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asunción torregrosa, Presidenta de la Sociedad de Radiología de la Comunitat Valenciana

"La externalización de las resonancias ha supuesto para el ciudadano de la Comunitat un dispendio"

16/12/2021 - 

VALÈNCIA. "La externalización de las resonancias ha supuesto para el ciudadano de la Comunitat Valenciana un dispendio". Así lo considera Asunción Torregrosa, presidenta de la Sociedad de Radiología de la Comunitat Valenciana (SRCV), respecto a los más de veinte años en los que el servicio de resonancias de la Comunitat Valenciana ha estado privatizado. 

Este miércoles, las pruebas de imagen médica volvían finalmente al completo a manos de la sanidad pública tras más de tres años con el concurso de la UTE Erescanner Salud caducado. "La asistencia está garantizada", señala Torregrosa, quien insiste en el nivel de conocimiento de los radiólogos y radiólogas de la Comunitat Valenciana. "Los pacientes que vengan a los hospitales públicos van a tener al máximo experto en la patología que corresponda".

En todo caso, desde la sociedad demandan apoyo a la Conselleria de Sanidad, tanto a nivel de recursos humanos como técnico. "Ahora que hemos acabado con esta anomalía asistencial esperamos tener una transición tranquila, una atención óptima y un proceso asistencial integral que no se rompa por ningún lado".

- ¿Qué ha supuesto para la sanidad valenciana tener durante más de una década el servicio de resonancias externalizado?

- Ha supuesto fundamentalmente una pérdida en la calidad asistencial en el momento en el que una especialidad médica como es la radiología queda partida por la mitad. Eso ha ocurrido al externalizar una técnica tan importante como la resonancia magnética a una empresa privada. Una situación que ha tenido consecuencias negativas para la formación de los especialistas en radiología y una pérdida y secuestro del conocimiento. Y es que, en mucho casos, éstos han tenido que marcharse fuera de los hospitales donde estaban haciendo la especialidad para poder formarse bien en resonancia magnética.

"Cuando hay una técnica en manos de una empresa privada donde lo que prima es la ganancia"

Cuando hay una técnica en manos de una empresa privada donde lo que prima es la ganancia, obviamente no se podía dedicar el tiempo y los recursos necesarios a la formación de los especialistas, que siempre va a cargo en la mayoría de casos de los hospitales públicos. Por lo tanto, lo primero ha sido una merma en la calidad de la formación que ha obligado a los especialistas a rotar fuera, dedicar más tiempo en la post especialidad a esta formación y hacer más cursos. No obstante, la formación está garantizada en el momento en el que todos los médicos radiólogos que sí tenemos experiencia en resonancia magnética porque, o nos hemos formado en lugares donde sí había o hemos trabajado en concesiones donde están integradas del servicio, hemos dedicado más tiempo a la docencia. 

- ¿Y para el ciudadano?

- Un dispendio, porque se ha dado un sobregasto en una prueba que, de por sí, ya es una de las más caras del catálogo de exploraciones, se externaliza a una empresa privada. De hecho, están los diferentes informes de la Sindicatura de Comptes al respecto del sobrecoste. Y desde el punto de vista científico y asistencial es que no hay ninguna otra especialidad médica que haya tenido una situación como la nuestra en cuanto a que conocimiento y especialidad se hayan partido por la mitad.

"Cuando acabó el contrato en 2018 aumentamos la vehemencia para intentar terminar con esta anomalía asistencial"

No conozco ningún servicio de cirugía donde las laparoscopias vengan a hacerlas cirujanos de una empresa privada; o un servicio de oncología donde el tratamiento del linfoma se haga de manera externalizada por oncólogos que pertenezcan a una empresa privada. Y esto sí que ha sucedido con radiología y por motivos externos a los profesionales. Porque nosotros hemos ido protestando a lo largo de los años y nunca se nos ha escuchado. No obstante, cuando acabó el contrato en 2018 con la concesionaria, aumentamos la vehemencia para intentar terminar con esta anomalía asistencial. 

- Con el proceso externalizado, ¿en qué parte se ha perdido información?

- El proceso asistencial empieza cuando el paciente consulta por el motivo que sea al médico y cuando termina con la implementación de un tratamiento, la curación o con otros desenlaces que esperamos que no sucedan. Pero el proceso asistencial debe ser integral, y cuando hay una parte del proceso asistencial que está a cargo de alguien que no está integrado en el hospital, se rompe al salir del servicio de radiología.

