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Gisbert plantea un #MeToo en delitos de odio: "No podemos reír gracias a quien usa el humor para discriminar"

Foto: Estrella Jover
13/10/2019 - 

VALÈNCIA (EP). "No podemos reír las gracias a alguien que utiliza el humor para burlarse o discriminar a una minoría", ha asegurado la fiscal Susana Gisbert, coordinadora de la sección de Tutela Penal de la Igualdad y contra la Discriminación en Valencia, quien ha llegado a plantear un #MeToo para luchar contra los delitos de odio.

En la actualidad, ha explicado, existen "multitud" de conductas discriminatorias que se han canalizado y asumido como normales, "cuando realmente hacen mucho daño". Ha puesto como ejemplo que no se puede tolerar un chiste racista o machista ni tampoco reírle la gracia a quien lo cuenta: "No es gracioso", ha insistido.

La fiscal asume que es "complicado" cambiar la mentalidad de la gente y conseguir que sea consciente del perjuicio que generan determinadas actuaciones o expresiones que "se repiten constantemente". Así, pide "reacción" y "echar el freno" a imitaciones de personas con diversa capacidad o a expresiones que afectan a determinados colectivos.

En este punto ha lanzado una pregunta al aire: "¿Quizás un #MeToo (Yo También) podría ser lo próximo en delitos de odio?", en relación a la campaña iniciada en 2017 en redes sociales contra el acoso sexual, que comenzó en EEUU, y que ha tenido una movilización mundial.

Al respecto, Gisbert ha apuntado que "quizás" los delitos de odio son la nueva violencia de género. A su entender, hay características comunes entre ambos delitos como la "necesidad" de buscar una legislación específica, mayor sensibilización y educación. "En violencia de género, aunque queda mucho camino por recorrer, ya estamos avanzando, pero en los delitos de odio todavía queda mucho más por hacer. Hay que ponerse en el camino", ha reclamado la también fiscal especializada en violencia de género.

Sobre la legislación concreta para delitos de odio, ha explicado que no quiere decir que falte, pero sí cree necesaria una normativa que agrupe la "materia dispersa" que existe sobre estos asuntos. Esta medida "facilitaría la labor de quienes trabajan en ello y la de las personas que se sienten víctimas de estos hechos delictivos", opina.

Políticos, a actuar

La fiscal también ha abogado por que los políticos e instituciones "actúen" y "no permitan --a algunos partidos-- que se escuchen determinados comentarios que rozan el límite de lo permisible". Se ha referido en este punto a Vox y ha señalado que sus declaraciones en relación a los inmigrantes, a las mujeres y su "negacionismo" de la violencia de género "no ayuda a atajar los delitos de odio".

Ha recordado que en violencia de género existe una ley aprobada en 2004 por consenso por todos los partidos políticos "y ahora hay uno que no es que no se una, sino que quiere volver a ese punto de 2004, lo que supone un retroceso o una alarma de un posible retroceso que nos tendría que hacer actuar", ha sugerido.

En esta línea, también ha puesto como ejemplo que, hace años, cualquier partido o institución que se negara a guardar un minuto de silencio por una víctima del terrorismo "era automáticamente reprochado, tachado y estigmatizado". "Sin embargo --ha añadido--, ahora hay un partido que lo hace sistemáticamente y que se admite como parte de la dinámica política".

Junto a la actuación de los políticos, la fiscal ha apuntado así mismo que la sociedad debe asumir al mismo tiempo su cuota de responsabilidad en estos asuntos "a la hora de hablar con sus hijos, en la escuela o en una simple tertulia de café".

Igualmente en la música: "Si una canción se refiere a los negros o a los judíos diciendo que son inferiores, la sociedad tendría una reacción bestial. Si es una canción en la que a la mujer se le considera inferior o se dice que se le va a violar, parece que entra dentro de la libertad de expresión", ha lamentado, y ha pedido actuar.

"No solo me preocupa en este ámbito las reacciones institucionales o de las empresas, sino de la gente que oye este tipo de canciones y no se le abren las carnes", ha criticado.

Las empresas, a su juicio, "también deberían fomentar el castigo o llamar la atención ante comportamientos discriminatorios". "Y vale tanto para empresas públicas como privadas, aunque es cierto que en las primeras estos problemas son más fáciles de visualizar y seguir", ha dicho.

Interiorizar el concepto de igualdad

Gisbert ha abogado por interiorizar el concepto de igualdad: "Todo el mundo parece que tiene muy claro que si se pega a un homosexual o a un judío hay discriminación, pero parece que cuando cruzamos determinadas líneas, como llamar feminazi a una mujer porque lucha por los derechos de las mujeres ya no se considera discriminación. Algo falla. Tolerancia cero", ha apostillado.

Los delitos de odio más comunes, ha enumerado la fiscal, son los de injurias, "muchos de ellos cometidos en las redes sociales"; otros son los delitos de lesiones con la circunstancia agravante de odio o que están en concurso con este delito: "Dar una paliza a alguien por su orientación sexual o por su pertenencia a una raza", ha puesto como ejemplos.

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