Con las persianas de los locales bajadas, la música resistirá en verano a partir de ciclos al aire libre, festivales y las salas más valientes
VALENCIA. Se acerca ese momento en el que las persianas bajadas suelen ser más fáciles de observar y, sin embargo, la industria musical, como la hostelera, no se para: ambas conocen las virtudes del sol aplicado directamente a sus negocios. Julio retiene los últimos estertores de una temporada que todavía resistirá entre las paredes de una sala, así como en emplazamientos propios de la temporada de sol; locales y lugares como el Botànic o el Jardín de Viveros se reúnen en julio, un mes en el que la programación convencional pasará el testigo a los festivales para lo que quede del verano.
Ya este fin de semana, de hecho, se da una pequeña representación de ambos mundos, en lo que será un avance de lo que nos espera. El sábado 8 en el Jardín Botánico (el ciclo Sons al Botànic trae a la catalana Joana Serrat) y el domingo 9 en Viveros (Tórtel, Cuello, Senior i El Cor Brutal, Los Glurps y Ley Dj) convivirán conciertos al aire libre con otros en espacios más habituales el sábado: el Dj set de Simian Mobile Disco en La3 y el concierto de Óscar Briz en Las Naves como parte del interesantísimo Festival de la Cançó del Grau.
El verano es sinónimo de conciertos en emplazamientos no convencionales en Valencia. De hecho, como la propia canícula, la temporada de conciertos en este tipo de lugares suele adelantarse con la misma alevosía con la que se adelanta todo lo relacionado con el verano; es el lazo invisible que une al invierno y la navidad con el periodo estival. Por eso el concierto de este sábado en el Botànic no es el primero del ciclo que tiene lugar en el jardín de los pactos; lo que comenzó el 22 de abril con L.A. concluirá el 16 de septiembre con el concierto, también acústico, de Maronda.
Ciclos como el de Sons al Botànic parten inevitablemente de propuestas que, como las de los Conciertos de Viveros, ya estaban aquí antes; sin embargo, la abismal distancia en la ejecución práctica nos hace creer que, en efecto, dos propuestas de conciertos en verano bajo los árboles y al aire libre no comparten absolutamente nada. Esto es lo que sucede tras años y años de dilapidación del criterio. Este año, sin embargo, todo el mundo se ha puesto de acuerdo para ver un haz de esperanza en el cartel de los conciertos de Viveros: es presumible que este sábado, en el 20º aniversario de Tranquilo Música, se reúnan todos los Jardines del Real para celebrar el espejismo. Los conciertos en julio de Ilegales (29) y Raimundo Amador (30), otras fantasías a las que acudir.
Con el verano, o los efectos de, también da inicio últimamente el ciclo de conciertos de Live The Roof. Teniendo en cuenta que estos se desarrollan en terrazas y azoteas de hoteles, no es descabellado comprender las necesidades meteorológicas del evento, que también juega con la vertiente acústica de sus participantes. Seguramente lo más atractivo ya pasó en primavera (Julio de la Rosa), pero aún quedan algunas propuestas que, como las de los andaluces Neuman el 20 de agosto, o Depedro (17) y Maga (23) en septiembre, merecen la pena ser estudiadas como dignas alternativas.
Sin embargo, la fórmula favorita de la música en verano es la del festival. Grande, pequeño, indie, mainstream, reggae, rock, jazz, en la playa, en la montaña… La Comunitat es el territorio mejor abonado para el desarrollo de la propuesta musical veraniega. Si Eslovenia tiene el mejor ratio de jugadores de NBA por habitante, probablemente pase algo similar en Valencia con los festivales. El padre de todos ellos, en lo que se refiere a la sublimación del concepto, es el FIB; a pesar de su probada decadencia más reciente, ofrece este año algún que otro atractivo (Kendrick Lamar, Skepta, Dj Shadow, The Chemical Brothers) acompañado en su mayoría por un gran más de lo mismo del último lustro. Tras él, en el dulce camino de la explotación indie, el gran bazar chino del Arenal en Burriana (a un mes de su celebración y todavía sin los permisos para hacerlo) y el Low de Benidorm (con Suede y unos Planetas guadianeros en su jornada más apetecible, el sábado); entre los más humildes destaca, como siempre, el FIGA FEST con Mujeres, Juventud Juché, Tigres Leones o Siesta! el 27 de agosto en Gata de Gorgos.
Dejando el indie, o determinada etiqueta, a un lado, destacan varios festivales. Algunos más longevos que otros. A la cabeza de todos ellos, por supuesto, el Rototom (del 13 al 20 de agosto), ese festival en el que cada año participa un miembro nuevo del clan de los Marley. Iboga (con Goran Bregovic y Alpha Blondy arriba del todo), Medusa Sunbeach y su difícil mezcla de techno e indie nacional más o menos sobado, el orgulloso Feslloch (que celebra su 10º aniversario con Muguruza y Senior i El Cor Brutal, entre otros), el En Viu! de Olocau o el Fuzzville (con Thee Oh Sees al frente el 9 y 10 de septiembre) completan parcialmente la infinita lista de festivales que sobreviven al margen de la burbuja indie. A años luz de ellos, también, los festivales de jazz de Valencia y Peñíscola, que comparten nicho de mercado durante años en verano.
Estas alternativas conviven, sobre todo en julio, mientras algunas salas todavía resisten con su programación habitual, con los conciertos entre cuatro paredes. De entre todos ellos, probablemente los más recomendables sean los de Juan Perro en el Palau de la Música como parte del Festival de Jazz de Valencia (14) y los que se reúnen en torno al 15 de julio: Antiguo Régimen (junto a Perralobo y Terrier en 16 Toneladas), Luis Prado en Las Naves y Julio Bustamante y Lavanda en Deluxe Pop Club. En agosto, sólo el Loco y Rock City ofrecen alguna oportunidad de esparcimiento musical bajo techo con Gigolo Aunts (10) y La Vela Puerca (10), respectivamente.
Con la inercia del fin del verano y el año nuevo encubierto se empezará a recuperar el ritmo habitual en septiembre. Enrique Bunbury (1) y el violinista de origen libanés, Ara Malikian (11), se atreverán con la plaza de toros de Valencia, y la cantautora manchega Rozalén pondrá a prueba su momento dulce en el Teatro Principal (28). Mientras, algunas salas apostarán por la veteranía para afrontar el decadente final del verano: Immaculate Fools pasarán por Rock City el 10 y Lloyd Cole lo hará por Loco Club el 25.