CONVIENE SABER / OPINIÓN

De una familia honrada

20/02/2024 - 

Esta es una semana triste. Ayer despedíamos al escritor y periodista Fernando Delgado. Una persona muy querida y reconocida en la Comunitat Valenciana y en toda España.

Fernando era de esas personas a las que no te cansabas de escuchar.

Firme defensor de la alegría y de la esperanza, sostenía la necesidad de acercarse a la verdad de forma honesta. “No creo en la objetividad, pero sí en la honestidad con la que un periodista debe tratar de alcanzarla”, dijo en una ocasión.

Por eso, en días de ausencia de muchos de los valores que Fernando defendía, es más necesario que nunca luchar por esa honestidad y saber apartar la broza para quedarse con el fondo de los asuntos. Es absolutamente compatible defender los intereses valencianos y ejercer el autogobierno con ser capaz de reconocer cómo la política nacional ha dado un giro en el tratamiento de la Comunitat. Y porque los datos muestran el firme compromiso, sin precedentes, del Gobierno de Pedro Sánchez con la Comunitat Valenciana.

Nunca se había invertido tanto en nuestra tierra. Hemos recibido más de 9.000 millones en inversiones. Una inversión destinada a proyectos e infraestructuras que impulsan nuestro crecimiento económico sostenible y la modernización de nuestro tejido empresarial e industrial.

Nunca antes en la historia de la Comunitat Valenciana las empresas valencianas habían tenido la cobertura y la atención de estos últimos años, por parte de las administraciones públicas. Una inyección económica que ha ido acompañada de sólidas políticas sociales que han fortalecido el estado del bienestar y garantizado el progreso y la igualdad. Había que salir de las sucesivas crisis que nos han azotado modernizando nuestro tejido productivo y sin que nadie se quedara en la cuneta.

La semana pasada acompañamos al tejido empresarial valenciano en un encuentro en la capital del Reino de España. Como siempre, reconocimos las legítimas reivindicaciones para continuar avanzando y aplaudimos la intención de la representación de las empresas, en el marco del diálogo social, de ser fieles a las instituciones. A todas las instituciones.

Reconocimos también que la sociedad valenciana tiene abiertos aún grandes retos en su relación con el resto de España. Entre ellos, el gran reto colectivo de un sistema de financiación justo que atienda a los principios de igualdad entre personas, y que no será posible sin la voluntad de todo el arco parlamentario.

Ahora bien, si queremos acercarnos a la verdad con honestidad es justo también reconocer, que nunca antes la Comunitat Valenciana había recibido tantos ingresos del Gobierno de España como sucede desde 2018, tal como reivindicaba la nueva secretaria general del PSPV-PSOE, Diana Morant, en este mismo encuentro empresarial.

Y, siguiendo esa alineación con la honestidad, es necesario por todos los agentes reclamar que el actual Gobierno valenciano no sea una mera sucursal política, sino que le es exigible un esfuerzo mayor para construir su estrategia política en la Comunitat Valenciana y no apostar exclusivamente por la confrontación con el Gobierno, en el papel de un victimismo tan ventajista como estéril en las soluciones.

Perderemos toda credibilidad en la reivindicación de nuestras posiciones si, cuando le pedimos más esfuerzo al Gobierno de España con la Comunitat Valenciana, bajamos los impuestos a las rentas y patrimonios más elevados, desequilibrando así un sistema fiscal justo que desembocará en la coartada para futuros recortes.

No es compatible ni creíble defender los intereses valencianos cuando se presenta un presupuesto irresponsable saltándose las reglas presupuestarias y, como colofón, se vota en contra de los objetivos de déficit que supondrán un recorte en el Presupuesto de la Generalidad de más de 400 millones de euros.

No es creíble, y no es honesto.

Y es de justicia no olvidar que quienes ahora dirigen el Gobierno valenciano son los mismos que saquearon las arcas de la Generalitat, haciendo negocio con la necesidad de los más débiles y empobreciendo a los valencianos, no solo en lo económico, sino en lo reputacional.

Es absolutamente compatible defender los intereses de la Comunitat Valenciana con reconocer la labor de un Gobierno valenciano que llegó en 2015 y sacó en 8 años a la Comunitat Valenciana de “la Cueva de Alí Babá” (el fiscal dixit), de la corrupción, los recortes y los impagos en los que la sumieron los gobiernos del Partido Popular durante 20 años. Porque no olvidamos que son los mismos. Que esa era la Comunitat Valenciana del Partido Popular.

Y es compatible esa defensa actual con reconocer que las empresas valencianas y los trabajadores nunca antes habían estado tan apoyados, en un contexto de paz social que hacía tiempo no conocíamos.

Y es legítimo irritarnos porque el sistema de financiación es injusto, pero, al mismo tiempo, es honesto recordar que el pecado original de los modelos de financiación viene de 2002, con aquel llamado “modelo Zaplana”. No contentos con discriminarnos, lo pasearon como un triunfo ‘valenciano’. Y que cuando el modelo reformado en 2009 caducó en 2014 era el PP quien gobernaba en España y en la C. Valenciana con mayorías absolutísimas.

Señor Mazón, coherencia y memoria.

Memoria, porque las cenizas de la corrupción en su partido siguen vivas. La vergüenza que sentíamos los valencianos por su pésima gestión y los casos de corrupción del PP no se nos han olvidado, siguen siendo titulares hoy, porque siguen sus causas judiciales.

Coherencia, porque nadie entiende que reclame más financiación mientras le hace un roto a los ingresos de la Generalitat con un regalo fiscal de 300 millones de euros a los mayores patrimonios, a los que tienen las rentas más altas, mientras que la mayoría de la sociedad, la clase trabajadora, deberá apretarse el cinturón: se acabaron las ayudas a los escolares, los programas de empleo para nuestros parados de larga duración o nuestros jóvenes.

Y habrá matices, nos decía Fernando, pero ignorar a los más desfavorecidos, olvidar la lucha por el empleo, la educación o la igualdad, nos arrastraría a un espacio tan inútil como deplorable.

Y así, valiéndose de toda su sabiduría en el oficio de contar, sin necesidad de malabarismos, ni trucos ni magia, nos mostró una Comunitat Valenciana abierta en la que cabemos todos los que queramos ser miembros de una familia honrada. Y así trabajar, con decencia frente a la indecencia, con la justicia como bandera y con la igualdad como objetivo.

Cuánto que agradecerte, Fernando.

Hasta siempre.

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