En concreto, con datos de julio, los ciudadanos siguen esperando que la inflación se situará dentro de un año en el 2,8%, en línea con la lectura desde mayo, mientras que las expectativas a tres años vista ha repuntado una décima respecto del mes anterior, hasta el 2,4%.
De su lado, la tasa mediana de inflación percibida durante los doce meses anteriores se redujo sustancialmente en julio, bajando hasta el 4,1% desde el 4,5% de junio y muy lejos del 4,9% correspondiente a la encuesta de mayo.
De este modo, las expectativas de inflación a uno y tres años continuaron por debajo de la tasa de inflación pasada percibida, mientras que la incertidumbre sobre las expectativas de inflación durante los próximos 12 meses se mantiene a su nivel más bajo desde febrero de 2022, cuando Rusia invadió Ucrania.
Por otro lado, las expectativas de los consumidores acerca del crecimiento de sus ingresos nominales se debilitaron al 1,1%, desde el 1,4% en junio. Este descenso de las expectativas de ingresos fue generalizado en todos los grupos de edad e ingresos, pero más pronunciado entre aquellos con menores ingresos, según el BCE.
De su lado, las expectativas de crecimiento del gasto nominal durante los próximos 12 meses también disminuyeron, hasta el 3,2% desde el 3,3% en junio. Las expectativas de gasto nominal están ahora en su nivel más bajo desde febrero de 2022, cuando Rusia invadió Ucrania.
En cuanto a la coyuntura económica, las expectativas de los consumidores sobre el crecimiento económico para los próximos 12 meses se volvieron más negativas, situándose en el -1%, en comparación con el -0,9% de junio y el -0,8% en mayo.
Mientras tanto, las expectativas para la tasa de desempleo a 12 meses se mantuvieron estables en el 10,6%, el nivel más bajo desde el inicio de la serie histórica.
No obstante, los consumidores siguieron esperando que la tasa de desempleo futura fuera apenas superior a la tasa de desempleo actual percibida (10,1%), lo que implica un mercado laboral en general estable.