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ENTREVISTA

Gervasio Sánchez: "El periodismo ha dejado de vigilar al poder para convertirse en su mejor aliado"

El periodista y fotógrafo de guerra más reconocido de los últimos 30 años repasa algunas de las ideas transversales a los conflictos y su evolución hasta el mundo actual

28/09/2015 - 

VALENCIA. Aunque lleva 31 años en la profesión, Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959) es “periodista desde la cuna” y lo será “hasta la tumba”. Así se define a sí mismo, en mitad de una conversación acerca de los ejes fundamentales que conectan tres décadas de fotoperiodismo al más alto nivel, cruzando el mundo con el foco puesto en el peor momento de la historia de la humanidad en lo que se refiere a conflictos bélicos: “a principios de año ACNUR advirtió que este era el año con el mayor número de refugiados de la historia, incluyendo los momentos posteriores a la Segunda Guerra Mundial”. De los 13 millones de desplazados de 1945 a 1948 a los 15 millones actuales, aunque “estos son temas que no interesan a los directores de los medios de comunicación”.

Sin fisuras, Sánchez mantiene una mirada punzante tras presentar ante esos mismos medios -de los que participa y a los que fiscaliza con su crítica constante- la cruda ‘Mujeres. Afganistán’. Esta exposición, que se abre ahora en el Centre Cutural la Nau de Valencia, muestra la violencia endémica y estructural del país asiático a través de su fotografía y de los textos de Mònica Bernabé, la única periodista española que informa permanentemente desde Afganistán. La exposición es, en esencia, un relato periodístico rico, sorprendente y capaz de provocar la reflexión cada vez más difícil de surgir a través de la prensa, la radio o la televisión. Los días 29 y 30 de septiembre, Sánchez y Bernabé viajarán hasta Valencia para realizar unas visitas guiadas.

Las visitas, de hecho, son un pequeño ejemplo del compromiso que Sánchez mantiene con las personas y lugares que fotografía, de los que escribe La exposición es el último de los peldaños alcanzados por él en su labor como informador, de una honestidad brutal que no ejerce como virtud, sino como actitud desde que se iniciara en el relato de guerra en América Latina a finales de los años 80. Ha publicado sus fotos y artículos para el Heraldo de Aragón, La Vanguardia, Tiempo y el servicio en español de la BBC, además colaborar con la Cadena SER. Ha “olido la guerra”, como él mismo dice, en Irak, Yugoslavia, Afganistán, Angola, Camboya o Sierra Leona, entre otros países. Ha publicado una docena de libros, expuesto su trabajo en diversas ocasiones y recibido una extensa lista de reconocimientos entre los que quizá destacan el reconocimiento de la UNESCO a su labor o el Ortega y Gasset de fotoperiodismo en 2009.

Precisamente, fue en aquella ocasión cuando Sánchez, en presencia de las altas instituciones del Estado, realizó un brutal discurso de apenas cuatro minutos que finalizaba así: “Yo también tengo un sueño [tras mencionar a Martin Luther King]: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte”. La industria armamentística es la primera de las cuestiones transversales a cualquier guerra sobre las que Sánchez reflexionó la pasada semana para Valencia Plaza, tratando de conectar percepciones y las complejas realidades vividas a lo largo de 30 años de trabajo, saltando de un conflicto bélico a otro.

Y, de repente, los refugiados. La convulsión siria para Europa

“No es la primera vez que hay un desplazamiento de refugiados tan grande como el de Siria. Por ejemplo, ya hubo millones de desplazados en Irak durante la primera gran guerra o en los años 80 en Afganistán tras la invasión soviética, su guerra civil y la llegada de los talibanes. La diferencia con los refugiados sirios es que, por proximidad o posibilidades, han llegado hasta Europa. Cuando tenemos la china en el zapato, entonces ‘nos molesta’. Los europeos hemos llegado a un punto de hipocresía, de cinismo y de egoísmo por el que muy pocas veces nos interesan los conflictos armados que ‘no nos tocan’. Ha ocurrido siempre, pero ahora están en Europa y entre ellos no solo hay sirios; hay iraquíes, kurdos, afganos, eritreos, iraníes, etíopes, centroafricanos…

¿Dónde estaban los gobiernos europeos? ¿Dónde estaban los funcionarios de la Unión Europea? ¿Dónde estaban los especialistas en migración?

