VALÈNCIA. El sector avícola de puesta, que en España genera unos 15.000 puestos de trabajo directos y supera los 1.050 millones de facturación anual, es uno de los más afectados por la crisis de materias derivada de la invasión rusa de Ucrania. El impacto en su caso es doble porque a la escalada en el precio del pienso, que se ha encarecido un 50% en los dos últimos años, se suma ahora el freno a las importaciones de grano desde el Mar Negro, por lo que el principal riesgo ahora es agotar las actuales reservas de pienso para alimentar a sus animales.
El bloqueo en la llegada de cereales afecta a toda la ganadería al ser España un país deficitario en producción, de ahí que tuviera que comprar a Ucrania cerca del 30% del maíz y el 60% del girasol del total que importa. Con el corte del suministro, los fabricantes de piensos ya han alertado al Gobierno de la necesidad urgente de permitir las compras de grano y cereal en mercados alternativos para evitar problemas de abastecimiento de alimentación animal, que podrían llevar a tener que planificar sacrificios en pocas semanas.
Según explica a Valencia Plaza Mar Fernández, directora de la Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos (Inprovo), es urgente corregir esas distorsiones en el mercado que ha traído la guerra en Ucrania. "Estamos en el punto de que a lo mejor dentro de unas semanas no hay materias primas para pienso. Por eso esperamos que el Gobierno de España y la UE tomen medidas para el abastecimiento de granos para poder seguir produciendo alimentos de alimentación animal", asegura Fernández.
Ante el bloqueo, existen mercados alternativos como EEUU y Argentina "que hay que abrir y tocar" para que llegue grano "urgentemente". "Si no hay alimento para el ganado, no hay ganadería", alerta. En esa línea, la Asociación de Comercio de Cereales y Oleaginosas (Accoe) también ha pedido que se autorice la entrada de transgénicos de EEUU, potencia líder en el comercio de maíz, para garantizar el abastecimiento en Europa.
Según detalla la responsable de Inprovo, existe una ralentización de las operaciones comerciales porque la UE tiene una normativa sobre transgénicos de ganado que obliga a autorizar los productos uno a uno en función de las valoraciones que hace la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) a pesar de ser productos ya validados en EEUU y Argentina.
Esos procesos, asegura, implican periodos de dos o tres años, "unos plazos que ahora no nos podemos permitir". "Hay muy poca flexibilidad en el mercado europeo de las proteínas para alimentación del ganado", lamenta la responsable de Inprovo.
Algunas de las grandes granjas avícolas españolas producen su propio pienso, pero Fernández calcula que las reservas almacenadas pueden dar cobertura para "como mucho, un mes".
En ese contexto de falta de materias primas con las que dar de comer a sus animales, incluso el grave problema de precios que arrastran desde hace prácticamente dos años ha quedado en un plano secundario. "En ese momento, el coste es un mal menor. Hay que importar porque el problema urgente es el abastecimiento. El coste, siendo un problema, es secundario", insiste.
Pero la apertura de las importaciones de nuevos mercados relajaría las actuales tensiones de precio. Según explica la directora de Inprovo, en un mercado tan volatil como el de las materias primas, los especuladores hacen inversiones en el mercado de futuros aprovechando la volatilidad actual. Por eso, desde el momento en el que se garantiza que va haber abastecimiento, "se reduce la incertidumbre y te proteges contra los costes que tienen un componente especulativo", argumenta Fernández.
El corte del suministro de grano desde el Mar Negro ha sido el "remate" a una escalada de precios en el pienso para gallinas ponedoras de nada menos que un 50% desde febrero del año pasado, pues ha escalado desde los 305 euros la tonelada de entonces a los 384 euros por tonelada que se pagaban hasta el estallido de la guerra. En 2019, el precio rodaba los 245 euros por tonelada.
"El mercado de las materias primas, donde los precios y las condiciones son mundiales y no se pueden negociar, sube tan rápido que cuando los productores tienen que vender el huevo en origen no pueden repercutir esa escalada en el precio a la misma velocidad. Hay un tremendo desfase entre el precio y los costes, sobre todo de las materias primas para alimentación de ganado", asegura Mar Fernández.
Por su parte, las cooperativas agroalimentarias de España también pidieron al ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, que de "manera extraordinaria" y hasta que se restablezca la normalidad de los suministros desde el Mar Negro, se autoricen las importaciones de cereal, principalmente maíz, de Estados Unidos, Argentina y otros países productores, para hacer frente al consumo diario de casi 100.000 toneladas.
Según informaron en un comunicado, Ucrania exporta a España una media anual de 2,77 millones de toneladas de maíz en los últimos seis años, destacando 2019, con algo más de cuatro millones, es decir, el 30% de sus necesidades. Sin embargo, esta fuente de abastecimiento ha desaparecido y estiman que cuentan con existencias solamente para las próximas seis semanas, por lo que califican la situación de "alarmante".
De esta forma, las cooperativas señalan que ante esta "situación extraordinaria", el Gobierno debe conseguir de la Comisión Europea medidas a la altura de las circunstancias para abastecer a la cabaña ganadera. Reconocen, además, que la guerra ha cambiado el escenario de manera radical, poniendo en serio riesgo un abastecimiento seguro y asequible de los alimentos, que hay que garantizar a la sociedad europea.