La edil socialista se plantea el cambio de localización de los retenes y reclama más implicación a la Policía Nacional en la lucha contra el 'botellón'
VALENCIA. La concejal de Protección Ciudadana, Sandra Gómez (Valencia, 1985) cumplió días atrás seis meses en el cargo. En su momento, fue la sorpresa de la candidatura del PSPV-PSOE al Ayuntamiento de Valencia, al figurar como número dos por detrás de Joan Calabuig. Tras los comicios, en el pacto alcanzado con Compromís y València en Comú, se acordó que los socialistas formarían parte del gobierno. Gómez se convertía así en la primera mujer en el Cap i Casal responsable de un área que incluye Policía, Bomberos y Protección Civil.
Creció en el barrio del Cabanyal y dio sus primeros pasos en la política en Joves Socialistes y en el Consell de la Joventut, lo que le ha llevado a ser una firme defensora del asociacionismo juvenil. Paralelamente, terminó sus estudios en Derecho y Ade y, tras realizar las prácticas en el despacho Gómez Acebo, comenzó a trabajar en el departamento procesal-penal de Garrigues.
Su prometedora trayectoria en el ámbito jurídico llamó la atención del PSPV, que le pidió ayuda para hacerse cargo del caso Nóos. Tras más de dos años centrada en ello, consiguió sentar en el banquillo al entonces vicealcalde de Valencia, Alfonso Grau, mano derecha de Rita Barberá, que presentó su dimisión a falta de pocos semanas de las pasadas elecciones tras ser procesado.
Pese a que este desenlace ocurrió en 2015, a Gómez le suenan lejanos esos tiempos. Desde que asumió competencias en el consistorio solo vive para el día a día en el Ayuntamiento de Valencia: sin vacilar, expone algunas de sus intenciones para 2016, como redistribuir el mapa de retenes de bomberos y reabrir el Parque del Oeste para el citado cuerpo.
-Más de seis meses en el cargo en una concejalía complicada... ¿Ha deseado alguna vez salir corriendo y volver a la abogacía?
-No (sonríe). Es cierto que es una concejalía bastante dura porque tiene una parte de gestión interna de relaciones laborales y sindicales que la hacen complicada, a lo que hay que sumar la parte externa de gestión de la seguridad y los problemas de convivencia que existen en la ciudad, una tarea en la que, aunque te esfuerces, es muy difícil contentar a todos. La verdad es que no me arrepiento para nada: elegí yo el área y estoy muy contenta e ilusionada de haberlo hecho. Estoy deseando de que algunos proyectos que estamos iniciando vean la luz y se empiece a notar un cambio de verdad con los nuevos presupuestos.
-Ha sido la primera mujer encargada del área de Protección Ciudadana: ¿Se ha sentido integrada desde el minuto uno?
-Si te dijera que me sentí integrada desde el minuto uno mentiría. En general, mi nombramiento fue una sorpresa porque se esperaba otro perfil. Creo que más por mi juventud que por ser mujer. Sí siento la impresión que desde el PP existe cierta sorna sobre mi capacidad para llevar este área. No digo que haya comentarios machistas, sino más ligados a mi juventud que traslucen que no quieren dar el reconocimiento que cualquier concejal debe tener en su departamento. Ahora bien, desde el minuto dos empezamos a trabajar y demostrar valentía en determinadas decisiones con las que creo que derribamos algunos muros de incredulidad o escepticismo. Obviamente, ningún campo ni materia está limitado para las mujeres hoy en día: de hecho, en mi opinión creo que estamos demostrando más profesionalidad, coherencia y una perspectiva más adecuada en esta concejalía que la que había en los últimos años cuando lo llevaba un señor del PP.
-¿De qué se siente orgullosa en estos meses de gobierno local?
-El principal problema social que me encontré al llegar fue en el barrio del Cabanyal. La anterior corporación dejó que el barrio se muriera tras el fracaso de la ampliación de la avenida y quiso convertirlo en tierra yerma para que la gente se fuera. Ahí hay unos problemas de conflictividad social y de convivencia importantes y nos estamos esforzando mucho. En realidad, no es una cuestión de gran política, pero hemos tomado algunas medidas como situar a la policía de barrio allí que antes no había y algunas otras iniciativas para mejorar las cosas. El otro día, recibí una carta de una asociación de vecinos de la zona en la que me agradecían el trabajo que estábamos realizando porque ahora descansaban mejor por la noche y, en definitiva, vivían mejor. Me sentí muy contenta pero bueno, queda muchísimo por hacer: hay gente que sigue yéndose del barrio y eso me pesa.
