El dirigente del partido morado pide al PSOE que no "engañe" a los ciudadanos: "No se puede estar de acuerdo en un 70% con nuestra última propuesta y querer seguir defendiendo el pacto con C's", sentencia
VALENCIA. El responsable nacional de Discurso y Argumentario, Jorge Moruno (Madrid, 1982), se sienta a charlar con Valencia Plaza en un momento de máxima tensión en las negociaciones para lograr un pacto de Gobierno que no aboque al país a unas nuevas elecciones.
El dirigente del partido morado confía en que todavía "hay tiempo en esta cuenta atrás" y pide al PSOE que no "engañe" a los ciudadanos. "No se puede estar de acuerdo en un 70% con nuestra última propuesta y querer seguir defendiendo el pacto con C's", sentencia.
En cuanto al clima valenciano, Moruno ve positiva la confluencia a la que se llegó con Compromís para las elecciones generales y se muestra favorable a repetirla, además de alabar la figura de Mónica Oltra: "Es una actriz fundamental en la nueva etapa política de este país", afirma.
-Valencia Plaza se sentó a charlar con usted hace siete meses para hablar, entre otras cosas, de su libro La fábrica del emprendedor. Servidumbre y subversión en la empresa-mundo (Akal, 2015). Dibujaba entonces un escenario más bien poco alentador que, con la situación de incertidumbre tras las elecciones, no debería haber mejorado demasiado. ¿Cómo ve la situación socioeconómica de España en este tiempo?
-A nivel socioeconómico se ha evidenciado una profunda irresponsabilidad por parte del Gobierno a la hora de aplicar una reforma fiscal profundamente electoralista. En lugar de aprovechar el viento de cola de la situación internacional: bajada del precio del petróleo, la política de inyección de liquidez del BCE y el relajamiento de los recortes que ha generado un crecimiento en España, lo que ha hecho es una reforma que ha debilitado nuestra posición haciendo perder unos ingresos de unos 8.000 millones de euros. A eso se le suma cómo se han reducido los ingresos a la Seguridad Social por culpa de la reforma laboral y por las bonificaciones a la contratación. Es decir, cotizaciones bajas, lo que provoca más déficit de la Seguridad Social y también a nivel general.
La gran prioridad que debe tener este país no es el dogma sobre el déficit, que no es tan urgente como plantea Bruselas, sino aumentar los ingresos. Ingresamos ocho puntos por debajo de la media europea con respecto a nuestra riqueza y nosotros lo que hemos propuesto siempre es cerrar esa brecha respecto a la UE. Generar más ingresos para invertir mejor y reforzar nuestro tejido productivo para tener una economía más robusta. Ahora se suman las previsiones a la baja del crecimiento del FMI, además de que ya no baja el precio de petróleo sino que empieza a subir, si aplicamos nuevos recortes como quiere Bruselas significaría desacelerar aún más la economía cuando debemos reforzarla, aumentar los ingresos, subir los salarios y modificar el modelo productivo, no para la reducción urgente del déficit y seguir empobreciendo nuestro país.
-¿Estamos ante otra tormenta económica?
-Puede estar fraguándose. Tiene que ver con las previsiones del FMI, con la desaceleración China y con que las suposiciones de que la bajada del precio del petróleo iba a generar un mayor crecimiento que no ha sucedido. Por otro lado, en Europa vemos una política económica esquizofrénica: por una parte el BCE aplica una política monetaria expansiva y por otra la Comisión Europea quiere forzar a aplicar nuevos recortes, lo cual se contradice. No encuentran un proyecto económico ni político.
-Mientras, Montoro dice a las CCAA que deben recortar más. ¿Qué tiene que decir Podemos a eso?
-Es una manera de tratar de esquivar su responsabilidad. Además, es un eufemismo para decirnos que hay que recortar más en servicios públicos. La cuestión es que las CCAA en gran medida están infrafinanciadas y tienen que sostener un gran gasto. Pero bueno, ya ha dicho Gestha, el sindicato de técnicos de Hacienda, que no le echen la culpa a las CCAA, lo que dicen es que el Gobierno ha hecho una mala reforma fiscal que ya nos ha costado 6.000 millones y para el año que viene 2.000 o 3.000 más. Eso es lo que nos ha hecho no cumplir el déficit sumado a las bajas cotizaciones por la precariedad laboral. Ha sido una negligencia política.
-Parece que las CCAA no se aprietan el cinturón o eso cree Madrid pero, ¿qué hay del Estado?
-La austeridad mal entendida contribuye al empobrecimiento. Hay que aumentar los ingresos: eso pasa por hacer que quienes no pagan o pagan pocos impuestos aporten lo que ya hacen las pymes, los autónomos o los asalariados. Si seguimos en el dogma del gasto nos metemos en una espiral sin final donde generamos menos ingresos, por lo tanto más necesidad de financiarse en los mercados secundarios, más dependencia con la deuda y menos capacidad adquisitiva del Estado para impulsar nuevos sectores productivos.
-¿Cómo lo ven desde allí cuando llega la Comunitat Valenciana exigiendo la deuda histórica o reclamando una reforma estatutaria con unas inversiones equiparadas a la población?
