VALÈNCIA. Pocas compañías tecnológicas pueden decir que han conseguido llegar a los 70 años de vida manteniendo la esencia de su primer producto. Sí es el caso de Fermax, la multinacional valenciana que ha llenado medio mundo de telefonillos y videoporteros y, a pesar del paso de los años y la evolución de sus productos, no ha perdido la esencia inicial: unir el exterior con los hogares.
La compañía nació en 1949 y, a día de hoy, lidera el mercado nacional y ha instalado millones de videoporteros por los cinco continentes. Aunque fabrican a caballo entre sus instalaciones de València y Alacuás, más de un 60% de la producción sale fuera de nuestra fronteras. Tienen filiales en Inglaterra, Francia, Polonia, Singapur, China y Bélgica y en 2018 facturaron cerca de 63 millones de euros.
Fundada por Fernando Maestre a los 17 años, empezó con un taller de reparación de radios donde su interés por el mundo de la comunicación derivó en el primer hito de la compañía, un intercomunicador para hospitales. Era el año 1963 y había desarrollado el 'fonoporta', un interfono que permitía comunicarse con las habitaciones apretando a cada número pero con una innovación. "Cuando estaba en reposo tenía hilo musical", explica Jeremy Palacio, actual director general de Fermax. Un producto que se convirtió en el primer portero electrónico diseñado en España y durante años, el único.
Pero, ¿de dónde nació la idea? "España, Portugal, Grecia o Italia son países que, por el clima y nuestro carácter, nos pasamos mucho tiempo fuera de casa. Existían porteros físicos en las comunidades que ponían en contacto a las personas que llegaban con los vecinos. Por este motivo se les ocurrió un portero automático que podía abrir la puerta", recuerda Palacio.
Fue a principios de los 70 cuando pasó a especializarse en lo que hace hoy, porteros electrónicos y videoporteros. Desde entonces, Fermax ha seguido muy centrada en el sector pero adaptándose a los tiempos actuales. "Hemos sido fieles al core business de porteros y videoporteros, que han evolucionado muchísimo junto a la cultura de las personas", reconoce.
Durante toda su historia, son grandes hitos tecnológicos los que ha ido encumbrando a la compañía valenciana. Después del 'fonoporta' llegó el primer kit, una caja donde empezaron a vender todos los elementos necesarios para que los instaladores pudieran montar el sistema en un unifamiliar. "Eso fue una innovación de mercado en la historia de Fermax que nos permitió llegar a la distribución", señala.
En 1980 llegó el videoportero en blanco y negro. "La primera vez que se incorporó una cámara en la calle fue revolucionario en la época", explica. En 1991 Fermax lanzó la placa Cityline, la más vendida del mundo en el sector del videoportero. "Que una empresa valenciana tenga instalada la placa más exitosa del planeta es para estar orgullosos. Habremos vendido entre 2 y tres millones de unidades, que eso significa que hemos equipado 3 millones de edificios, desde el Líbano a Perú, Shangai o Argelia", recalca. Entre las innovaciones de esta placa, el pulsador con forma dedo -en la época eran todos circulares-, y la robustez, que garantiza su duración más de una veintena de años.
"A partir de ahí los ciclos de producto se han acortado", reconoce. Fue en 2007, con la llegada del iPhone, lo que produjo la miniaturización de los componentes y permitió confeccionar terminales muchos más finos para el hogar, prácticamente una tablet en la pared. "La industria del teléfono móvil ha tenido un impacto muy importante en el sector", reconoce.
Ahora, su misión es hacer un elemento que sea el corazón de la vivienda. "En la obra nueva empiezan a aparecen muchas pantallas. Una para el aire acondicionado, otra para la alarma, otra para la domótica si tienes, para encender luces, para abrir las persianas. Nosotros estamos llevándonos esas pantallas a una sola, que es el videoportero, que además de abrir la puerta y hablar a través de él integra el resto de cuestiones", explica el director general de Fermax.
Un videoportero que también han integrado con los asistentes de voz como Alexa o Google Home para que sea posible conseguir abrir la puerta solo con una orden verbal. "Se trata de hacerle la vida más fácil al instalador con menos pantallas y una experiencia de uso más atractiva para el cliente final". Además, da la posibilidad de tener una réplica del terminal en el móvil con su aplicación Blue y gestionar todos estos elementos desde la distancia, desde la temperatura del aire a encender una cámara y ver qué ocurre al otro lado.
"Nuestro producto tiene una evolución natural muy similar a la del móvil. El móvil está para hablar y tienes que poder hablar. En términos medios, la persona sigue utilizando las llamadas entre 30 y 35 minutos al día, lo mismo que en el año 2008. Sin embargo, usamos el móvil unas 2 horas y medio más en otras cuestiones como las redes sociales o Whatsapp", recuerda.
"El videoportero sigue esa evolución, pero en vez de incorporar elementos de ocio incluye seguridad o conectividad, que me permite llamar al ascensor directamente y cuando salga no esperar, reservar las pistas de pádel o comunicarme con el administrador de fincas. Crece en funciones relacionadas con la vida de los residentes", compara.
Es evidente que la innovación juega un papel fundamental en la compañía y de ahí que gran parte de la plantilla, que asciende a más de 470 personas, sean ingenieros. Una innovación que ejecutan a través de diferentes líneas, desde la vigilancia de mercado gracias a proveedores punteros que suministran a Apple o a Tom Tom, a su departamento de I+D o a la inversión en startups.
Una estrategia para formar parte de la 'smart city'
Preguntado por la estrategia de futuro, Palacio tiene claro que el camino es conectar su sistema con los hogares. "Hasta ahora han sido independientes. Una vez realizabas la instalación hasta que no se rompiera algo o alguien se quejara no había interacción. Ahora vamos hacia conectar la placa de la calle a nuestra nube para tener instalaciones geolocalizadas, con información y que nos permitan interactuar con el usuario final o poder ofrecer servicios a terceros", explica.
Como ejemplo, aborda la posibilidad de abrir la puerta remotamente durante una franja horaria sin tener que llamar al timbre, un servicio muy útil para el ecommerce. "La última milla supone un coste altísimo. El tráfico, la contaminación, las mega urbes, con este tipo de soluciones se podría entregar por la noche gracias a una llave virtual", señala.
"Nosotros somos el elemento que permite pasar de la calle al zaguán. Por mucho que Amazon optimice la última milla con drones al final se queda delante de la puerta, hay que abrir", asevera. Siendo conscientes de que son la llave de paso para entrar al edificio, su plan estratégico lo están orientando a dar respuesta a toda la smart city. "Queremos aportar nuestro pequeño grano de arena al concepto de ciudad más moderna y menos contaminante", asiente.