VALÈNCIA. ¿Le han dado algún like en Facebook? Le gusta, ¿verdad? Pues a Anna Muzychuk le dieron 170.000 en unas horas. Y no había puesto una foto de la paella en familia o a su perrito bailando tango… Simplemente, había anunciado al mundo entero que renunciaba a participar en el Campeonato Mundial de Ajedrez Femenino que se celebra en Arabia Saudita en el pasado 23 de diciembre. Que había renunciado a revalidar sus dos títulos mundiales y a ganar 350.000 dólares. Y, lo más importante, que había renunciado a sentirse como ciudadano de tercera en un país que le restringía su libertad por el solo hecho de ser mujer.
Anna y Mariya Muzychuk, las dos hermanas y campeonas ajedrecistas, de nacionalidad ucraniana, han iniciado su cruzada feminista por todo el mundo abanderando la igualdad de la mujer y el derecho a decir basta. Su negativa a aceptar participar en el torneo árabe vestidas con hiyab y sin poder pasear solas por la calle las ha convertido en un icono, un ejemplo a seguir por el resto de mujeres que están en el top y que pueden hacer oír su voz bien alto.
Su opción por la libertad las ha traído a Valencia y a Ontinyent, como primeras ciudades, dentro de un tour por el territorio español para participar en diversas pruebas y demostraciones de ajedrez. Mañana parten hacia Bilbao, Cantabria y Madrid. Aquí han participado en la primera edición de la Competición Internacional de Ajedrez de Mujeres de la Comunitat Valenciana (Women Chees Stars), junto a otras cuatro ajedrecistas más que también se negaron a participar en el Mundial de Arabia por discriminar a las mujeres.
En las normas del torneo saudí figuraba que las participantes debían llevar velo o hiyab y, si querían salir a la calle, debían estar acompañadas por hombres. Anna y Mariya Muzychuk no están dispuestas a aceptar estas reglas indignas para la mujer.
Tras su paso por València, visitaron la fábrica de Càndid Penalba en Ontinyent, CotoBlau, una de las florecientes empresas del textil valenciano que ha resurgido tras la crisis y que ha patrocinado el torneo junto a otras. Durante su visita a la empresa, las hermanas Muzychuk se mostraron cómodas y sonrientes. A continuación participaron en una demostración de ajedrez con los jugadores de varios clubes de la comarca de la Vall d’Albaida, en el Centre Cultural de Caixa Ontinyent.
Las jóvenes campeonas se muestran sorprendidas por la repercusión mediática de su acción y comentan que no lo hicieron previendo esto. “No fue un decisión importante sólo para nosotras, éramos conscientes de que queríamos compartir nuestros valores por dignidad y respeto a nosotras mismas, y por defender la igualdad entre hombres y mujeres”, responde Anna.
Su hermana Mariya, un poco más tímida, fue la primera en renunciar a participar en el campeonato de Arabia el año anterior. Pero en aquel momento no tuvo tanta repercusión porque no lo difundió en las redes sociales. Fue una opción personal la de renunciar a defender su título de campeonato mundial y así lo vivió.
Ahora, arrastrada por su hermana Anna, se siente satisfecha de que se conozca su sacrificio, el de ambas. “Estoy contenta”, dice Mariya. Y añade que ”es un problema alrededor del mundo. Arabia no es el único país que conculca la libertad de las mujeres”.
Anna apostilla de forma inmediata y sonriente que “todo el mundo tiene derecho a sentirse libre y a nosotras nos lo han prohibido, no sólo como jugadoras de élite, sino como mujeres”. Y explica que “lo incorrecto, en este caso, es que dejen organizar un campeonato mundial en sitios como éste, en países donde no se respetan los derechos humanos”.
Por ahora, a ninguna le interesa pasar a la arena política para defender los derechos de las mujeres, pero son conscientes de que pueden y debe liderar este proyecto a nivel mundial. “No es una situación política”, explica Anna, “principalmente soy una jugadora de ajedrez, pero no voy a abandonar esta lucha y no descarto en el futuro luchar por los derechos de la mujer a nivel político”.
La ajedrecista añade, mientras asiente su hermana Mariya, que, “sin embargo, para mí también es importante este caso de forma personal y me siento satisfecha de su impacto mediático, de que haya sido conocido mundialmente”. Para Anna, “esta experiencia me hará sentirme orgullosa en el futuro y ayudará a que no se vuelvan a producir estas condiciones indignas para las mujeres. Espero que haga pensar a los organizadores antes de imponer estas situaciones”.
Ambas siguen ahora su carrera deportiva sin mirar atrás. “Es triste perder un título mundial, pero no nos arrepentimos, fue nuestra mejor decisión. Es peor perder la dignidad”, asienten con una sonrisa las hermanas Muzychuk.