-Pues posiblemente deba haber compensaciones. Hay una serie de disparidades y habría que avanzar hacia un modelo federalizado estilo alemán adaptado a nuestra realidad concreta. Ellos tienen los landers, con sus constituciones propias y acercarnos en definitiva a un modelo de Bundesrat para evitar esas situaciones. Lo dijo muy bien Mónica Oltra: '¿Qué nos están pidiendo? ¿Cuántas escuelas debemos suprimir? ¿A cuántos niños no debemos ofrecerle enseñanza pública?'. Hay que abrir un gran debate estatal sobre cómo ordenar las cuentas y revisar situaciones como la de la Comunidad Valenciana, que está infrafinanciada, y que no solo debería ajustarse sino recibir más. En eso debemos centrarnos: en cómo federalizar un estado de las autonomías que, tal y como está ahora, ya no sirve.
-Últimamente ha crecido mucho en Madrid la presencia de Mónica Oltra de Compromís, socios suyos en las generales. ¿Cómo está viendo esta irrupción de la vicepresidenta del Consell en la política nacional?
-Nosotros celebramos que existan figuras de la talla de Mónica Oltra que precisamente han surgido de la lucha contra la corrupción de este laboratorio que ha sido la Comunitat Valenciana con el PP. Es una actriz fundamental en la nueva etapa política de este país. Así que estamos encantados de que aparezcan figuras con ese carisma y ese currículum detrás de la lucha contra la corrupción. De Rita Barberá a Mónica Oltra, ahí se ve qué cambio se ha producido aquí.
-El acuerdo entre Compromís y Podemos les llevó al segundo puesto en las elecciones generales en la Comunitat. ¿Desde su partido se daría por bueno repetir esta confluencia si hay nuevas elecciones?
-Sí. De hecho se ha demostrado cómo ha servido la confluencia. Es una buena ruta a seguir pero es algo que corresponde al Consejo Ciudadano Autonómico de Valencia y son los compañeros de aquí los que tienen que corroborar esa alianza.
-¿En España se está negociando realmente todavía o ya estamos en la fase estratégica de que culpen a otro de no llegar a un acuerdo?
-Quiero creer que sí porque aún quedan dos semanas y ahora empieza realmente la cuenta atrás. El otro día el portavoz del PSPV en Les Corts, Manuel Mata, hacía una reflexión muy sensata en Twitter respecto a un comentario que le había hecho un militante: "En mi casa, algunos de mis hijos y mis nietos votan a Podemos", decía el afiliado y él añadió: "¿Cómo es posible que nos entendamos con Ciudadanos y no con nuestros hijos y nuestros nietos?". Ojalá hubiera más gente como él en el PSOE y especialmente al frente de las negociaciones. No entendemos que los socialistas, en su comité federal del 28 de diciembre, marcaran una línea roja para pactar con Podemos y que, por otro lado, sea tan fácil para ellos ponerse de acuerdo con Ciudadanos. Un pacto que personas del PP como Esperanza Aguirre lo ven aceptable: a eso los portavoces del PSOE lo llaman cambio. Esto no va de sacar solo a Mariano Rajoy del poder sino de desalojar también a sus políticas para aplicar otras muy distintas. Cada vez que nos acercamos al PSOE, parece que ellos se alejan para acercarse a Ciudadanos. En el último documento que les entregamos, en el que cedimos bastante, dijeron estar de acuerdo en el 70%... ¿en cuánto está de acuerdo el señor Albert Rivera? No engañemos a la gente: si estás de acuerdo con el 70% del documento de Podemos no puedes estar de acuerdo con lo firmado con Ciudadanos porque ese documento es el que utiliza Rivera para atraer a Pedro Sánchez al PP. Y nosotros solo decimos: ¡Salgan de ahí!.
-¿Es posible la abstención de Ciudadanos?
-La foto el otro día en el Congreso sobre la ley 25 de emergencia social para paliar las cuestiones más urgentes de las personas que más han sufrido la crisis es en la que debemos fijarnos. Tuvo más votos a favor que en contra y esa es la imagen palpable de que se puede sacar adelante un gobierno de cambio.
-¿Hay alguna opción que todavía no se haya puesto sobre la mesa y que pueda abordarse?
-Los sucesivos documentos que le hemos entregado al PSOE han ido en esa línea. En la de buscar puntos en común, programa de mínimos para salir del paso porque la gente está esperando. Propusimos un gobierno con una serie de características y lo hemos modificado para tratar de aproximar posturas y además de entregar un documento rebajando algunas cuestiones aunque manteniendo nuestra esencia. Hay puntos de encuentro en materia programática con el PSOE pero me pregunto: ¿No hubiera sido más fácil llegar primero a un acuerdo con Podemos sumando 161 diputados y después tratar de buscar otros apoyos en vez de arrojarse en los brazos con Ciudadanos?
-¿No cree que el PSOE no se acerca a Podemos por miedo a que se entre en la negociación de Cataluña?
-El PP tuvo apoyo de nacionalistas para gobernar, cabe recordar. Pero es que ni siquiera hemos llegado a ese punto: nos hemos quedado en la pata económica y social. No puedes incendiar Cataluña para sacar votos en Castilla y León por ejemplo. La situación hay que encararla con valentía porque no tenemos miedo. Tenemos una propuesta pero no nos negamos a escuchar otras. Lo que hay que parar es la política de fractura del PP que, por réditos electorales o para no hablar de otras cuestiones, ha incrementado el número de independentistas.