VALÈNCIA. Muchos le preguntan si la foto es real porque, para ser sinceros, a primera vista cualquiera diría que es un montaje. No porque lo parezca, sino porque es difícil imaginar cómo una veinteañera alicantina ha conseguido terminar en un anuncio gigante en Times Square, la plaza más importante de Nueva York.
Sin embargo, los que la conocen no parecen dudar de que puede conseguir todo lo que se proponga. Gala Gil es CEO de la startup YellowFinch en Palo Alto, California, y desde que que empezara la carrera de Traducción e Interpretación en la Universidad de Alicante su trayectoria ha sido meteórica.
Esto le ha valido para formar parte del programa Milestone Maker, impulsado por el mercado de valores Nasdaq. Lo ha hecho con un proyecto dedicado a la salud estructural de los edificios basado en el Internet de las Cosas (IoT). Se trata de una aceleradora a la que solo se puede aspirar si alguien con una buena reputación te propone y, en su caso, una buena amiga había participado en la edición anterior y fue quien decidió que ella podía estar entre los seleccionados.
En cada programa tan solo eligen a once fundadores de startups en early stage y les ayudan durante 12 semanas a cumplir los hitos que se hayan propuesto. En el caso de YellowFinch, la validación de mercado de su producto. "Me hicieron dos entrevistas y me cogieron", explica Gala Gil.
"Nos pusieron en contacto con gente de tecnología para desarrollar el producto y aunque no dan dinero en efectivo sí te aportan 200.000 dólares en recursos que van desde material a viajes o servicios". Es evidente que un programa impulsado por el Nasdaq permite abrir muchas puertas y todos sus mentores han sido de reputado prestigio.
"Conseguimos acordar la realización del primer piloto oficial en Colorado y ya hay gente que quiere pagar por el servicio. También estamos en contacto con grandes aseguradoras interesadas", apunta y explica que ya están preparando su primera ronda de financiación.
¿Y por qué su imagen en Times Square? Porque el acto de graduación -desarrollado en San Francisco y que duró unas tres horas- fue emitido en Nueva York. El lugar fue elegido por estar ubicada la sede de Nasdaq, donde también proyectaron las imágenes de los seleccionados.
Aunque lo habitual es que la inquietud de emprender en estás áreas llegue a través de una carrera técnica, lo cierto es Gala empezó en 2013 a estudiar Traducción e Interpretación en la Universidad de Alicante. "Me gustaban mucho los idiomas y con 15 años me fui un año a estudiar a Irlanda", explica. "El primer curso de universidad nos dieron una charla sobre redes sociales y la importancia de tener un blog y lo creé todo".
Se puso en marcha para generar contenidos sobre idiomas, lenguas, para explicar cómo era la carrera de traducción e incluso entrevistas a profesionales de la materia. Con todo esto le llegaron varias ofertas de traducción en primero de carrera lo que le llevó a trabajar con la ONU en varias traducciones. "También me llamaron del Parlamento Europeo para hacer prácticas, que grabara un blog allí y para hacer algunas charlas".
Siguió formándose en redes sociales, en Google Analytics e incluso la hicieron embajadora de Hootsuite. Por el camino otra empresa la contrató como estratega de Marketing Digital y aunque su carrera profesional viró siguió adquiriendo conocimientos en su especialidad. El tercer año se fue a Polonia a seguir estudiando porque uno de los idiomas en los que se especializó era el polaco.
Allí, un empresario británico que organizaba cenas por toda Europa para emprendedores la contrató. "Empecé a conocer a gente de Alexa, Google, Apple, Oculus, y me interesé por el tema", reconoce. "Una amiga me dijo, ¿por qué no intentas sacar tu espíritu emprendedor? Y me comentó que había un curso en Stanford para emprendedores jóvenes. El proceso de selección era bastante exhaustivo y finalmente me cogieron".
Desde Varsovia, donde estaba viviendo en ese momento, se fue a Silicon Valley. Pasó tres meses en Palo Alto compartiendo experiencias para terminar desarrollando la idea que traía en mente desde Polonia, relacionada con la meteorología.
La idea se empezó a formar cuando escuchó una noticia sobre un centro comercial que se había derrumbado por el peso de la nieve. "No había nada que alertara a las personas. Luego me di cuenta de que no solo era que se pudieran colapsar, sino que había supermercados que perdían mucho dinero al llamar mucho a los quitanieves por prudencia", explica. "Hablando con unos amigos, me comentaron que siempre tenían miedo cuando se iban de casa por la posibilidad de que se fuera a derrumbar el tejado por la nieve".
Tras hacer un pitch dentro del curso de innovación, a los profesores, muchos de ellos inversores, les gustó la idea por no ser un 'Uber de' o un 'AirBnB de'. A partir de ahí le asignaron un equipo, que actualmente se conforman por ella y dos ingenieros de Stanford y uno de Berkeley.
Decidieron hacer un sistema IoT que reconociera qué le pasa a la estructura del edificio, si está a punto de derrumbarse el techo por la nieve o en qué estado está una humedad. "Los sensores detectan cómo se encuentran y cuando es necesario avisan al servicio técnico de que tiene que reparar los daños", explica. Esto permite en países donde las nevadas son intensas que la gente pueda irse de su casa de vacaciones sin preocuparse por cómo estará cuando vuelva, por ejemplo.
"El programa de Nasdaq ha sido clave para nosotros", asegura Gala, quien lidera un equipo de cuatro personas. "Nos hemos dado cuenta de que los sensores son una parte muy importante de nuestra startup, pero los datos también nos permiten crear nuevos modelos de riesgo".
"Con los datos que recogemos de estos sensores estamos construyendo una base de datos y con machine learning es posible predecir cómo diferentes fenómenos pueden incidir en una estructura", señala la CEO de YellowFinch. Muchas compañías realizan estas valoraciones con datos históricos, con los que pueden acudir a los edificios más afectados. La fiabilidad es del 85% pero con sus datos podrían subirla un 10%.
Gala Gil está posicionándose en el sector tecnológico de Estados Unidos, pero muchos emprendedores valencianos han despuntado en los últimos años. Esta misma semana el emprendedor Iñaki Berenguer cerraba una ronda de 18,5 millones de euros para su startup de insurtech Cover Wallet.
Tras la ronda está Foundation Capital, fondo destacado por apostar por compañías que han llegado a la cumbre tecnológica como Netflix, Dropbox o Skype. Una ronda a la que también se ha sumado el fondo español Kibo Ventures.
Montse Medina decidió tras estudiar aeronáutica en la Universidad Politécnica de Madrid irse a Stanford a realizar un doctorado. Es chief operation officer (COO) de Jetlore, una solución de personalización del email marketing que utilizan compañías como Groupon o Ebay. Ahora, es finalista en los Stevie Awards para Woman in Business en California.
En 2015 la compañía Artax Biopharma, fundada por el valenciano Damià Tormo y con sede en Cambridge (Massachusetts), cerraba una ronda de inversión de Serie B por valor de diez millones de dólares liderada por Henri Termeer, ex CEO de Genzyme y Raj Parekh, de Advent Life Science, venture capital dedicado a empresas científicas y a la que también se unieron otros inversores.
Otro proyecto que triunfó en Estados Unidos de la mano de valenciano fue Flyware -antes conocida como PeerTransfer-. Impulsada por Iker Marcaide, cerró numerosas rondas de financiación con grandes fondos tanto españoles como estadounidenses.