VALENCIA. La relación existente entre dinero y felicidad es sorprendentemente inestable, lo que seguramente venga motivado por la manera en la que hacemos uso del primero a costa del segundo. Para ilustrar este hecho que tanto nos preocupa en finanzas existen interesantes estudios como 'If Money Doesn't Make You Happy Then You Probably Aren't Spending It Right' ('Si el dinero no te hace feliz probablemente es porque no lo estás gastando bien') realizado por investigadores de las universidades British Columbia, Harvard y Virginia en el cual proponen ocho principios que debemos atender como inversores individuales para obtener más felicidad con nuestro dinero.
En concreto, se sugiere que debemos tener en cuenta estos ocho aspectos:
De hecho, está comprobado que cuando realizamos predicciones sobre las consecuencias de los eventos futuros la tendencia es a hacerlo de una manera afectiva y no racional, por lo que caemos una y otra vez en errores comunes.
Este tipo de errores en la predicción a partir del afecto, y no de la razón, suelen estar definidos por dos tipos de comportamientos. En primer lugar, las simulaciones mentales que realizamos de eventos futuros son generalmente imperfectas porque tendemos a la simplificación de los mismos. Y, en segundo, nuestro contexto directo afecta más de lo que creemos a las proyecciones que hacemos para eventos que se darán en contextos diferentes. En consecuencia estos dos aspectos hacen que cometamos errores en la predicción de lo que nos hará felices en el futuro, cómo de felices nos hará y durante cuánto tiempo podremos disfrutar de esa felicidad.
Nuestras expectativas definirán en gran medida nuestra satisfacción, por lo que hacer los deberes marcará la diferencia entre gastar e invertir. El consumo nos sitúa en la posición de gasto, mientras que la inversión implica un proceso activo de valoración de lo que recibimos a cambio metiendo todas las comisiones, metiendo todos los pagos y contando todos los beneficios.
De lo que se trata si queremos invertir en vez de gastar y ser moderadamente felices el mayor tiempo posible es de aplicar el sentido común. Y de sentido común parece que sabía mucho Walter Schloss quien nos dejó recomendaciones financieras, totalmente aplicables a cualquier aspecto de nuestra vida. Debemos intentar que nuestras emociones no afecten a nuestras opiniones. Que sea la razón aplicada sobre el máximo de información y la experiencia las que trabajen. El miedo y la avaricia son probablemente las peores emociones que tener como compañeras a la hora de tomar decisiones.
Miquel Boix es director comercial de Buy & Hold Asesores EAFI