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Chucho regresa doce años después con un disco nuevo y conciertos como el del Valencia Beach Festival, el 25 de junio
VALENCIA. ¿Puede acaso la serpiente abstenerse de picar? Esto mismo lo preguntaba Fernando Alfaro en Los Diarios de Petróleo, aquel disco de Chucho desde el que ya han pasado 15 años. Hoy, en 2016, y tras 12 años de silencio discográfico, Alfaro y compañía regresan con la respuesta, la que él mismo canta en ‘Cosas Hermosas’: “no puede abstenerse la serpiente, no puede dejar de morder”. Hablar con Fernando Alfaro es aceptar que hay que hacerlo con la misma honestidad que él le imprime a sus canciones. “Lo digo con respeto, pero intento ser sincero”, explica justo antes de revelar su opinión sobre el estado del indie en España. Igual que lo hace cuando se trata de él mismo: “siempre ha existido ese debate alrededor de que podía llegar a más público quizá, pero que siempre en las letras acababa haciendo algo retorcido”. La serpiente no puede dejar de morder, por fortuna.
Después de tanto tiempo sin publicar con Chucho, imagino que es muy importante sentiros satisfechos con el disco. ¿Lo estáis?
Sí, sí. Precisamente buscábamos desaparecer y aparecer en otro sitio, algo así; no somos de mirar atrás, y no parecía tener ningún sentido, no ya porque hayan pasado 12 años, volver a repetir esquemas, sonidos… Nos apetecía un salto a otra cosa y encontrar un sonido que estuviera más descontextualizado, moderno y antiguo a la vez. Yo nunca había trabajado con Paco Loco y creo que le dio la dirección idónea, y hemos acertado.
Es extraño que Fernando Alfaro y Paco Loco no hayan coincidido nunca.
Ya… Además somos de la misma edad, curiosamente. Y compartimos muchas cosas musical y biográficamente. Una vez coincidimos en un concierto en una especie de festival en el que contrataron a Australian Blonde y a mí en la desaparecida Camelot, hace 4 o 5 años, y no nos conocíamos, pero la gente pensaba que nos conocíamos a saco, de amigos de toda la vida. Desde entonces tampoco nos habíamos visto, pero yo creo que esta vez era la situación idónea. Había trabajado mucho con Mercromina y con Joaquín Pascual, que son muy amigos, y él fue uno de los que me lo recomendó cuando le comenté qué onda quería para el disco nuevo. De la gente que trabaja en España es de los que más exprimen el sonido de un grupo: hay que llegar al final siempre.
Entonces, ¿ves este disco de Chucho como una continuación desde donde lo dejasteis?
Es continuación porque es el paso lógico siguiente, pero sin más. Aunque son situaciones distintas y diferentes personas, a efectos de evolución musical, el paso siguiente al último de Chucho era el de los Alienistas -que fue una especie de vuelta a los parámetros del trabajo con Kaki Arkarazo-. Normalmente los discos los artículo como bloque principal con las últimas canciones que he hecho, porque es lo que más me apetece; pero normalmente me gusta recurrir a canciones que yo tengo en la butxaca. Curiosamente ni siquiera las tengo grabadas: tengo una especie de memoria extraña por pura dejadez tiendo a recordar las canciones. En este disco hay canciones antiguas, pero también muy recientes. Así que sí, es el paso lógico para mí, para que este disco sea lo que es y me apetecía hacerlo con Javi y con Carlos.
¿Cómo sabes qué canciones son para Chucho, para Fernando Alfaro en solitario, con los Alienistas…?
Bueno, es que no es así. De hecho, es buena pregunta (risas). Intenté que fuera así. En este momento mi intención es que coexista mi carrera en solitario con Chucho. Así que tenía sentido pensar que las canciones más punk-rock, más con banda, para Chucho; y las canciones más intimistas, para el solitario. Me paso por la cabeza, pero no me gusta cómo quedaba eso. Creo que un disco tiene que ser lo mejor que tienes en ese momento; el mejor disco que tienes, con más sentido, por eso recupero canciones de otras épocas, que es cuando me cuadran. Tú pon un meteorito y se acaba el planeta, y tú te has dejado canciones para otro disco (risas). Esto estaba hablado, y teníamos muchas demos y canciones que no habíamos grabado, pero me apetecía hacer el disco nuevo completándolo con alguna otra antigua.
En este hacer el mejor disco que podáis y que refleje el momento, ¿estáis de acuerdo en que habéis hecho un disco como Chucho que en realidad no suena del todo a Chucho?