"Cuando hay una parte del proceso asistencial que está a cargo de alguien que no está integrado en el hospital, se rompe"

En este contexto, si los radiólogos no tenemos el control de la demanda, el proceso está roto. Esto significa que, como especialistas en radiodiagnóstico, una de nuestras tareas es no solamente hacer la prueba e informarla sino adecuarla al motivo clínico por el que se solicita la prueba. Y esto ha ido sucediendo durante todos estos años, puesto que las cifras de realización de resonancias en la Comunitat Valenciana eran de las más altas del país, porque precisamente no estaba en manos de los servicios de radiología de los hospitales. Y esto no quiere decir que no haya que hacer, sino que es necesario valorar si nos va a dar más información otra prueba más rápida y barata.

- Pero el personal de la UTE Erescanner estaba en los propios hospitales. ¿No había nada de integración?

- Estaba en el hospital el personal no facultativo, los equipos y facultativos, de los que una parte eran volantes ya que podían estar un día aquí, otro día en otro hospital o en el centro diagnóstico de Campanar. Además, la propia empresa de resonancias había, a su vez, externalizado a empresas de tele-radiología ubicadas a lo largo de toda la geografía española por lo que, una resonancia solicitada en La Fe de Valencia puede estar informándose en un centro diagnóstico privado de Cataluña.

"El personal de la UTE tiene otra manera de trabajar al hacerlo en una compañía privada"

Esto es rizar el rizo en cuanto al control de la demanda y el despropósito asistencial. Que alguien que tiene en su contrato o en su poder hacer una prueba la tenga que externalizar y, entonces, la distancia que lleva con el proceso asistencial en los centros públicos se ha duplicado y triplicado. ¿Y por qué estaban aislados? Porque ellos tienen otra manera de trabajar al hacerlo en una compañía privada.

Trabajarán probablemente por paquetes de exploraciones y no estaban integrados en la dinámica hospitalaria en cuanto a los comités multidisciplinares, que es como se trabaja hoy en día. Tampoco estaban dedicados al órgano-sistema. En este sentido, es posible que en los hospitales pequeños y comarcales todavía tengan que hacer radiología general, pero en los de referencia hay una subespecialización en la que hay radiólogos para hacer neuroradiología, radiología abdominal, pediátrica o cualquier otra especialidad. 

Esto es así porque se quiere tender a la excelencia y en patologías complejas que requieren de muchas exploraciones y de un manejo complicado del paciente, de la misma manera que hay cirujanos que solo operan hígados, hay radiólogos que solo hacen radiología hepática, por ejemplo. Esta manera de trabajar no la contempla la empresa privada y es uno de los perjuicios para el paciente. Es una pena el desaprovechar recursos en hospitales como La Fe, el Clínico de Valencia o el de General de Alicante en los que expertos en una técnica de una patología en concreto no fueran los que ponían su saber a disposición del paciente ya que estas exploraciones las gestionaban de otra manera.

- ¿Al final la información quién la gestionaba?

- La información la da el médico peticionario y, nosotros, como médicos que somos, tenemos capacidad de entrar en la historia clínica del paciente para adecuar la prueba y los protocolos. En ese sentido, en el Hospital La Fe, en cuanto a que la petición es electrónica no hay problema. Pero en otros hospitales del Comunitat Valenciana llegaban las peticiones sin juicio clínico, sin aportar datos y el protocolo que se tenía que aplicar era un poco general y no específico para atender al paciente lo mejor posible. 

- La Sindicatura de Comptes estimó un sobrecoste anual de 16 millones de euros. ¿A qué se debe?

- Porque había una demanda excesiva de pruebas de resonancias magnéticas. Esta prueba ha estado en manos de una empresa privada y, al final, lo que quiere es tener más actividad para ganar más dinero. Por otro lado, no se ha dado el control desde instancias superiores en la demanda y la respuesta que se daba desde la empresa a los números de exploraciones de forma precisa.

"No se ha dado el control desde instancias superiores en la demanda"

De hecho, creo que a día de hoy es imposible determinar con la empresa cuáles son los números de exploraciones de resonancias que se hacen en cada centro porque los catálogos con los que se está gestionando esto no se ajustaban demasiado a la realidad y se han cobrado como dobles y triples pruebas aquellas que no lo eran. Por eso, se ha dado un desbalance entre lo que se pedía y se realizaba. A nadie se le escapa que esta técnica, dentro de la imagen médica, es una de las más caras junto a la medicina nuclear, por lo tanto tenemos que adecuar muy bien la solicitud respecto a la patología del paciente. 

- ¿Ha sido un alivio ir virando hacia el modelo C en el que, aunque el servicio se presta con maquinaria y técnicos de Erescanner Salud, el radiólogo que informa es personal del Servicio Valenciano de Salud?

- Aunque hay hospitales de la Comunitat Valenciana en los que no se llegó a aplicar el modelo C, esta oportunidad que tuvimos en la mayoría de hospitales donde Eresa era la empresa concesionaria ha sido beneficioso para que ahora la transición sea un poco más suave y no tan abrupta. 