“En julio estaba Sarajevo y me vino a entrevistar una persona que me advirtió que, a su paso por Belgrado, había visto la estación de trenes abarrotada de sirios. Era el 9 de julio. ¿Dónde estaban los gobiernos europeos? ¿Dónde estaban los funcionarios de la Unión Europea? ¿Dónde estaban los especialistas en migración? ¿Dónde estaban los asesores que cobran una millonada por, a menudo, no hacer su trabajo? Estaban de vacaciones y no han empezado a tomarse las cosas en serio hasta que no han vuelto de ellas. Estamos asistiendo a una situación europea vergonzosa en la que hemos llegado al extremo de buscar chivos expiatorios, como lo hacemos con Hungría, aunque haya actuado de una forma torpe y prepotente”.

La industria armamentística: mutis mediático

“Desde la famosa foto del niño ahogado me han hecho una treintena de entrevistas. Aunque en todas he hablado de la industria armamentística, solamente ha habido declaraciones sobre ello cuando la entrevista ha sido en directo. Lo he incluido, deliberadamente. Por ejemplo, Julia Otero me hizo una entrevista muy bonita de siete minutos, en directo, donde recordé que el negocio de la muerte lo hacen las principales potencias europeas, porque el mercado de armas ligeras más importante del mundo es el europeo. Y luego están países como Estados Unidos, China o Rusia, que son los grandes negociantes de la muerte, pero de esto no se habla. Mientras las grandes potencias económicas dominen el mercado de las armas, no hay nada que hacer”.

"Cuando los niños soldado de Sierra Leona hablaban de usar a las mujeres se referían a violarlas. Bueno, pues José Luis Rodríguez Zapatero 'usaba' en ese sentido la palabra paz"

“Para que el mercado continúe, tiene que haber conflictos abiertos y eso es algo de lo que no se quiere hablar nunca en lo medios. Tampoco en España, que es una potencia mundial. Lo digo siempre: en este país durante el gobierno de Zapatero se sextuplicó el negocio armamentístico. Y luego él iba dando lecciones de pacifismo… Cuando los niños soldado de Sierra Leona hablaban de usar a las mujeres se referían a violarlas. Bueno, pues José Luis Rodríguez Zapatero 'usaba' en ese sentido la palabra paz. Los negocios con armas más alucinantes que se han hecho nunca en este país se han hecho bajo mandato socialista. Ahora con Rajoy hemos pasado de 2.400 a 3.900 millones de euros en venta de armas, algo que hace conectar a Rajoy y Zapatero como aliados de los boyantes negocios de la muerte, por eso nunca se habla del tema en la prensa proPP o proPSOE”.

“Hay un vínculo directo entre el mayor negocio de armas de la historia y la cifra récord de refugiados. Es la situación más dantesca de la historia, con guerras que duran décadas como en Afganistán o dictaduras apoyadas por Estados Unidos como la de la familia Al Asad en Siria. Las armas se venden deliberadamente a países en conflictos abiertos o a países que pueden triangularlas; es decir, revenderlas a esos países. Es algo de lo más grave y frente a lo que Europa actúa de una forma hipócrita”.

“Si no se habla de esto en los medios es por la relación que hay entre medios y bancos. Las guerras benefician a la industria armamentística, y no me meto con quien trabaja en esas empresas, pero esto ocurre porque hay bancos que financian esos negocios. ¿Cuál es el banco que financia el mayor volumen de producciones de armas? El Banco Santander. Son los que ponen 'la pasta' en los medios, pagan la publicidad y algunos incluso son propietarios de esas empresas de comunicación. Esto sucede porque en las pirámides de mando de los medios de comunicación hay cada vez más pusilánimes. Colocan a personas cada vez más cobardes ante este tipo de situaciones. Y lo digo por la inmensa mayoría de los medios, no por uno en concreto”.

