A través del llamado Fondo para la Transición Justa, la Unión Europea va a destinar en torno a 100.000 millones de euros a reducir la huella ecológica entre 2021 y 2027 con el objetivo de convertirnos en el primer continente que elimina sus emisiones de CO2. En concreto, la Comisión Europea va a consignar 7.500 millones de euros para fomentar la inversión en energías limpias en las zonas con mayor índice de contaminación.
Este reparto comunitario estará abierto a todos los estados miembros, ya que se asume que en todos los países de la UE existen regiones vulnerables con necesidades de implantación o mejora. Para acceder a estos fondos, los gobiernos nacionales solo tendrán que presentar ante la Comisión Europea planes territoriales de transición específicos que permitan identificar las necesidades de cada región.
Una gran noticia para todos los países que llevamos años luchando en esta línea, invirtiendo muchas horas de trabajo, muchos recursos, por hacer de nuestros territorios espacios sostenibles y no contaminantes. Desgraciadamente, nos encontramos con una nota discordante. En la cumbre de diciembre, los 27 tratamos de sellar un acuerdo comprometiéndonos a eliminar las emisiones de CO2 para 2050, un compromiso que no salió adelante ante la negativa de Polonia.
Resulta paradójico que justamente este país sea el que vaya a recibir 2.000 millones de euros según esta propuesta comunitaria. Por delante de países como Alemania, Rumanía, República Checa o España.
Sin duda, los fondos deben llegar a todas las regiones, la lucha contra el cambio climático y la defensa de la sostenibilidad es responsabilidad de todas y se debe siempre potenciar aquellas áreas con mayores problemas o menos recursos. Sin embargo, esta situación nos hace plantearnos la necesidad de que la Unión Europea incluya en su reparto de fondos criterios que reconozcan las políticas medioambientales que muchos países estamos llevando a cabo desde hace mucho tiempo y de manera autónoma.
Es justo que se reconozca esa labor. El esfuerzo, los recursos económicos y humanos, invertidos, muchas veces sin apoyos externos, son una clara muestra de que hay una apuesta en firme por la sostenibilidad, de que caminamos junto a Europa en esta tarea. No partimos de cero y las iniciativas que ya se han realizado o que tenemos entre manos no deberían ignorarse.
Por ello, vamos a llevar a todos los ayuntamientos, mancomunidades y diputaciones una moción en la que reclamamos que la Comisión Europea realice un reparto económico para la transición ecológica en el que se prime a los territorios que ya tienen medidas “alinedas” con los objetivos europeos para reducir emisiones. Nuestro siguiente paso, elevarlo al pleno del Comité de las Regiones para proceder a un necesario debate y a su votación.