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'lady blue', 'sí' o 'el club de los imposibles' afianzaron su propio estilo

'Flamingos' cumple 21 años: cuando Bunbury encontró su voz tras el silencio de Héroes

15/05/2023 - 

ALICANTE. En el año que hacía de bisagra entre los siglos XX y XXI, al mismo tiempo que en televisión se emitía la serie 'Raquel busca su sitio', que popularizó el rostro de Leonor Watling y llenó las aulas de la entonces diplomatura en Trabajo Social de la UA, Enrique Ortiz de Landázuri, que había disuelto unilateralmente los Héroes del Silencio cuatro años antes, hacía otro tanto. 

En realidad, durante toda su carrera hasta entonces, Enrique Bunbury (que de forma premonitoria eligió como nombre artístico el apellido de alguien inventado como coartada en 'La importancia de llamarse Ernesto', de Oscar Wilde) aún no había decidido quién era. Ni un solo disco de Héroes se parece al anterior. Según el año, Bunbury lucía como un trasunto de Axl Rose o de Jim Morrison... Cuando deshizo el grupo de rock duro en español más importante en veinte años, se cortó el pelo a lo Alejandro Sanz y publicó un disco inverosímil de música electrónica ('Radical sonora', 1997), del que solo rescataremos, y con prevención, 'Alicia'.

Bunbury, en una de las imágenes promocionales de 'Radical Sonora'

El siguiente paso fue resetear, huir de Héroes y de la electrónica (y de ese horrible corte de pelo) y, con la única constante de su talento como compositor e intérprete, y de su particular e inimitable voz de barítono, lanzar otra rareza demasiado influenciada por su paso por México, 'Pequeño' (1999), del que nos quedaremos apenas con 'Infinito', su primer gran tema en solitario, y 'El extranjero', aunque también con reservas en este segundo caso.

Llegamos por fin a 2002, tras la ruptura de Héroes y dos experimentos fallidos, y Bunbury encuentra por fin su auténtica voz, esa cuyas dolencias le han obligado ahora a anunciar su retirada definitiva de los escenarios (no de la música), y que desde entonces sería la base de su carrera como solista, ya mucho más dilatada y como mínimo igual de exitosa que como líder de una banda de culto. En mayo de ese año, se cumplen ahora 21 vueltas completas de la tierra al sol, Enrique Bunbury lanzaba 'Flamingos', y establecía para siempre el concepto de rock con boa de lentejuelas. 

El disco que fija el mínimo común denominador del Bunbury anterior y posterior a este momento mágico está protagonizado por auténticos cañonazos como 'El club de los imposibles', que es además la mejor canción (im)posible para comenzar un concierto, con los primeros acordes sonando con la luz apagada antes de que el mejor frontman del rock español (con permiso de don José María Sanz, Loquillo) salga al escenario. O el single por antonomasia, 'Lady Blue', todavía una de las canciones más recordadas de Enrique, y homenaje nada encubierto a la 'Space Oddity' de David Bowie.

'El club' es la canción más enérgica (más 'Héroes', si se quiere) de un disco que, sin renunciar a esa octava parte de sangre mexicana que había capitalizado 'Pequeño', ni desechar del todo la electrónica en algunos fragmentos como la citada 'Lady Blue', es en esencia puro folck rock, como evidencia otra pequeña maravilla: ''. Retomando la columna vertebral de 'Infinito', Bunbury se marca una composición de lo más optimista, aunque solo sea un anhelo. Y el videoclip que acompañó al lanzamiento del sencillo es pura magia.

'Flamingos' tiene otras doce canciones, algunas claramente de relleno (pasa en los mejores discos) como 'Un bastón para tu corazón', 'Ciudad de bajas pasiones', 'Hermosos y malditos'... y una 'clase media' formada por 'San Cosme y San Damián' o los ritmos más pesados de 'Sácame de aquí' o el culmen 'Hoy no estoy para nadie', con el que casi todos nos hemos identificado algún lunes. En todas hay algo rescatable. 

Pero sin duda, las auténticas joyas escondidas son la marciana 'Mundo feliz' (otro homenaje no disimulado, esta vez a Huxley) y la deliciosa 'Enganchado a ti'. Bunbury saca su lado más crooner para marcarse una maravillosa declaración de amor... o una desenfadada confesión de adicción a alguna sustancia. "Aunque me haga daño / aunque sea extraño / aunque cuando no te tengo todo empieza a temblar [...] Solía importarme pero ahora mis venas arden / necesito un poco más [...] Enganchado a ti, se me nota al andar / por la noche o por el día siempre igual / lo reconozco no sé disimular". Poco sitio a la especulación, señoría.

Bunbury en una imagen promocional reciente

Tras el éxito de Flamingos, Bunbury lanzaría otros grandes discos, como 'El viaje a ninguna parte' (2004), más flojo, 'Hellville Deluxe' (2008), una nueva vuelta a la esencia de 'Flamingos', o ya en 2010, 'Las consecuencias', recordado por incluir una versión de 'Frente a frente' que en muchos sentidos mejora a Jeanette. Tras un primer parón que tuvo en Valencia el concierto de despedida de aquella gira, Enrique Ortiz de Landázuri volvería a los estudios y los escenarios en una segunda etapa solista, hasta este año pasado, con una personalidad musical (la vocal la estableció con 17 años) que se había firmado para lo bueno y lo malo en 2002. 

La primera estrofa de la primera canción del primer LP de Héroes del Silencio, premonitoria, decía "Y por fin he encontrado el camino, que ha de guiar de mis pasos". Y no, ese 'por fin' llegaría con 'Flamingos', y duraría 21 años.

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