Los niños de la guerra

“A los niños no les he dedicado más tiempo que a otros afectados por las guerras, pero es que están ahí en medio. Son parte del conflicto. Uno de cada cinco muertos en Sarajevo era niño. Son los que se ahogan ahora por miles en el mediterráneo, los que mueren por cólera en África... como cuando estábamos en Ruanda que morían centenares cada día. Están detrás de las minas y de los conflictos como las desapariciones forzosas”.

“Un niño sirio dijo hace poco, cayéndose de sueño, que ni se le abrían los ojos, <<no queremos irnos de Siria. Acaben con la guerra y volveremos al país>>. En Occidente hay que dejarse de tanta parafernalia y escuchar a las personas. Nadie se gasta miles de euros en pagar a la mafia porque sí. Huyen de una muerte segura. Huyen de situaciones que ocupan a generaciones enteras. Sus abuelos eran pobres. Sus padres eran pobres. Ellos no quieren eso para sus hijos. ¿Es tan difícil de entender? ¿Tenemos la cabeza tan dura? ¿No podemos ponernos en el lugar de los demás? ¿No sabemos que los españoles se fueron a la inmigración hace 60 años porque aquí había un país de mierda? Hay que tener empatía con las victimas ya y no abordar las conversaciones con respecto a este tema como si estuvieramos en una taberna”

Las mujeres y la guerra

"La mujer no es distinta al hombre en ese sentido, que es un animal salvaje que cuando todo se desmorona se convierte en un criminal"

“La mujer juega en la guerra, en el conflicto armado en sí, un papel secundario. Hay mujeres combatienes, por supuesto. Las he conocido y a las que les gusta, les gusta matar, eso tengo por seguro. Porque ser mujer no significa que no te guste matar. Basta recordar el papel de las guardianas nazis en los campos de concentración, su mano tras la muerte o las violaciones. La mujer no es distinta al hombre en ese sentido, que es un animal salvaje que cuando todo se desmorona se convierte en un criminal. Es difícil, casi imposible, encontrar el hombre valiente. Este es uno de los aspectos más dramáticos de mi vida profesional: he conocido a muy poca gente que muera por no matar. La inmensa mayoría mata por no morir. Y en eso no hay distinción de sexos. A veces se piensa que si la mujer tuviera más poder militar sería mejor. Eso no se puede demostrar. En la cárcel de Abu Gharib la directora era una mujer. Las torturas más brutales se hacían bajo las consignas de una mujer".

La guerra en manos de los periodistas

“Siempre ha habido periodistas y fotoperiodistas que han hecho decente e indecentemente su trabajo. Por suerte, la inmensa mayoría lo hace bien, pero pasa también en esa pirámide de pusilánimes en los medios de comunicación que se permite el mal periodismo. Es cierto que hay muchos que se callan ante basuras. Es verdad. Que no reivindican a un compañero cuando hay algo grave en su contra. Sí, hay cobardía. Pero el problema es que hay un 5%, por decir una cifra, que ha destrozado esta profesión velando por intereses empresariales. Personas amorales e inmorales, que se cargan la profesión. Son los que, cuando han recibido durante los últimos meses reportajes sobre Siria, han decidido que no había espacio no había espacio ni tiempo para ello”.