-¿Qué planes tiene para el incremento de la plantilla de la Policía Local y Bomberos?
-Desde el año 2006 no se convocan oposiciones de Policía ni de Bomberos. Eso tiene como resultado que tenemos una plantilla, por así decirlo, envejecida. Ahora, tan solo el 2% del personal tiene menos de 35 años. ¡No hay nadie por ejemplo que tenga mi edad! Soy yo la más joven (sonríe). Al no cubrirse bajas y jubilaciones cada vez tenemos menos plantilla activa. Así, en los últimos cinco años tenemos a 300 policías menos en la calle y 120 bomberos menos en los parques.
"En los últimos cinco años tenemos a 300 policías menos en la calle y 120 bomberos menos en los parques"
Ese es el resultado de las políticas de personal de la anterior corporación. Pero miremos al futuro, el Ayuntamiento de Valencia ha perdido personal y nosotros vamos a convocar oposiciones tanto de Bomberos como de Policía y existe un compromiso de que se cumplirá la tasa de reposición en ambos cuerpos. También es cierto que no son suficientes: necesitamos durante todos los años ir sacando plazas. Esta es otra de las medidas que marcará la diferencia: el anterior gobierno local sacaba unas oposiciones de 100 personas y estaba luego diez años sin convocar. Yo prefiero que todos los años entre gente por varios motivos: no es lo mismo cuando convocas 200 en 10 años que 20 plazas cada año, que implica que quien se presenta se ha preparado muy bien. Entran los mejores. Y por otro lado, de esta manera todas las generaciones tienen derecho a optar. Una persona de mi edad que hubiera querido presentarse por ejemplo lo hubiera tenido muy difícil: yo hace diez años, cuando se convocaron, estaba estudiando la carrera todavía.
-¿Cuántas plazas van a convocarse?
-Estamos esperando a clarificar las jubilaciones pero hay un compromiso de convocar tanto de Policía como de Bomberos. En total, espero que sean en torno a la veintena.
-En los últimos días, hemos visto por el centro de Valencia patrullar con intensidad a la Policía a caballo. Esto es una novedad.
-Sí. En los últimos 15 años apenas se dio uso a la unidad de caballería. El coste de mantenimiento de los 12 caballos que tenemos y los 30 agentes adscritos a esta unidad es alto y tenemos que aprovecharlos al máximo. Por ejemplo, son unidades interesantes en materia de prevención: estos días tenemos la campaña de Navidad. El centro de la ciudad está abarrotado de gente haciendo sus compras y tenemos problemas de pequeños hurtos. Los policías a caballo tienen una posición de altura que nos viene muy bien para estos casos. También en el rastro, que hay problemas en ocasiones, resultan muy útiles, igual que para patrullar por el cauce del río, la vigilancia en El Saler este verano para controlar posibles rebrotes de un incendio o en las huertas de las pedanías para prevenir hurtos en el campo. Antes eran una figura decorativa: para la Cabalgata de Reyes, cuestiones de protocolo, Día de la Policía Local, para un acto con las falleras... en definitiva, para la lucir en la foto. Nosotros hemos planteado más utilidades y servicios para el ciudadano y creo, así lo espero, que los agentes están más contentos de hacer una función policial directa. No se pueden tener cosas solo para la foto, como pasó con las Harleys de la visita Papa que costaron un dineral y se sacaban solo en la Cabalgata de Reyes.
-¿Qué va a ocurrir con el retén de Bomberos en el Puerto de Valencia?
-En el año 1995, hablo de memoria, la ley marcó que las autoridades portuarias deberían tener un servicio o bien propio o externo concertado de extinción y prevención de incendios. Todos los puertos de España empezaron a conveniar con los servicios de los ayuntamientos para hacer esa asistencia: a cambio de una cantidad económica se prestaba ese servicio. En cambio, aquí Rita Barberá decidió poner un retén dentro del Puerto y estableció un servicio exclusivo sin cobrar por ello. Les construyó un retén, les puso 40 bomberos con su material, una unidad de buceo... y todo gratis. Esto lo hemos revisado y estamos negociando un nuevo convenio. El servicio debe prestarse, claro que sí, pero en general y a cambio de una contraprestación económica.
-¿Van a desmantelar el retén de allí?
-Estudiamos todas las posibilidades pero obviamente está encima de la mesa. Esto cuesta cada año dos millones de euros. Los valencianos no tenemos por qué regalar este dinero al Puerto de Valencia.
-¿Prevé más cambios en los retenes de bomberos?
