VALÈNCIA. La banca española ha entrado en un nuevo periodo de fusiones bancarias que parece imparable: Caixabank y Bankia, BBVA y Sabadell, Unicaja y Liberbank... Esto es solo el principio y puede provocar en breve un daño colateral para las empresas: el acceso al crédito va a ser más difícil y restringido en la banca tradicional y el poder de negociación será cada vez menor. Se repite el fenómeno que ya ocurrió entre 2008 y 2011, cuando la crisis impulsó una concentración de entidades financieras. Entonces se produjo una contracción en la oferta de crédito y una subida de los tipos de interés que afectó especialmente a las pymes. Unas consecuencias que ahora pueden repetirse, pero con un mapa bancario español que ya se redujo de sesenta bancos y cajas a solo doce entidades. Una nueva fase de fusiones obliga al cliente a acudir en busca de financiación a un mercado oligopolístico, restringido y con menos competencia.
A más fusiones, menos crédito. Pierde el cliente y, sobre todo, las empresas. La fusión entre BBVA y Sabadell dejaría el 75% del crédito de las pymes españolas en manos de solo tres grandes entidades nacionales. La gran mayoría de las compañías trabaja con varios bancos para diversificar sus riesgos financieros y puede encontrarse ahora con que el crédito que antes tenían en cuatro entidades pasa a concentrarse en dos y no será fácil mantener la suma de los límites de financiación previos. Y esto, insistimos, es solo el principio. Lo que ocurra con el resto de las entidades que aún no figuran en ninguna quiniela es cuestión de tiempo: habrá más procesos de fusión. Es hora de preguntarse, por ejemplo, si las líneas de crédito de los bancos absorbidos se podrán mantener. Más aún en una situación de incertidumbre creada por la crisis de la covid-19.
Es previsible un horizonte de restricciones y endurecimiento del acceso al crédito. Y si la liquidez no fluye, el encarecimiento de la financiación es otra amenaza en el horizonte. Por eso es el momento de mirar hacia fuentes alternativas a la banca tradicional y eso lo han de hacer las pymes. La banca alternativa, el BME Growth (nueva denominación del Mercado Alternativo Bursátil), fondos de toda clase, emisión de bonos y pagarés, operaciones novedosas como el rentback… son opciones no solo válidas para las grandes empresas sino también, y cada vez más, accesibles para los pequeños y medianos empresarios que no van a encontrar en los canales de siempre.
La concentración puede ser necesaria para la eficiencia y rentabilidad de la banca española en el contexto global en que vivimos, alcanzando sinergias y suprimiendo duplicidades. Pero la reducción de la oferta no es una buena noticia para el consumidor y en este momento la liquidez es especialmente necesaria para que muchas pymes superen la crisis del coronavirus. Según datos del Banco de España, en diez años la financiación bancaria ha pasado de ser el 70% de la financiación total de las empresas españolas a ser el 55%. Necesariamente esa cifra habrá de bajar significativamente en los próximos años.
Es el momento de que los empresarios, con previsión, se abran a la búsqueda de nuevas vías de financiación para poder salir adelante sin depender totalmente de la banca convencional. Es mejor que se anticipen al escenario que se está dibujando para encontrar las mejores alternativas y puedan encontrar la liquidez que necesitan para superar estos tiempos convulsos. Estudiar todas las alternativas a nuestro alcance y conocer las herramientas a aplicar previamente a la aparición de posibles dificultades es nuestra recomendación. Es mejor anticiparse. Se reducen las puertas a las que siempre habíamos llamado, pero hay muchas más dispuestas a abrirse.
José Roca Barrachina es socio director de Kaizen Consulting