Para el responsable de análisis macro de Saxo Bank es poco realista pensar que Grecia pudiera salir del programa de ayuda financiera el próximo año, con unas necesidades de financiación de casi 19.000 millones en 2019
MADRID. El regreso de Grecia a los mercados financieros representa un exitoso ejercicio de relaciones públicas para el país que fortalecerá la posición, dentro del partido Syriza, del primer ministro, puesto que esto favorece la salida el próximo año del programa de ayuda financiera. Pero esta salida parece bastante poco realista hoy en día, teniendo en cuenta las necesidades de financiación del país, que se espera que alcancen los casi 19.000 millones de euros en 2019. De hecho, sólo hay tres opciones posibles para Grecia una vez que el actual plan de ayuda termine en agosto de 2018: un cuarto programa de ajuste económico, una extensión del vencimiento de los préstamos o una quita del valor nominal de la deuda. Analicemos estos tres escenarios con más detalle:
La reestructuración de la deuda soberana es una ocurrencia más frecuente de lo que se cree. Entre 1950 y 2010 hubo 186 intercambios de deuda negociados con instituciones financieras y bonistas y 447 acuerdos bilaterales con el Club de París. En el caso de Grecia, una quita implica una reanudación completa del cálculo de sostenibilidad de la deuda que había llevado a cabo el FMI en 2010 y que dio lugar a un plan para reducir la deuda pública del 175% al 120% del PIB en 2022 generando un superávit presupuestario primario de al menos el 3% anual.
Hay dos problemas principales con este análisis:
Contrariamente a lo que se menciona a menudo, una quita del nominal de la deuda no constituye una violación de la cláusula de no rescate del Artículo 125 del Tratado de Lisboa. En su sentencia de marzo de 2011 en el caso Pringle, el Tribunal Europeo de Justicia aclaró la legalidad de la asistencia financiera entre los Estados miembros para preservar la estabilidad de la zona euro en su conjunto, dando así luz verde al ESM. Sin embargo, si no se prohíbe una reestructuración legal de los bonos griegos en manos de los Estados europeos, la cuestión sigue sin resolverse en relación con los bonos del Banco Central Europeo (aproximadamente 27.000 millones de euros).
Hay dos maneras de calcular la escala de la quita:
El cálculo es el siguiente:
Quita efectiva = [deuda corriente como% del PIB - umbral de deuda objetivo como% del PIB] / deuda elegible como% del PIB. Basándose en la participación de los países europeos y del BCE, sería necesario una quita efectiva del 88% (180-120) / 68 = 0,88 para alcanzar un ratio de deuda del 120% del PIB. En caso de no participación del BCE, el recorte efectivo sería del 100%, lo que es bastante improbable.
Un recorte nominal de la deuda debe condicionarse a la aplicación de algunas reformas clave y ejecutarse a través del marco internacional existente conocido como la 'Iniciativa para los Países Pobres Muy Endeudados', que puede adaptarse fácilmente al contexto europeo. Desde su creación en 1996 (y modificación en 1999), ha ayudado a 36 países, principalmente en África, que se han beneficiado de la cancelación de la deuda hasta un 90%.
El último problema planteado por la quita de la deuda griega se refiere al coste que deben soportar los acreedores europeos. Contrariamente a lo que se cree, sería relativamente limitado y manejable, sobre todo en un contexto de bajos tipos de interés debido a la acción de los bancos centrales y al exceso de liquidez global en el mercado. A pesar del endurecimiento monetario en Estados Unidos, el FMI estima que la liquidez del banco central continuará creciendo a una tasa anual equivalente al 2% del PIB mundial, antes de comenzar a disminuir después de 2019. De hecho, el miedo a la baja liquidez en el mercado es exagerado en el medio plazo.
Además, debe recordarse que en la práctica el Estado reembolsa los intereses de los préstamos, pero nunca el principal. Por consiguiente, el coste real e inmediato para los países europeos consistiría en la pérdida de los pagos de intereses efectuados por Grecia sobre los préstamos (1,5% de interés en promedio) y del coste de refinanciación de los préstamos utilizados para ayudar a Atenas. El coste económico asociado a una quita nominal de la deuda es bastante bajo en comparación con los efectos geopolíticos del lento colapso de Grecia.
Christopher Dembik es jefe de análisis macroeconómico de Saxo Bank