Sobre los tertulianos que llenaron horas de televisión y radio con sus impresiones acerca de la imagen del niño sirio ahogado en el Mediterráneo: "Se tendrían que haber callado. Hubiera sido más valiente no hablar" 

Y luego está el efecto tras la imagen del niño ahogado. Una orgía. Es impresionante como todos los tertulianos y los columnistas, que no tienen ni idea de a qué huele la guerra, hacen un concurso de a ver quién hacía la prosa más ingeniosa, mirándose a su ombligo. Es vergonzoso. Se tendrían que haber callado. Hubiera sido más valiente no hablar. Si te lo pide tu redactor jefe decir, <<no lo controlo>>. Ha sido vergonzoso… todos hablando, con ese compadreo del dolor que causa vergüenza ajena. ¿Qué pasa, que no se habían podido imaginar cómo se ahoga un niño? Hay decenas de imágenes de niños ahogados en Internet del conflicto sirio. Ahora, nuevas y previas. Así que estos periodistas entran en un obsceno mercadeo de la muerte para regalar postales reflexivas, cínicas. Y nadie por supuesto no ha hablado del mercado de armas. Todos estos listos no ha culpado a ninguno de los gobiernos españoles o europeos. ¿De qué vamos? ¿A qué jugamos? Es un show vomitivo en el que te quieren dar lecciones de moral y montan un circo para decirte por qué han metido o no a meter una foto en portada. Diarios como ABC que hacen portadas vergonzosas, como la de llamar proetarra a Eduardo Madina, dicen que no publican la foto en portada para no herir sensibilidades”.

Me pregunto dónde está la actitud crítica del ciudadano medio. No se entera que la gente cuando se ahoga a veces a parece descuartizada por las alimañas. Troceados, sí. ¿La gente no se lo imagina? El niño que apareció ahogado, el de la popular foto, lo hizo unos minutos después de ahogarse. Estaba ‘en pefecto estado de revista’ y por eso se publicó tanto. Pienso en esa difusión y en su familia… en el padre. Si estuviera con él le diría, ‘se que has dicho que solo te queda morir, pero piensa en positivo: gracias a la muerte de tu hijo, en vez de entrar 40.000 van a entrar 160.000 personas a este continente de mierda”.

Se ha creado una entente entre los poderes mediáticos, los poderes políticos y los poderes económicos que es lamentable. El periodismo ha dejado de vigilar al poder para convertirse en su mejor aliado. Se dedica a mostrar el mundo que los políticos quieren que se muestre”.

El papel de la cooperación internacional y las ONG

“Vivimos en un mundo mediático en el que para conseguir una subvención hay que tener cierto amigo. Las ONG a veces se confunden y creen que lo mejor es el impacto rápido, pero las que triunfan son las que tienen una trayectoria e, incluso cometiendo errores. Algunas, si rascas, entre las más prestigiosas, han cometido errores punibles e incluso tienen sus guerras internas por escalar en su jerarquía, pero no podemos ver el problema en aquellos que se dedican a poner tiritas a la guerra. Es lo que hacen estar organizaciones, donde hay muchos arribistas, y sin ellas sería peor la sangría. Los que tienen un papel fundamental en todo esto, para poner soluciones, son los ejércitos: ellos pueden montar grandes campamentos en poco tiempo, recoger a la gente en el Mediterráneo, preparar una comida para 1.000 o 2.000 personas y dejar de hacer maniobras absurdas o no hacer nada en frente del conflicto”.

El papel de la justicia internacional

“El sistema de justicia internacional no puede funcionar porque son los Estados los que impiden que funcione. De hecho, falta mucha gente, muchas manos, para que ese decorado pueda funcionar. Y hay mucha gente a la que juzgar. En Afganistán, por ejemplo, los compañeros de gobierno de Karzai son auténticos criminales de guerra y no están juzgados. ¿Qué pasó con lo sucedido en Ruanda? ¿Y en Bosnia? Los gobiernos han de aceptar que tienen una responsabilidad en que los juicios se eternicen. Porque los políticos miran para otro lado cuando son conscientes de que su indecisión provoca muertes, de que intervenir sin un proyecto de transición, como en Irak, solo provoca muertes y caos”.

“Los gobiernos son responsables. Ahí están las multinacionales europeas o americanas que provocan que los gobiernos africanos se corrompan. Hay que legislar, porque Repsol, Telefónica o Endesa son de capital español, o los grandes bancos, y cuando alguno se sienta en Angola o en la República Centroafricana y las leyes de su país no impiden que se corrompa a esa gente, se está generando un grave problema internacional”.

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