Si algo ha dejado claro esta crisis es que la formación es una de las claves con las que reinterpretar el futuro de la economía. Por este motivo, es ahora más importante que nunca formar en digitalización e innovación, en reindustrialización y en nuevas skills y, por supuesto, también en Europa.
Si hasta la fecha España ha venido gestionando gran parte de sus fondos europeos a través de mecanismos directos (FEDER, FSE, FEADER, entre otros), es decir, a través de fondos que ya estaban asignados pero que teníamos que ejecutar; el futuro se presenta más complejo. A la gran cantidad de fondos que tendremos que gestionar a través de Next Generation EU (72.000 millones de euros en subvenciones en un plazo de seis años), se suma el lanzamiento de un nuevo Marco Financiero Plurianual que se sustenta en importantes programas de asignación competitiva, especialmente en los campos de la innovación, la digitalización y la eficiencia energética.
¿Qué supone este cruce de fondos y mecanismos realmente? Estamos ante la mayor oferta de financiación pública de la historia de la UE. Habrá fondos para que las empresas se modernicen, se digitalicen y crezcan; financiación para la transformación ecológica, las smart cities y la movilidad; ayudas para que los sectores tradicionales se hagan más fuertes y resistentes, particularmente para el comercio y el turismo, y también para que nuestros sistemas sanitarios den el salto digital y sean eficientes… Fondos para todo, sí, pero, ¿seremos capaces de gestionarlos en un entorno de presión temporal y altamente competitivo? Una de las claves del éxito estará sin duda en la formación.
España necesita con urgencia especialistas en financiación europea que puedan trabajar como una legión de gestores de fondos para nuestra economía. En esta línea, hay que formar a los trabajadores del sector público para que no se pierdan oportunidades y para que la gestión de los fondos, más allá de los mecanismos legales, se agilice. Pero también hay que incorporar a especialistas en financiación europea en las empresas. Siendo las grandes destinatarias del nuevo paquete de ayudas europeas, son las que peor preparadas están y las que tienen un mayor riesgo de quedarse fuera de este nuevo reparto de cartas. Los datos varían según los programas, pero de acuerdo con la encuesta elaborada por el proyecto Easyfinance, “sólo el 8.5% de las empresas acceden a financiación pública inteligente”. Estamos aún lejos de la media UE, por eso es urgente que sentemos las bases de un nuevo ecosistema alrededor de la financiación europea que nos permita crecer sosteniblemente.
Como he apuntado, hasta la fecha, estas skills eran prescindibles: el dinero llegaba de todos modos; pero ahora es necesario competir, crear consorcios, ser imaginativos e innovadores en las propuestas, asegurar la buena ejecución para evitar descertificaciones y pérdida de fondos y seguir generando ecosistemas: socios a nivel nacional y europeo con los que seguir presentando proyectos.
Si somos capaces de formar con rapidez a gestores especializados, podremos mejorar nuestras tasas de retorno (el dinero que recuperamos de cada programa y línea europea) y esto nos permitirá llevar más financiación a todos los recursos de nuestra economía. ¿Es esto posible? La clave está en el uso de herramientas digitales y en la conexión con los centros de formación y las universidades de todo el país, pero también en la creación de redes internas de profesionales que puedan retroalimentar los conocimientos y estar a la vanguardia en las nuevas técnicas de solicitud y gestión de los fondos.
No podemos dejar escapar esta oportunidad y dejarla en manos del destino. El proceso no será rápido; pero el futuro marco de gestión de los fondos durará siete años. Tenemos tiempo suficiente para hacer las cosas bien, ahora sólo falta que nos pongamos cuanto antes manos a la obra.
Elena Femenía es CEO de LocalEurope y fondoseuropeos.eu