Existe un problema que ocurre con mucha frecuencia en las aulas de todo el mundo, el cual está afectando a niños y niñas desde edades muy tempranas, y que puede provocar en los pequeños problemas de adaptación y sociabilidad, y esto es, el acoso o violencia escolar, para lo que también se usa el término bullying o mobbing escolar.
El acoso escolar es un comportamiento agresivo entre niños en edad escolar, que involucra un desequilibrio de poder real o percibido, el cual tiene tendencia a repetirse en el tiempo, produciéndose más de una vez. En este proceso se observa un desequilibrio de poder, los niños que acosan usan su "fuerza" para controlar o dañar a otros, que son vistos como los "débiles". El perfil del acosador suele ser el de una persona físicamente fuerte, impulsiva, dominante, con conductas antisociales, y con una ausencia total de empatía con sus víctimas.
Este acto de violencia escolar, muchas veces es difícil de detectar, bien sea porque ocurre lejos de la visibilidad de los adultos, o porque tiende a diversificarse. Hasta el momento se han derivado 6 tipos de acoso, bullying o mobbing escolar, los cuales son, físico, psicológico, verbal, sexual, social, y ciberbullying, pudiendo observar situaciones en las que se presentan varios tipos de acoso contra la misma víctima durante mucho tiempo.
El tipo de acoso más común es el físico, e incluye empujones, pellizcos, golpes, entre uno o varios agresores contra una sola víctima, y en ocasiones se produce también el robo o daño de sus pertenencias. El acoso o bullying psicológico está caracterizado por una persecución, intimidación, tiranía, manipulación o chantaje al otro, acciones que dañan la autoestima de la víctima y fomentan su sensación de temor, incrementando su vulnerabilidad e indefensión.
El bullying verbal consiste en acciones no corporales con la finalidad de discriminar, difundir chismes o rumores, hacer bromas insultantes, poner apodos, insultar, amenazar, burlarse, etc. Mientras que en el acoso sexual se presenta un ataque, inducción o abuso sexual, o referencias malintencionadas a partes íntimas del cuerpo de la víctima, incluyendo el bullying homófobo, que hace referencia a la orientación sexual de la víctima por motivos de homosexualidad real o imaginaria.
Por su parte, el acoso social es aquel que aísla al niño o joven del resto del grupo, ignorándolo, aislándolo y excluyéndolo del resto. Con la penetración de las nuevas tecnologías y con el uso de canales como los mensajes de texto en móviles, tablets y ordenadores, correos electrónicos, chats, redes sociales, etc, aparece el ciberbullying un tipo de acoso preocupante por la gran visibilidad y alcance que se logra de los actos de humillación contra la víctima y con el anonimato en que pueden permanecer los acosadores, en este tipo el contenido del acoso va desde los típicos insultos, a montajes fotográficos o de vídeo de mal gusto, imágenes inadecuadas de la víctima tomadas sin su permiso, etc.
El mobbing escolar es muchas veces difícil de detectar, siendo necesario un experto en el tema para evaluar una situación y determinar un diagnóstico. Sin embargo, existen señales de acoso que son fácilmente reconocibles, como por ejemplo, cambios repentinos de humor y en la conducta, presencia de síntomas psicosomáticos como cefaleas o dolores de barriga sin causa médica real, miedo o pánico al ir al colegio, lesiones o heridas que no tienen explicación, disminución del rendimiento escolar, problemas para dormir, baja autoestima, presencia de conductas autodestructivas, entre otras.
Ver el acoso como un conflicto entre una persona fuerte (acosador) y una persona débil (víctima) es una idea falsa, la realidad es que ambas partes se encuentran afectadas existiendo diversos factores sociales, familiares o emocionales que pueden contribuir a que se produzcan las situaciones de acoso. Es importante prestar atención tanto a la víctima como a los jóvenes que acosan, debido a que estos también pueden necesitar ayuda para abordar su mal comportamiento y desarrollar conexiones sanas con sus compañeros aprendiendo nuevas habilidades sociales y emocionales.
El acoso escolar es un comportamiento que puede y debe atenderse, es importante crear espacios de aprendizaje seguros e inclusivos, y para ello se pueden aplicar medidas educativas de apoyo a la víctima, para garantizarles protección, y demostrarles que no está sola, dándole una atención especial para aumentar su capacidad de enfrentamiento con los problemas y fortalecer sus recursos.
Existen medidas educativas de ayuda a los agresores, entre las que se encuentran el hablar seriamente con ellos, intentar comprender las razones de violencia (temperamento agresivo, violencia para conseguir algo, impulsividad, furia, resentimiento, y, en especial, afán de poder y dominación), intentar que recupere un sentido de autoestima, y fomentar en ellos las conductas de colaboración. En los casos mas graves, para los que no se encuentra solución, puede ser necesario cambiar al agresor de clase o de escuela, pero con mucha atención, porque podemos estar simplemente transfiriendo el problema a otro lugar, en lugar de resolverlo.
En el aula durante los primeros días del curso se debe dar prioridad al aprendizaje de habilidades de comunicación y de relación entre los alumnos. También se puede plantear un debate sobre las normas de convivencia y elaborar un código de la clase situado en un lugar visible. De igual manera pueden practicarse los juegos de role-playing, para hacer comprender el punto de vista de las víctimas, fomentar la empatía, y hacer conocer las consecuencias de las propias acciones.
También es oportuno aplicar la metodología del aprendizaje cooperativo para que se creen vínculos de ayuda entre los alumnos. Así como elogiar los comportamientos positivos, incluso por parte de los agresores (en el caso de que las realizaran). Es necesario a su vez, aprovechar todas las ocasiones posibles para tratar el tema de la resolución de conflictos, así como el dirigir los esfuerzos hacia la mejora de los resultados académicos de los alumnos conflictivos, ya que esto suele mejorar su integración en la escuela. De igual manera que organizar actividades con este tema, como por ejemplo, actividades conmemorativas del día de la paz, concursos contra la violencia, presentaciones teatrales, entre otras.
El acoso escolar es un tema que debe ser abordado colectivamente, y en especial en las aulas e instituciones educativas. Por ello, es importante dotar a las mismas y a los docentes, de un proyecto de intervención para cuando surjan estos casos, a fin de detener la violencia entre iguales y acabar con el espejismo del "fuerte" y el "débil" en las escuelas, las cuales son ambientes de aprendizaje que no fueron hechas para gestar conflictos, angustias o discordias que debilitan al ser humano, sino que han de ser espacios seguros de encuentro y conciliación entre lo diverso, en el que nacen las ideas, se abrazan los sueños y se crea el futuro.
Pedro Adalid es doctor en Educación y profesor universitario de Políticas de Calidad Educativa y Planes de Mejora