VALÈNCIA (EP). Expertos señalan que la depresión de invierno, un fenómeno reconocido dentro de los trastornos afectivos estacionales (TAE), se acentúa en especialmente en enero por la 'resaca' emocional de los períodos festivos, al haber menos horas de luz y peor tiempo.
El 13 de enero se celebra el Día Mundial de la Depresión, una fecha para poner en valor una patología de la salud mental con una altísima prevalencia ya que, según datos de la OMS, alrededor del 3,8% de la población mundial sufre depresión.
Al respecto, el doctor Victor Navalón, psiquiatra del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, señala que "igual que es importante cuidar nuestro cuerpo, también es esencial cuidar nuestra salud cerebral para conseguir vivir con calidad, energía y alegría".
En ese sentido, indica que la vuelta a la rutina tras Navidad puede ser "difícil" de afrontar ya que estas fiestas es "un período especialmente excitante de celebraciones y reuniones con amigos y familiares y ese vacío se palpa en enero".
Por ello, apunta que "es clave ponerse en manos de un profesional y buscar un diagnóstico clínico para saber el origen de la depresión" porque "no será lo mismo un trastorno afectivo estacional, más o menos paulatino, que hablar de una depresión mantenida en el tiempo". "La consecuencia de estos cambios, en según qué circunstancias, puede ser un detonante al que conviene prestar atención", ha señalado.
Así, recomienda disfrutar de zonas verdes para fomentar la oxigenación del cerebro y huir del ambiente contaminado ya que Concretamente, el cerebro consume un 20 por ciento del oxígeno del cuerpo y, gracias a ello, nos brinda energía y habilidades cognitivas.
Del mismo modo, aconseja realizar ejercicio, especialmente aeróbico para ayudar a la generación de neuronas y ejercicio cardiovascular para hacer que el corazón lata más rápidamente, lo que proporcionará un mayor beneficio cerebral.
Además, señala que hay que hidratarse correctamente --un litro por cada 35 kilos-- porque la deshidratación es uno de los factores que afecta directamente a la salud cerebral ya que la falta de agua interrumpe procesos esenciales de óptimo funcionamiento del cerebro; degustar la conocida dieta mediterránea; leer, porque la lectura estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones y es un elemento clave para aumentar la reserva cognitiva.
Por último, apunta que hay que quedar con amigos, ya que modifica el funcionamiento del cerebro al activar un mayor número de neuronas y con más intensidad si estamos bien acompañados; salir de casa y mantenerse activo socialmente y tener un estilo de vida que huya del sedentarismo, fomentar las actividades que requieran un entrenamiento mental y buscar cosas nuevas que impliquen una novedad y desafío intelectual.
Aunque es una intervención poco invasiva, requiere la experiencia de un médico especializado para evitar complicaciones