La pelea estatal retumba en la federación valenciana, que se encuentra dividida entre los que respaldan a Sánchez para que resista y los que exigen una gestora
VALENCIA. La soldaduras del PSOE no resistieron el envite de Pedro Sánchez para celebrar un congreso. Tal y como ha informado este diario en los últimos días, la olla presión en la que se había convertido la formación socialista estalló este miércoles sin posibilidad de solución dialogada: los 'pesos pesados' del partido entraron ayer en una cruenta batalla que apunta a prolongarse hasta que existan vencedores y vencidos.
Las calculadoras habían echado humo a lo largo de toda la semana. Las cuentas para el Comité Federal del sábado y las referentes a la propia Comisión Ejecutiva se hicieron y rehicieron desde los sectores críticos en busca de destronar al secretario general: se concluyó que la opción más factible era la segunda y, en la tarde de ayer, se ejecutó con firmeza. 17 miembros de la dirección presentaban su dimisión en Ferraz, entre ellos el propio líder del PSPV y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, con lo que en la Ejecutiva quedaban más vacantes que puestos nombrados. Conclusión: caída de la cúpula del PSOE y de su secretario general.
Al menos así lo defendían los críticos, una opinión no compartida por el vicesecretario de Organización, César Luena, mano derecha de Sánchez, quien defendió estatutos en mano que la maniobra de la dimisión masiva solo provoca la convocatoria de un Congreso Extraordinario. De hecho, anunció públicamente la celebración de una de reunión de la Ejecutiva -o lo que queda de ella- para abordar este asunto este mismo jueves.
Veteranos dirigentes del sector crítico consultados por este diario aseguraron que esta medida se encontraba "fuera de lugar". Si el escrito y las correspondientes firmas enviadas al Comité Federal y a la Comisión Federal de Ética y Garantías son validadas, los pasos irán dirigidos a que se designe una Comisión Gestora precisamente en el Comité Federal que podría celebrarse este mismo sábado tal y como estaba previsto. Esta gestora se encargará de llevar el timón del partido hasta la obligatoria celebración de un Congreso Extraordinario, si bien los estatutos no reflejan la necesidad de un plazo concreto para la convocatoria.
En esta línea se pronunció el hasta ayer secretario de Política Federal y número tres del PSOE, Antonio Pradas, persona de la confianza de la presidenta andaluza, Susana Díaz, líder del sector crítico. Así, el citado dirigente aseguró que la actual Ejecutiva Federal no está "legitimada" dado que tras las 17 dimisiones "queda disuelta".
Pradas, uno de los cabecillas del golpe de mano, dejó claro de esta manera que los críticos ya no reconocen a la dirección del secretario general, Pedro Sánchez. Las declaraciones se realizaron en la puerta de la sede federal socialista, a la que, aseguró, no le habían permitido entrar.
Tal y como informó Valencia Plaza, la fractura entre los socialistas valencianos sobre este tema es patente. Si la situación apunta a que los 22 representantes del PSPV que forman parte del Comité Federal ya acudirían divididos para votar la propuesta de celebración del Congreso que proponía Sánchez, la maniobra realizada por el sector crítico con la participación en primera persona de Ximo Puig, enervó los ánimos en la federación valenciana.
Basta con leer este tuit emitido ayer desde la cuenta oficial del PSPV de la provincia de Valencia, liderado por José Luis Ábalos, uno de los principales valedores de Sánchez en la Comunitat. Un mensaje que contradice frontalmente la posición de su jefe de filas, Ximo Puig, uno de los dimisionarios para forzar la caída del secretario general.
La situación en el PSPV es delicada. La fractura entre ambos sectores es patente y la implicación de Puig en primera persona es total: en este sentido, si Pedro Sánchez consiguiera resistir como líder, la figura del presidente de la Generalitat quedaría muy tocada en el ámbito orgánico, algo que repercutiría de cara a mantener intacta su autoridad como secretario general de los socialistas valencianos.
Por otro lado, planea sobre la decisión la idea de que lo siguiente seguirá conceder las abstenciones necesarias en el Congreso para que Mariano Rajoy sea investido presidente, una circunstancia que algunos dirigentes como el propio Puig, que hizo pública a última hora de la noche, se esfuerzan en negar.