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El error de demonizar el turismo: tirar la piedra y esconder la mano

27/05/2024 - 

En los últimos tiempos el turismo se ha utilizado como instrumento para captar el interés de la opinión pública y desviarlo de los temas realmente importantes para nuestro país: las dificultades para formar un gobierno en Cataluña, un gobierno central rehén de los independentistas o el 'caso Koldo'.

Se podría pensar que es lógico poner el foco en el turismo dado que España ha sido reconocido por el World Economic Forum como la segunda potencia turística mundial o porque la actividad turística ha sido uno de los motores fundamentales de la recuperación postcovid: es la responsable del 13% de los empleos directos de este país a los que, además, hay que sumar un 8% de empleos indirectos.

También podríamos pensar que se debe a los casi 85.000 millones de euros que, en 2023, dejaron en España los turistas extranjeros o a su contribución para hacer de España un país más abierto, más igualitario, más diverso, más orgulloso… más europeo.

Pero no. En las últimas semanas el turismo está en boca de todos para ser criticado, con muchos clichés, en un clima de confrontación provocado por la falta de gestión y ordenación de una tipología de alojamiento turístico, las Viviendas de Uso Turístico (VUT). Un modelo de negocio, nacido en San Francisco en 2008, que ha irrumpido con fuerza en el mercado turístico mundial, impulsado por la tecnología, y que ha modificado la dinámica del subsector del alojamiento.

El escenario generado por esta tipología de alojamientos recomienda actuar para calibrar su envergadura, ordenar su crecimiento y expulsar a los ilegales. Y en eso estamos trabajando en el Ayuntamiento de Valencia: identificando dónde están, cuál es su situación administrativa y desarrollando la normativa necesaria para dotar de seguridad jurídica al sector después de años de desidia de la izquierda.  

Y lo hacemos con decisión y firmeza. La alcaldesa María José Catalá ha anunciado la suspensión temporal del otorgamiento de licencias con el objetivo de abordar la situación con rigor y determinación basándonos en los datos, el análisis, los informes técnicos y la planificación. Y, por supuesto, en el marco de una estrategia global consistente con el modelo de destino turístico sostenible que nos proponemos implementar; la apuesta por el turista comprometido que respeta nuestro patrimonio cultural y natural, el que se integra y deja una huella positiva en nuestra ciudad.

Ahora bien, no hay que olvidar que no es un asunto que afecte y tenga que solucionar unilateralmente la administración local, sino que implica también a la autonómica, a la estatal y a la propia Unión Europea, que es la que debe establecer el marco jurídico común para gestionar esta nueva realidad que afecta a todos los destinos.

Tampoco podemos olvidar que la izquierda valenciana, que ahora alza la voz con alarmismo ante la proliferación de las VUT en bajos comerciales, fue la que cambió la regulación en 2018 para facilitar su desarrollo en nuestra ciudad precisamente en esos locales. Ponen las reglas del juego, critican sus consecuencias y al sector privado que de buena fe las sigue. La izquierda es especialista en tirar la piedra y esconder la mano.    

Igualmente, la izquierda a nivel nacional pone el foco del problema de la vivienda sobre el turismo cuando es su desastrosa “Ley de la Vivienda” la que las ha expulsado del mercado de alquiler tradicional orientado a los vecinos y las ha derivado al de corta estancia enfocado a los que nos visitan. De aquellos polvos estos lodos.  

Dicho esto, y volviendo a mi argumento inicial, no se puede demonizar a la actividad turística olvidando sus bondades. No debemos hacer del turismo un arma arrojadiza entre los partidos, ni un hashtag que impulse el desencuentro entre ciudadanos y turistas.

Pensemos que este “ruido mediático” no es inocente y que muchos competidores están atentos para aprovechar el momento y ganarnos la partida. Para magnificar un asunto que debemos resolver pero que en ningún caso puede apocar los beneficios de una actividad que tanto ha hecho y sigue haciendo por la prosperidad de nuestra ciudad.

Así que no, no nos arrepentimos de nuestro éxito. Estamos orgullosos de tener la mejor despensa del Mediterráneo con productos locales de gran calidad, de tener el parque urbano lineal más largo de Europa que atraviesa el corazón de nuestra ciudad, de que medios tan prestigiosos como el New York Times nos elija entra las ciudades imprescindibles del mundo para visitar, que nuestra Capitalidad Verde nos consolide como destino turístico sostenible a nivel internacional o de las 7 banderas azules que tienen las playas de Valencia.

No nos avergoncemos de nuestros logros, ni pidamos perdón por el trabajo bien hecho. Somos un gran destino turístico y lo somos gracias al trabajo de grandes profesionales comprometidos con nuestra tierra y nuestra gente. El turismo es un aliado de los valencianos, que nadie desvirtúe esta realidad. Lo que hace falta es gestión, la gran ausente durante los pasados 8 años.   

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