¿Hay alguien que sea tan limpio?

El presidente de la Confederación de Empresarios de Castellón (CEC), José Roca, dio hace algunas semanas una respuesta en una entrevista en El Mundo que ha pasado injustamente inadvertida a pesar de que explica muchas cosas.

A la pregunta de si "es ético que haya un familiar directo del secretario general trabajando en la CEC", el veterano dirigente empresarial respondía textualmente: "Esta persona no le cuesta ni un céntimo a la CEC porque su contrato obedece a un convenio establecido con el Ministerio de Empleo. ¿Hay alguien que sea tan limpio que no tenga un familiar colaborando con ellos? Yo creo que hay pocos". Conviene releerla porque no tiene desperdicio.

No queda claro si Roca considera ético lo que a todas luces no lo es. Probablemente, no del todo, de ahí sus variadas excusas, a cuál peor. Alega que el enchufado no le cuesta ni un céntimo a la patronal que dirige desde hace 29 años, no vaya a ser que algunos de sus miembros se moleste más de lo que ya está. A continuación, revela que la CEC utiliza un convenio con el Ministerio de Empleo para colocar a un familiar del secretario general, Rafael Montero, con el dinero de todos. Ético a más no poder. Y para rematar, se pregunta y se contesta acerca de la limpieza ética de los demás para justificar que la suya no sea inmaculada.

Y ahí tenemos la explicación de por qué Roca, presidente de los empresarios de Castellón y miembro de la junta directiva de la CEOE, no dimite a pesar de estar imputado desde hace un año por presunto fraude de su organización en cursos de formación.

Vicente Ten, inspector de Hacienda metido en política, lo explicó con un ejemplo claro el otro día en uno de los desayunos electorales organizados por Valencia Plaza. Recordaba Ten que hace quince años nadie habría dicho que los españoles no iban a fumar en los bares, en el trabajo o en cualquier espacio cerrado. Hasta en los ascensores se entraba con el cigarrillo encendido. Y ahora nadie lo hace no tanto porque esté prohibido, sino porque sabemos que si uno enciende un cigarro en alguno de estos sitios alguien se lo va a afear. No está bien visto. Es una cuestión de educación.

Defraudar a Hacienda también está prohibido, pero el reproche social hacia quienes no pagan no es ni de lejos el que tiene el hecho de encender un cigarro en un restaurante. La pregunta "¿lo quiere con IVA o sin IVA?" no es tan frecuente y ya no se presume en los bares de haber engañado "a Montoro", pero se evita el asunto y a nadie se le afea que no pague.

Enchufar a familiares y amigos en puestos pagados con dinero publico está feo y además está prohibido, pero no repudiado socialmente. No, al menos, en la medida necesaria para que el Consell destituya de manera fulminante, ya que ella no dimite, a la secretaria autonómica de Sanidad, Dolores Salas, por la contratación más que sospechosa de su hija en la fundación Fisabio (hablando de Fisabio, hay que leer la entrevista de Marta Gozalbo al profesor Menezo).

El de Salas debería figurar como asunto número uno de la agenda del Consell en el Seminari de Torrevieja: "Por qué cuando nos han pillado con el carrito del helado reaccionamos igual que los gobiernos del PP a los que tanto criticamos. Qué ejemplo estamos dando. Efectos del enrocamiento en las elecciones del 26J. Conclusiones".

Las conclusiones no deberían ser cambiar las normas. No es necesario cambiarlas, sino vigilar que se cumplan, repudiar a quien no lo hace, cortar de raíz cualquier sospecha, no ser ambiguo cuando se trata de ‘los nuestros’, señalar a los que simulan seguir los procedimientos para ocultar que su verdadera intención es saltárselos, creerse que la transparencia es incompatible con publicar ofertas de trabajo o licitaciones de contratos menores escondidos en páginas web (está pasando)...

Uno siente que este artículo ya lo ha escrito mil veces. Es probable. Y también que no sirve para nada. Así que disculpe el lector la reiteración, pero al martillo hay que darle hasta que entren todos los clavos.