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prepara la apertura de un nuevo establecimiento en gran vía

The Fitz, la exitosa cadena valenciana de hamburguesas nacida de las 'ruinas' de un Burger King

10/09/2018 - 

VALÈNCIA. Corría el año 2013 cuando los hermanos Mario y Carlos Gelabert levantaban la persiana de su primera hamburguesería en Torrent (València). The Fitzgerald, 'The Fitz' para los amigos, fue un oasis en el extraradio de la ciudad de lo que ahora se entiende como 'hamburguesa gourmet', por aquel entonces casi una reliquia.

El espacio no solo sorprendía a sus visitantes por su tamaño, sino también por su llamativa decoración y por lo 'real' de su producto, algo poco habitual para un ticket medio de once euros. De hecho, pocos pensarán que la inspiración de la idea llegó porque en el bajo elegido quedaban las 'ruinas' de un antiguo Burger King. Ahora ya tienen cuatro restaurantes en Castellón, Gandia, Benimaclet, Torrent y, próximamente, abrirán en Gran Vía, aunque su expansión también mira a Alicante.

La vocación de Mario y Carlos no llegó por casualidad, y es que esto dos jóvenes hermanos -24 y 30 años- se criaron en una familia que ha vivido por y para la hostelería. Su padre, Juan Carlos Gelabert, fue presidente de la Federación Empresarial de Hostelería de València (FEHV) entre 2003 y 2011 y ellos decidieron seguir por el mismo camino.

"Mi padre es de hostelería de toda la vida. Tenía un local, empezó a montar más y entonces decidí empezar a trabajar con él mientras estudiaba", explica Carlos Gelabert. En 2009 montaron el grupo Cobeca con restaurantes como Clandestino, Baldo o La Casa Blanca, pero llegó la crisis. "En 2012 echamos el freno y nos quedamos con Baldo, La Casa Blanca y L’Hostalet. Cerramos siete locales de golpe", recuerda. 

Sin embargo, los dos hermanos decidieron utilizar lo aprendido en el viaje y emprendieron un retiro durante tres o cuatro meses en Galicia para pensar qué proyecto poner en marcha. "Nos daba igual hamburguesería o no, pero sí que queríamos hacer un proyecto donde la gente estuviera implicada. Queríamos crear un concepto con una filosofía muy potente que atrajera a gente joven. Un concepto muy millenial", explica Carlos.

Por su experiencia pasada, tenían claro que su primera misión era que el personal entendiera el concepto y estuviera inmerso en el proyecto. "Queríamos encontrar a gente para la que nuestra creación fuera un punto de inflexión en su vida. Una vez pensado esto queríamos un ticket medio bajo, porque es lo que nos enseñó la crisis", señala.

"Dentro de la rotación que tenemos la relación con el personal es muy chula e incluso una vez al año hacemos un campamento The Fitz en el embalse de Benagéber. Para nosotros es el culmen de esa idea inicial. Quisimos crear un lugar en el que nos lo pasáramos bien", recuerda.

¿Y el concepto? "Siempre hemos sido muy 'chuletillas', un poquito rebeldes y queríamos que los locales y el producto nos representaran". De hecho, ellos mismos han sido los encargados de la imagen. Tampoco querían depender de un cocinero, sino que buscaban un negocio escalable y con procedimientos que se aprendieran rápido teniendo en cuenta la alta rotación de personal en el negocio de la hostelería. ¿Y por qué Torrent? "Estaba muy quemado de València, pero lo cierto es que cogimos el local por casualidad", recuerda Carlos.

Un 'Burger King gourmet'

Su padre tenía un chalet en Torrent y saliendo a correr un día vio el bajo. Decidió apalabrar su alquiler, lo vieron y les gustó la idea de montar un nuevo negocio en una ciudad pequeña. "¿Por qué no montar algo en un sitio donde hay poca competencia?", recuerda Carlos. "Llegamos allí y era un Burger King derruido, así que pensamos que desde el punto de vida de ahorro, ¿por qué no ser un Burger King pero gourmet? Dar la mejor calidad posible a un precio justo con carne fresca, hecha a la brasa y al momento", explica.

"Pensamos en una hamburguesería de autor pero con mentalidad de multinacional. Empezar pequeño pero con el objetivo de hacerlo grande", reconoce. Cuando tenían el modelo mejorado decidieron abrir en Gandia y así hasta cinco locales. Con el paso de los años han querido realizar un crecimiento sostenible, todo con dinero propio y sin inversores, aunque muchos de ellos se han acercado a tantear. "Nuestra idea es abrir entre uno y dos establecimientos al año, pero todo propio, sin franquicia".

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