Por ejemplo, en La Fe llegamos a solicitar el 100% del modelo C porque hay que dejar claro una cosa a los ciudadanos de la Comunitat Valenciana, y es que los radiólogos y radiólogas de los hospitales públicos estamos plenamente formados y somos los que vemos al paciente desde que entra por cualquier patología hasta que se le da el alta. Somos especialistas en muchas áreas y al final el modelo C siempre nos vino bien para poder manejar al paciente en su conjunto y que además facilitará la transición.
 

- ¿Cómo ha sido la transición en La Fe?

- Estos últimos días la transición va por dos vertientes. Por un lado, la parte técnica en la que tenemos que recepcionar todo el equipamiento, desde máquinas hasta bombas de inyección, antenas o fungible para poder seguir llevando a cabo la atención al paciente. Y, por otro lado, está la vertiente del personal y las agendas. Con el personal subrogado en cada uno de los centros y con el propio que ya había, según la demanda de cada centro, tenemos que adecuar agendas por patologías y por pacientes a los recursos humanos disponibles. 

- ¿Será fácil la integración del personal subrogado?

- Sí, la integración será absolutamente fácil y óptima porque tanto ellos como nosotros siempre hemos estado por la labor de que se integraran en el servicio. En ese sentido, en la vertiente de personal, será muy fácil. Se subrogan bastantes más técnicos, enfermeros y administrativos que radiólogos, pero en los hospitales donde se subroguen radiólogos la integración va a ser normal. Y, respecto al cambio de modelo, el paciente no debe notar nada.

- ¿Se planteó alguna opción alternativa a la subrogación?

- Como depende de una ley europea, en el que cuando hay sucesión de empresas al trabajador se le tiene que asegurar su puesto de trabajo, creo que es algo que siempre se ha tenido claro desde el principio. Lo ideal sería que quien de manera voluntaria se integrara al modelo público se presentara a una oposición y se diera de alta en bolsa, que es por donde hemos pasado todo el mundo. Pero en cuanto a que es una ley que tenemos que respetar, no hay nada que objetar.

- ¿Y qué recursos faltan para adecuar los servicios al nuevo modelo?

- En ese caso apelamos al apoyo de la conselleria a que nos dote lo antes posible tanto de los recursos humanos necesarios para completar la actividad y que se creen las plazas estructurales que se necesitan para dotar a los servicios de radiología de los recursos para atender a la población. Y también desde el punto de vista técnico, porque la gente tiene que saber que el equipamiento que hemos heredado de Eresa está completamente obsoleto y con absoluta falta de actualización.

"El equipamiento que heredamos está completamente obsoleto y con absoluta falta de actualización"

Tampoco sabemos hasta los próximos días qué nos quedamos exactamente y en esto sí que apelamos a que la conselleria apoye a los servicios de los hospitales públicos y queremos pedir que el apoyo sea consistente y que se haga en el menor tiempo posible, porque hemos de adecuar la demanda a la atención a la población. En estos primeros días de la transición, la atención está asegurada a los pacientes urgentes, hospitalizados, oncológicos y conforme vayan pasando los días y veamos qué hay en los cajones, haremos una hoja de ruta. 

- ¿Qué supone a día de hoy la maquinaria obsoleta?

- Sobre todo más tiempo de máquina por cada paciente, de no optimizar los protocolos. Al final, necesitar más tiempo de máquina significa que puedes hacer menos pacientes en una agenda de mañanas o de tardes. Y hay protocolos que se pueden reducir a la mitad. Si estamos haciendo 30 minutos de exploración podríamos bajar a 20 o 15 minutos. Esta es una de las tareas que ejercemos los radiólogos, que es la optimización del tiempo de máquina.

No a todo el mundo hay que hacerle todas las secuencias. No a todo el mundo hay que ponerle contraste. Sino que conforme a los datos clínicos, al entorno clínico y al proceso asistencial, nosotros podemos adecuar los protocolos para precisamente adecuar el tiempo y optimizar los recursos.

- ¿Se ha calculado la inversión necesaria en maquinaria?

- Sí que se ha calculado y lo ha hecho cada centro. Pero entre actualizaciones y compra de nuevo equipamiento, hay que hacer una cierta inversión. La conselleria ya tiene todos los datos encima de la mesa, además del plan de inversión en tecnología y, por lo tanto, es una inversión que es necesaria, primero para darle a la ciudadanía la atención médica que se merece. Lo que hemos recibido de la empresa concesionaria es muy mejorable. 

- ¿Se ha hecho un cálculo de los radiólogos que faltan?

- Este cálculo está hecho por cada hospital y, en el caso de La Fe, se necesitarían al menos seis radiólogos más de los que conforman ahora la plantilla del hospital. Y de ahí se puede extrapolar al resto de centros.

- ¿Habrá que hacer un esfuerzo en formación?