-Vamos a hacer una reestructuración de los parques de bomberos de Valencia porque creo que ahora mismo es un desastre. Creo que hay que cambiar el mapa y debemos replantearnos muchas cosas. Ahora no lo veo eficiente e intentaré llevar a cabo en 2016 un rediseño del mapa: generalmente, los retenes deben situarse desde los bordes de la ciudad hacia dentro. En cambio aquí, quitamos uno, el del Parque del Oeste para poner el del centro, lo que creo que va en contra de la lógica. De hecho, ese cierre no lo entendí porque era uno de los mejores parques de Valencia y contemplo reabrirlo, además de una reestructuración general de los retenes.
-Otro de los problemas que atañen a su concejalía es el del 'botellón'. ¿Cuáles son sus metas para 2016?
-La sociedad exige que resolvamos los problemas y aquí existe uno de conciliación del ocio nocturno con el descanso de los vecinos. En estos últimos años no ha habido una planificación sobre el ocio nocturno, se ha permitido la saturación de zonas... pero no es solo el 'botellón' el problema: están las colas, la gente que sale a fumar a la puerta... La política consiste en dar soluciones a los problemas. Este, en concreto, exige soluciones transversales con la intervención de diversas concejalías: por ejemplo, desde Juventud se debe ofrecer ocio alternativo.
"La Policía Nacional también tiene competencia para controlar el 'botellón'. Necesitamos que se impliquen en el tema"
Pero no iniciativas elegidas desde el Ayuntamiento de Valencia sino espacios y programas dirigidos por los jóvenes. Probar a dar autonomía y capacidad de autogestión para que decidan lo que quieren hacer. Por otro lado, hay que trabajar el diálogo que es lo que estamos haciendo con las mesas de la convivencia. Por ejemplo, en la Cruz Cubierta, sentamos al propietario de una discoteca y los vecinos y está funcionado bastante bien.
-¿Y la acción policial directa?
-Estamos trabajando un plan de acción concreto pero necesitamos también que la Policía Nacional se implique en este tema. Desde la reforma de la ley de Seguridad Ciudadana por el artículo 37 ahora también es competencia de la Policía Nacional controlar el botellón. Son tan responsables como la Policía Local y si se implican de verdad en este problema duplicaríamos las unidades dirigidas a atajarlo.
-¿Cómo van las negociaciones sobre el modelo de grúa?
-Estamos trabajando junto a la contrata que lo lleva ahora, Pavapark, para hacer un modelo que responda a las necesidades reales de la ciudad. Rechazamos la visión de modelo de grúa de hacer negocio: aquí no estamos para que nadie se haga millonario. Se debe prestar un servicio a cambio de una retribución económica pero no una grúa para gloria de una empresa privada.
-¿Cómo se está trabajando entre las fuerzas de seguridad tras las acciones de terrorismo yihadista?
-Obviamente con la situación que existe ahora se han intensificado las relaciones con los diferentes cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. La comunicación y la coordinación es buena.
-La violencia de género es una de las lacras de la sociedad. ¿Qué medidas está adoptando desde su área?
-Nuestro deseo es avanzar en un nuevo modelo de policía más próxima y más atenta a ese tipo de problemas. Estamos dando nuestros primeros pasos para contribuir a erradicar esta lacra. He puesto un pequeño grano de arena con cursos de formación para toda la policía sobre esto. La gente debe ser consciente que este es uno de los principales problemas de la ciudad: tan solo vemos cuando en las noticias ocurren los casos más graves, pero todos los días tenemos casos de agresiones físicas y maltratos. Queda tantísimo por hacer como Administración... Por eso estos cursos de formación: por ejemplo, aquí son muy importantes los policías de barrio. Es fundamental que tengan esa formación porque son nuestros ojos en la calle y deben aprender a ver las señales porque tienen contacto con la gente. Pueden hacer una gran labor hablando con las mujeres para que se atrevan a dar el paso de denunciar. Ahora bien, como Administración debemos saber dar un paso más, saber detectarlas y acompañarlas: hacerles ver que estamos preparados para que puedan denunciar y sentirse protegidas, porque se hace una buena labor en ese sentido. Por eso me parece fundamental que desde la Policía Local nos formemos todos en esas situaciones.
-¿Los policías le han agradecido paralizar los desahucios?
-No así, pero sí notas que ha sido bien recibido. Me planteaban el doble papel de esas situaciones: un policía de barrio que un día te atiende, te ayuda en cualquier cosa y al día siguiente va acompañando al secretario judicial para echarte de tu casa. Estábamos entrando a hacer unas funciones que no corresponden a una policía comunitaria y de proximidad.