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los vecinos de la localidad se han lanzado en turba sobre los reyes y carlos mazón

El estallido de indignación de Paiporta salpica de barro a las autoridades

3/11/2024 - 

VALÈNCIA (EFE/Paula Boira Nacher y Carlos Rosique). Los reyes, Pedro Sánchez y Carlos Mazón han llegado a la arteria principal de Paiporta sobre las 13.00 horas de este domingo. Al menos lo han intentado, porque poco antes de pisar la calle Mestre Palau los vecinos de la localidad se han lanzado en turba sobre ellos, tirándoles barro al grito de “asesinos”.

Los escoltas han actuado rápidamente creando un cordón de seguridad en torno a los visitantes reales, que han tratado de protegerse del lodo y los objetos que les lanzaban abriendo paraguas sobre sus cabezas y replegándose ante un ambiente fuertemente marcado por la tensión y la rabia.

Sin embargo, el barro ha acabado manchando la cara del rey Felipe VI y una pala ha ido dirigida a la espalda del presidente del Gobierno, que rápidamente ha sido evacuado por el protocolo de seguridad. Además, uno de los escoltas de los reyes ha acabado con una brecha en la cabeza.

La reina Leticia, unos pasos más atrás, se secaba lágrimas mientras algunas mujeres le aseguraban que esto “no es por usted”.

“Tres días para que llegue el ejército, no tenemos ropa, no tenemos comida, no tenemos nada”, han esgrimido dos mujeres a la reina, a quien han asegurado que “nos están mintiendo”, a lo que ella, visiblemente superada por la situación, les ha confesado que “tenéis razón”.

El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, aguardaba tras el monarca con perfil bajo y cara seria, escuchando los cánticos que le pedían su dimisión.

“Traed una pala”, “que se manchen”, gritaba la torva de personas que trataban de zafarse constantemente del cordón de seguridad para llegar lo más cerca posible.

En menos de dos minutos los vecinos han acorralado a la comitiva formando un círculo a su alrededor y cada vez que el rey trataba de seguir caminando hacia delante, muchos trataban de cortar el paso con palas en la mano.

“¡Han muerto niños, no es como la pandemia que eran ancianos, niños!”, lloraba ante EFE un hombre. “Ahora ellos volverán a su casa a darse una ducha caliente y dormir en su cama”, se quejaba otro.

Ante el ambiente cada vez más hostil han hecho su aparición cuatro agentes de la policía montada, que han despertado el nerviosismo de los presentes debido a la actitud revoltosa de los caballos.

Tras casi media hora, la comitiva ha decidido replegarse y encaminarse hacia los vehículos que aguardaban unos metros atrás. Mazón se ha introducido dentro de uno de los coches y la reina ha hecho lo propio en otro vehículo.

El rey ha llegado a sentarse en la parte de atrás del suyo, pero a los pocos segundos ha cambiado de opinión y ha indicado que quería acercarse a hablar con vecinos.

Entre gritos de “borbón, defiende a tu nación”, Felipe VI se ha encaminado rodeado por un equipo de escoltas, guardias civiles y policías que sumaba alrededor de medio centenar de efectivos y señalaba a la persona con la que quería hablar -aquellos que lloraban desconsoladamente pero también los que le insultaban con saña- y su jefe de seguridad los hacía pasar dentro del cordón para que se desahogaran.

“¿Por qué no han venido antes?”, lloraba una mujer cogiéndole la mano. “¡Desplegad al ejército!”, le exigía un joven que segundos antes había estado acusando al monarca de tener las manos “manchadas de sangre”.


Para la mayoría, la comitiva real ha venido solamente a “hacerse la foto”, mientras a ellos los tienen “abandonados”, según ha asegurado un anciano a EFE.

Felipe VI ha escuchado pacientemente al menos a una decena de vecinos, a los que repetía fórmulas como “lo entiendo” o “hacemos todo lo que podemos hacer”. “¿Y Sánchez dónde está? El rey está dando la cara”, ha preguntado uno de los presentes a los periodistas.

La mayoría de los que han hablado con don Felipe han salido del cordón de seguridad llorando, mientras parte de los allí presentes les criticaban por escuchar al monarca: “¡no os creáis nada, os está utilizando!”, gritaban.

Tras sus audiencias improvisadas, Felipe VI se ha encaminado hacia su coche, donde, antes de entrar, ha juntado sus manos en señal de perdón a un pueblo que este domingo ha escenificado la indignación que siente hacia unas autoridades que, para ellos, llevan casi una semana ausentes.

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