Yo estoy encantado con eso, porque muchas veces ese miedo a perder tu sonido te convierte en conservador. Creo que tienes que tener suficiente carácter y personalidad para que no necesites repetir o envolverte en tu sonido típico. Otra cosa es que a ti te apetezca hacer eso, no estoy censurando esa actitud; puede ocurrirme a mí. Hay momentos puntuales en los que quiero arropar algo con un sonido determinado, pero con un objetivo concreto. En general, creo que es mejor liberarte lo más posible. Siempre acaba pasando al final porque son tus canciones y acaba sonando a ti.
Hay una canción en el disco, que es ‘Cosas Hermosas’, en la que dices eso de que “yo también puedo hacer cosas hermosas”, que me recuerda bastante a todo eso que comentas. Y además está justo después de una especie de psychoblues oscuro…
Sí, es premeditado. También dice la canción “no puede abstenerse la serpiente, no puede dejar de morder” y esto es una frase de otra canción antigua de Chucho; es un pequeño hobby mío de incluir frases y referencias de unas canciones a otras para abrir pasadizos y ampliar significados. Sí, en esta canción se cuenta un poco esto. Abro la canción en un sentido personal, digamos -no voy a decir que sea yo- con un carácter que no puede obviar, y también es extrapolable. Siempre ha existido ese debate alrededor de que podía llegar a más público quizá, pero que siempre en las letras acababa haciendo algo retorcido que al final la gente se asustaba o se descolocaba. Y es un poco eso, bastante autoreferencial y autoexplicativa.
Has tocado el tema de los personajes. ¿’Oso Bipolar’, por ejemplo, eres tú?
No. Esa justo no. He tenido etapas en mi vida en las que sí que me he podido identificar con eso, pero en este caso es una persona creada a partir de varias personas reales, una persona rota que sale después de muchos años de una institución mental o penitenciaria. Sí que me veo reflejado, por empatía, pero de otra forma.
A día de hoy, a la hora de componer, ¿te sientes más cómodo retirando el foco o poniéndote en el centro?
(pausa) Sé por dónde vas. Es cierto que no puedes obviar que tienes la edad que tienes, que vas cumpliendo años. Yo siempre he hablado mucho en tercera persona en mis canciones, siempre he hablado de personajes, y sigo haciéndolo. En ciertas épocas me he colocado más en el centro de la diana, pero bueno… Creo que sigo haciéndolo, de todas formas. Estoy pensando mientras hablo. Tengo cierto pudor a eso, a seguir pretendiendo que tengo 20 años porque no es así; por ejemplo, en ‘Un Inmenso Placer’ hablo en tercera persona de los chicos que van a la discoteca, pero luego si lo pienso bien sí que es verdad que estoy en el mismo centro del huracán otra vez. Intento mantenerme consciente de quién soy y el momento que atravieso. Es curioso, porque hay muy pocos meses de diferencia entre el disco anterior y este, menos de un año, y hay un carácter muy distinto.
‘Banderas Negras’ es una de esas canciones nuevas, ¿no?
Sí, claro. Se habla de Rato.
En esa canción se mezcla mucho la derrota y la victoria en el mismo plano social. ¿En cuál estás tú, en el del escepticismo o en el de la fe?
Yo soy muy escéptico, y a la vez optimista, aunque resulte paradójico. Soy escéptico en el sentido de que no soy un alma cándida pensando que todo se va a arreglar juntos de la mano. El mundo es muy complicado, las relaciones de poder son las que son; no digo con eso que no haya que actuar, todo lo contrario, lo que hay que ser es inteligente a la hora de actuar.
No hace demasiado salisteis del Tomavistas con muy buenas críticas. ¿Cómo os encontrasteis?
Chucho es un grupo perfecto para festivales porque tenemos un repertorio que cuesta muchísimo hacer porque tienes que dejarte muchas canciones fuera. Si bien no tuvimos un éxito masivo, es evidente, por lo menos está en la memoria colectiva de un número muy apreciable de gente y, aparte, tiene potencial de serlo más. No creo necesariamente que los grupos de festivales tengan que ser necesariamente muy consagrados y que hayan vendido mucho en el indie, sino también los grupos que tengan potencial para hacerlo. Rompo una lanza a favor de gente que llevamos más trayectoria, cada uno tiene sus valores.
Has mencionado una palabra fetiche. ¿Crees que el concepto del indie de los 90 que tú viviste en primerísimo plano se ha terminado por pervertir en favor de la industria?
