, la devastadora caída que lo dejó fuera del parlamento autonómico a partir de 1999, sin retorno viable.
No le hizo mucha gracia en 2003 que el presidente nacional de Unión Valenciana, el luego senador José María Chiquillo, apostara por relevarlo como diputado provincial y que se alternaran en ese cargo hasta 2007 el antes mencionado Julio Chanzá -otro resiliente de la causa regionalista- y el ahora concejal del PP en Albal Valero Eustaquio. Por aquel entonces, a sus 65 años Ramón ya tenía claro que afrontaba su último mandato.
Casi, como suele decirse, bajó la persiana de su partido. Fue su último gran alcalde. Chanzá dejó de serlo en 2005 por un pacto de relevo con el PP. Joaquín Ballester, concejal en Paterna también hasta 2007, había tratado con encono de revitalizar una formación regionalista que ya parecía condenada sin remisión a fenecer políticamente y que, pese a los numerosos intentos contabilizados hasta la fecha, no ha tenido heredero a escala regional. En el ámbito local la semilla de Ramón germinó y le sucedieron, con representación, partidos como Units per Almàssera.
El laborioso y cercano alcalde de Almàssera ha fallecido a los 85 años, después de 16 alejado de la vida política en los que se ha limitado a disfrutar de ser un vecino más de su municipio. A contemplar las obras que impulsó, como el centro cultural, la piscina cubierta, el museo de l´Horta o las reformas del polideportivo municipal y el ayuntamiento. Con discreción.
El actual y joven primer edil, Emilio Belencoso, -casi seis décadas menor que Ramón-, destaca de su antecesor -con los ocho años de gobierno de Laura Roig (PP) y otros tantos de Ramón Puchades (PSPV) de por medio- su carácter "conciliador y su esfuerzo por su municipio", dos cualidades que deja como modelo a seguir, al igual que ese carácter cercano, de despacho abierto.
Era, en definitiva, el clásico y querido alcalde de pueblo al que votan por ser quien es y que gana las elecciones por su persona. En su caso, eligió como plataforma política UV. De hecho, fue testigo, incluso en su sanedrín de mando, de su fulgor y de su ocaso. Con Ramón se va una práctica de ejercicio de alcaldía sencillo y práctico y un pedazo de la historia del principal partido valencianista de tintes regionalistas.