SIN COMPLEJOS / OPINIÓN

Hasta Requena llegarás, no más allá

12/12/2022 - 

Parece una maldición bíblica, de verdad. ¿qué les pasa a los presidentes socialistas del Gobierno con la Comunitat Valenciana? Entiendo que pueda haber uno que tuviera una novia en Gandía y que la cosa terminara mal. ¿Pero todos? Me cuesta creer tanta animadversión a nuestra tierra cuando hay un inquilino en la Moncloa del puño y la rosa.

Hasta puedo llegar a comprender que Felipe González priorizase el AVE entre Madrid y Sevilla en lugar de a Valencia porque él era sevillano. El tiempo ha demostrado que la línea más rentable de la Alta Velocidad española es la que une las dos capitales, junto con la de Alicante. Aquí también alargó el tiempo cambiando el trazado para llevarlo por Cuenca en lugar de la línea recta con Albacete por contentar al socialista José Bono. El resultado, media hora más de trayecto. Suma y sigue.

Creíamos que lo habíamos visto todo cuando José Luis Rodríguez Zapatero se cargó de un plumazo el Plan Hidrológico Nacional de Aznar que incluía el trasvase del Ebro. Todo para que ERC le invistiera presidente. “Dándoles a los nacionalistas lo que piden se calmarán”, decían en 2004; “Con el nuevo Estatuto, la paz está garantizada en Cataluña”, sobre el 2008. No hace falta que les diga lo que ocurrió diez años después. En este sentido, seguimos perpetuando el error con Pedro Sánchez. Primero, la sedición; luego, la malversación, y después…

Vale que pase una vez. Dos son casualidad. Pero, ¿tres? ¿Qué ocurre aquí?

Está claro que Pedro Sánchez es enemigo de la Comunitat Valenciana. Desconozco los motivos. No me quiero meter en temas de partidos, pero creo que Sánchez todavía no ha perdonado a Ximo Puig que apoyara a Susana Díaz en las primarias del PSOE.

Sinceramente, me parece el argumento más sensato ante tanta inquina contra la Comunitat Valenciana. Porque otros pensamientos se me hacen bola en el cerebro.

Pero el por qué en este caso es lo de menos. Lo importante es lo que nos afecta a los valencianos. Por desgracia, en la última semana hemos tenido motivos más que de sobra para corroborar esta sensación.

El primero, el cierre programado del Trasvase Tajo-Segura. Son ya más de veinte recortes los que ha sufrido esta infraestructura hídrica desde que gobierna Pedro Sánchez. La última es la definitiva.

La Generalitat bien que se había encargado de anunciar el acuerdo al que había llegado con el Ministerio de Transición Ecológica sobre el Trasvase. Perdía la Comunitat Valenciana sí, pero solo un muchito.

Lo que pasó después es de traca. El Gobierno se salta a la torera su propio acuerdo y aprueba un Plan del Tajo que cierra la transferencia de agua a la Comunitat en 2027 al aumentar los caudales ecológicos de la cuenca cedente hasta hacer imposible cualquier trasvase. La Generalitat, que no sabía nada y sigue sin saber, tiene que abstenerse en la votación definitiva en el Consejo Nacional del Agua. En lugar de votar que no, para defender los intereses de la Comunitat, da la callada por respuesta.

De nada me vale ahora decir que si pondrán recursos. Triste me pareció mi colega socialista Manuel Pineda el otro día en Corts cuando dijo que el Consell votará en contra si el Consejo de Ministros ratifica el Plan del Tajo aprobado. ¿Votar dónde? Ahora solo nos quedan los tribunales, a los que por cierto ya anunciado que irá Carlos Mazón en defensa de la Comunitat.

Pero, bueno, dentro de lo malo, esto es reversible. Igual que se aprobó este plan de cuenca, por cierto con el voto en contra de las comunidades del PP incluida Galicia, el año que viene se puede aprobar otro con un Gobierno amigo de la Comunitat como el de Alberto Núñez-Feijóo.

Lo que ya no tiene vuelta atrás es la última puñalada a la Comunitat del Gobierno de Pedro Sánchez. Al final, las agencias de Inteligencia Artificial y del Espacio no irán a Alicante y Elche, sino a A Coruña y a Sevilla. Y esta decisión no se puede retrotraer.

Perdónenme la autocita, pero ya dije que la decisión no la iban a tomar los expertos, sino los sondeos. Así funcionan los socialistas. Pese a las indiscutibles ventajas de Alicante y Elche, se ha elegido intentar mantener las alcaldías de A Coruña y Sevilla de la marea azul que saldrá de las urnas el próximo 28 de mayo.

Y bien que lo siento por los alicantinos y los ilicitanos. Otro tren que vuelve a pasar por delante de nuestras narices y el jefe de estación, Ximo Puig, ni levanta la bandera ni hacer sonar el silbato.

Ha quedado bien claro que con este presidente de la Generalitat y este presidente del Gobierno la Comunitat Valenciana tiene que pelear contra los elementos para subsistir. Porque de nada sirve que los inquilinos del Palau y de la Moncloa compartan colores, que es lo único que les une.

La influencia de Ximo Puig no llega más allá de Requena, para nuestra desgracia. Pero, como les decía al principio, no es una medición bíblica. En nuestro voto está cambiar nuestro destino.

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