Sí. Está clarísimo. Con el punk también pasa lo mismo. Además, con características propias. El indie empezó siendo la absoluta libertad, y ha terminado degenerando en lo que yo diría que hoy se llaman grupos indies y que son grupos con un ritmillo a lo pseudofunk, vía Franz Ferdinand, con ritmos resultones y letras asumibles, para ser benévolos. Para mí el indie es lo contrario. En un primer momento, indie no era un estilo musical; hoy sí. Esto tampoco es malo en sí. Manejando referencias en discos que he grabado en los últimos 15 años he hablado del india-rock, igual que en su día hablábamos del shoegaze, como un estilo más. Eso al principio no era así. Luego se convirtió en un estilo musical y, hoy día, que la música es mucho más nichos que antes -propiciado también porque los festivales son muy especialistas, tienen poca amplitud de miras normalmente-, al final ha degenerado en esto. Lo digo con todo respeto, pero intento ser sincero: son grupos hechos para festivales. Igual que antes había grupos hechos para sonar en Los 40 Principales, hoy los hay que nacen orientados a festival, con unas características muy particulares. Eso es la absoluta degeneración del indie como término, pero bueno… A mí me siguen llamando indie y a mí, con 52 años, me resulta como si…
Claro, Chucho y Love of Lesbian son indies.
¡O Izal!
Es raro.
Sí. Es una especie de jugarreta del destino (risas).
Es como si hubieran cogido el indie y se hubieran dedicado a vaciarlo de contenido para dejarlo en una etiqueta que poder vender más fácil.
Sí, porque además ni siquiera es indie en el término de música hecha en un sello independiente. Ni de coña. Bueno, son pseudoindependientes, siendo benévolos. Sí, es como el cascarón, pero vamos, no tendría grandes problemas si no me estuvieran llamando así también todo el rato (risas). A Javi y a Juan Carlos sí que les repatea, desde mediados de los 90, además. Ellos venían de otro mundo, y les parecía reduccionista, como mínimo.
Bueno, eso me lo comentaba Gordon Gano, de Violent Femmes, que además añadía el componente geográfico: lo que en Estados Unidos es punk, igual aquí es india-rock.
Sí, sí. Totalmente. De hecho, Violent Femmes empezaron prácticamente antes de que nadie utilizara el término indie. Son preindie, pero eso es una tontería (risas). Violent Femmes es una referencia mía desde siempre; cuando en los 80 estaba todo el mundo flipado con Cocteau Twins, Bauhaus, Suicide… de repente, oí el punk hecho con acústica. Me marcó mucho. A mí, cuando me preguntan si me siento cercano a esa etiqueta, siempre digo que me siento más cercano al indie americano que al británico. En el sentido de que el americano está medio mediatizado, es como más canónico. Allí todo funciona de otra forma y para mí tiene un punto más loco y más libre.
Aprovechando esto de Violent Femmes. Ellos no se llevan demasiado bien, y han tardado tanto en volver a grabar un disco porque uno de ellos no quería grabar con el otro. No es el caso de Chucho, imagino… ¿Qué circunstancias se han dado para que haya nuevo disco?
(risas) Parecido… Bueno, no es que no quisiéramos, es que habíamos perdido un poco el contacto. Por mí parte no dejé de hacer canciones ni discos, pero en un momento dado, de forma casual, en 2013 el que era guitarrista y el batería estaban como socios en un estudio de grabación y supongo que se volvieron locos, y se les ocurrió montar la gira de 2013. A raíz de eso, Juan Carlos tenía el gusanillo y se le activó. Me lo propusieron y yo, encantado, si salen canciones y un disco que mole. Y así fueron las cosas, por casualidad, como muchas que me han pasado en la vida.
Entonces, ¿estaba previsto el disco desde el principio?
Estaba previsto que si cuajaba la cosa y estábamos a gusto, hacerlo. Se habló desde muy al principio. No fue una gira puntual como en su día fue la de Surfin’ Bichos. Lo de Chucho era abrir la puerta y dejarla abierta para ver lo que entraba por ahí. Paramos después de la gira, porque yo tenía pendiente un disco, y en 2015 hacemos un solo concierto porque no era cuestión de mezclar. Aunque al final se me está mezclando todo.
Se te solapa todo.
(risas) Sí. Se está mezclando ya, pero tampoco pasa nada. Yo pido perdón (risas). Lo único que me vuelve un poco loco es gestionar tantas cosas a la vez; que si un vídeo para Chucho, y a la vez mezclas para Fernando Alfaro… Está bien, me mantengo activo.
Es la vida del músico profesional.
Sí, hoy día mucho más. Te tienes que multiplicar. Se ha degradado… la música afortunadamente no, pero el sueldo sí. Para vivir como vivías antes tienes que trabajar el doble o el triple. Hay que multiplicarse.