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el muro / OPINIÓN

...Estos lodos

Sólo nos faltaba el follón del IVAM o la anulación del concurso del Palau de la Música. Era de esperar. El disfraz de los concursos de méritos y la supuesta transparencia tenía que saltar

7/06/2020 - 

Nunca he creído en los concursos públicos para acceder a un cargo de gestión. Si fuera en el sector privado tendría más confianza. Los concursos públicos son un enjuague, para entendernos. Siempre se invita al ganador y a la segunda opción que se guarda en la recámara por si algo falla en el camino. Qué casualidad. Los concursos esos con los que a estos neo progres se les llenan el espíritu de pureza, transparencia y buenas prácticas sólo esconden o disimulan el derecho a un nombramiento de confianza, que es lo más normal. Pero si se  esconden tras un concurso siempre se le puede echar la culpa a otro, esto es, al tribunal que le designó o usurpó la confianza. Y de paso alardear de limpieza.

Soy más partidario de los proyectos y programas y las auditorias de confianza interna y estrictos controles de seguimiento y cumplimiento. Y si no vean cómo está el patio en torno a dos de esos concursos que nuestra administración, tanto con el PP como con el Botànic, montaron. A mí me preocupan las instituciones Es lo que queda o se desprestigia.

Ahora quieren sacar de nuevo el de la dirección del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Este texto no es una defensa de José Miguel G.Cortés, aunque haya hecho un buen trabajo de transición en el organismo; ni de Vicent Ros en el Palau de la Música, a quien le tengo simpatía y un tribunal ha tumbado su designación ya que otro candidato al puesto -Josep Ruvira, de amplia experiencia en la gestión musical- recurrió el concurso de su nombramiento y ha ganado el caso porque no se valoró su trayectoria profesional como tocaba.

Este artículo es una crítica que muestra que las cosas no han cambiado y la gestión de Compromís en el área de Cultura naufraga y no es tan transparente como han querido hacer creer. Sólo hay que ver cómo ha sido el reparto de cargos durante los últimos años de gobierno para entender que todos están o estarán más pronto que tarde en manos “amigas”, aunque muchos/as no den la talla como bien han demostrado. Aquí aún manda el poder político. Lo de menos es la profesionalidad o el rigor si no hay carné.

Es como la supuesta adjudicación de libros o la ejecución de proyectos menores que permite la Administración. Es una tómbola trucada. Con lo fácil que es elegir o designar a alguien de confianza que luego pase un examen personal y todo resuelto, si su currículum le avala para el puesto. Desde que tuvieron que colocar como Secretaria Autonómica de Cultura a una ex alcaldesa -Raquel Tamarit-que se quedó sin alcaldía en el último minuto y viene de otro ramo, pero no quedaba nada de lo suyo, todo se ha ido complicando todavía un poco más. Así tiene al gremio. En armas. No todo consiste en la buena voluntad. 

Marzá puede dar para Educación, aunque bien vigilado, pero la otra rama de su consellería va dando tumbos, como sucede en otras instituciones municipales o provinciales del mismo ramo dirigidas por cargos del mismo partido. Todo es un mar de dudas, cierres y agonía temporal. Más de lo mismo con una pérdida de confianza que sólo abre brechas y provoca distanciamiento. De momento el consejo asesor del IVAM ha dimitido en bloque, que ya es.

También cuesta entender ciertas justificaciones. Las instituciones culturales han de ser o deberían de ser independientes de la política, eso sí, sometidas al control estricto de consejos rectores o fundaciones en la que la presencia civil y experta sea al menos igual que la política, cuestión que por aquí no sucede ya que la balanza siempre se decanta por el control político, algo que limita la libertad de cátedra. No hemos aprendido la lección.

No sé qué necesidad había ahora de montar un nuevo follón en torno al IVAM salvo la colocación de alguien próximo por mucho comité de sabios que lo designe cuando tantos años habíamos perdido y las aguas parecían bajar ahora tranquilas. Si no se quiere a Cortés se le dice y ya está. Pero querer  quitárselo de encima con patrañas -a él o a otro/a- no parece lo más justo y menos lo más serio. Como probablemente tenga Ros suerte en el futuro y continúe en el cargo ya que no creo que a estas alturas, y como está el patio del Palau de la Música que va a estar cerrado toda una legislatura, tenga nadie ganas de acceder a su puesto y lidiar con su concejala responsable.

Así que. poco podemos ya esperar de esta legislatura que ha suspendido por segunda vez en su parcela cultural. Más aún con esto del virus que se va a llevar por delante todo lo que pueda y las conclusiones no dejen de ser ocurrencias o reparto de caramelos, el denominado café para todos. Los “concursos” han traído lo esperado. Como dice el refrán: de aquellos, polvos, estos lodos. 

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