- Más que formación, porque los residentes salen formados en resonancia magnética, desde la Sociedad de Radiología de la Comunitat Valenciana lo que sí vamos a hacer es una actualización para dotar o ayudar a los hospitales comarcales donde no han tenido modelo C o ha sido muy limitado. En estos casos, haremos una actualización del conocimiento. Y en el caso de los radiólogos que se subrogan de la concesionaria van a quedar integrados en el servicio y deberían hacer una actualización en ecografía o TAC porque, desde su periodo de formación, es posible que no hayan manejado esta técnica.

Y este es el problema de compartimentalizar el conocimiento. Que si trabajas por técnicas puede haber personal, facultativos, técnicos y enfermeras que se especialicen demasiado en una cosa y que no puedan integrarse en el proceso asistencial del paciente. Por eso, trabajamos por órganos y sistemas y no por técnicas. Porque un neuroradiólogo sabe manejar la patología neurológica con todas las técnicas que tiene a su alcance, y esta es una de las desventajas de tener un modelo como el utilizado hasta ahora.

- Han pasado más de diez años desde la privatización de las pruebas de resonancias. ¿Se entiende la demora de más de tres años en recuperarlo desde que acabó el concurso?

- Yo creo que se ha dado, sobre todo, una causa fundamental y que ha sido la coincidencia con la pandemia, lo que ha retrasado la cuestión. Desde que soy presidenta de la Sociedad de Radiología de la Comunitat Valenciana, antes de la pandemia ya estábamos estableciendo conversaciones con la parte de conselleria que se ocupaba de esta tema y fue a principios de 2020. 

Luego vino la pandemia y lo puso patas arriba. Y el proyecto de inversión en tecnología sanitaria de alto nivel, con dinero europeo, ha hecho que esto se acelerara de alguna manera. Por lo tanto, ahora es el momento idóneo o se ha visto que las condiciones así lo garantizaban. 

- ¿Por qué tanta celeridad a la hora de revertir concesiones pero no este concierto?

- Pues eso mismo me he preguntado yo siempre, porque desde los servicios de radiología hemos interpelado a la conselleria antes incluso de que acabara el contrato para tener todo listo al llegar 2018. Entiendo que la reversión de las concesiones era una promesa electoral clara, pero el revertir este tipo de gestión también lo era. Y aunque son procedimientos muy complejos, al final al revertir un departamento de salud entero es posible que se tengan las cosas más claras. Pero es una cuestión que habría que preguntar a conselleria. 

- El Hospital General de València decidió hace más de un año prescindir de los servicios de Eresa. ¿Saben cómo ha sido la experiencia?

- Estamos siempre en comunicación todos los servicios de radiología de la Comunitat Valenciana. La sociedad valenciana es el catalizador que junta y une las diferentes sensibilidades y maneras de gestión, porque con las concesiones también tenemos relación y es un modelo de gestión completamente distinto. Desde el General nos han ido avanzando su experiencia porque, además, allí la situación era más sangrante.

No solamente tenían la resonancia, sino también el TAC, por lo que era un servicio partido por la mitad y con un modelo asistencial anómalo. Entonces, para ello, ha sido positivo aunque también mucho trabajo. Han hecho una hoja de ruta para asegurar la asistencia al paciente y nosotros haremos lo mismo.

- Hicieron desde la sociedad una gran oposición a la Empresa Pública de Salud. 

- En el momento en el que oímos la palabra "empresa", por mucho que llevara el adjetivo "pública" detrás, para nosotros fue un revulsivo porque el modelo asistencial y científico no tiene que depender de una empresa, sino de un servicio hospitalario o un servicio médico. Así que, en una empresa, era dejar la puerta abierta a que, con otro tipo de Gobierno, volviéramos otra vez al modelo antiguo. Esto no pasa con ninguna otra especialidad, así que queríamos ser igual que el resto de compañeros de medicina interna, hematología, cirugía o primaria.

En ese sentido, tuvimos que salir a la calle y creo que, en mi modesta opinión, la oposición que hizo la Sociedad Valenciana de Radiología agrupando a todos los radiólogos de la sanidad pública fue determinante.

- ¿Será posible aligerar la lista de espera en cuanto a pruebas?

- Cuando tengamos el control de la demanda se podrá optimizar el tiempo, pero no hay que minimizar que hay lista de espera de todo tipo de pruebas de imagen, igual que listas de espera quirúrgica o de otro tipo de atención médica, y con conselleria tenemos que elaborar una hoja de ruta para atender esta demanda. 

A pesar de que hay un plan y un contrato de externalización de las pruebas excedentes y tiene que cumplirse, desde los servicios de radiología de los hospitales públicos intentaremos gestionar la demanda con el autoconcierto. Y el excedente que no se pueda asumir, porque en los hospitales públicos se hace la patología más compleja, son las que más tiempo consumen y más influyen al tomar una decisión en el tratamiento del paciente. 

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