entrevista al director gerente de la mayor mutua valenciana

Héctor Blasco (Umivale): "El sistema de seguridad social española debe replantearse"

20/12/2015 - 

VALENCIA. Las mutuas colaboradoras de la Seguridad Social son unas grandes desconocidas para muchos trabajadores a pesar de que cubren su asistencia en caso de accidente o enfermedad laboral. "Es una figura rara que se hizo en su momento para que las empresas asumieran el riesgo de la salud de sus trabajadores", explica Héctor Blasco, director gerente de Umivale, la mayor de las mutuas valencianas, fruto de varias fusiones. Las mutuas forman parte de la sanidad pública, pero son entidades sin ánimo de lucro que funcionan con trabajadores privados y el dinero que ahorran va a parar de vuelta a la Seguridad Social. "Si la mutua tuviera pérdidas alguna vez lo asumirían los mutualistas, razón por la que solo puedes ganar dinero", explica Blasco.

"Lo que hace el Estado es darte parte del dinero de las cotizaciones de las empresas, regula en qué te lo puedes gastar, te lo auditan, y el dinero que sobra se devuelve otra vez al Estado". Umivale surgió como tal en 2006 de la fusión entre Mutua Valenciana Levante (Muvale) y Unión Museva Ibesvisco (Umi). 

En 2014 ingresó unos 385 millones de euros, ganó 43 millones y devolvió al Estado 97 millones. "Algo tiene de complicado comprender qué es una mutua cuando el 97% de los trabajadores de este país están en una, pocos sectores tienen tantas empresas centenarias y, sin embargo, pocos saben que existen", reflexiona Blasco.

-¿Cómo ha ido 2015 para Umivale?

-Ha sido un año paradójico. Cambiaron la ley el 1 de enero de 2015. Nosotros teníamos una norma que venía de los años 90, concretamente de 1994, y la cambiaron a 26 de diciembre de 2014. Este año ha sido de transición, por lo cual hemos tenido que devolver bastantes más reservas de las que ganamos el año anterior.

Al llegar la crisis bajó el absentismo un 30%; en 2014 aumentó un 8% y este año crece otro 7%


Pero lo más paradójico es que nuestra razón de ser es conseguir la mejor salud para los trabajadores de nuestras empresas. Lo digo porque una de las pocas cosas buenas que descubrimos con la recesión es que teníamos un porcentaje de absentismo voluntario bastante alto en nuestra sociedad. Por lo cual descendió el absentismo respecto al año álgido 2007. Más de un 30% en general y un 60% en la parte de accidentes de trabajo. A mismos trabajadores, las jornadas perdidas por motivos de salud en 2013, que fue el año valle, eran un 60% menos en accidentes de trabajo que en 2007.

Fundamentalmente fue por la desaparición de sectores más conflictivos como construcción e industria, que han destruido mucho empleo. También porque durante este periodo se ha valorado más el tener trabajo. Había una parte de absentismo que era voluntario. En el momento que hubo una sensación de que el que menos iba a trabajar era al que se tenía en cuenta cuando se iban a reducir las plantillas, mejoraron exponencialmente los ratios de salud.

Nosotros lo medimos por las ausencias. Lo llamativo es que en 2014 empezó a dispararse el absentismo y subió un 8%, y en 2015 está subiendo un 7% respecto al año anterior. 

-¿Eso es porque se han relajado más los trabajadores?

-Por una parte es que se está incrementando la actividad. Y eso ha aumentado, por ejemplo, los accidentes de tráfico, que es un indicador. Por otra parte, estamos percibiendo que hay menos miedo a perder el trabajo o que hay más posibilidades de trabajar. Estamos en unas zonas más castigadas. Por ejemplo, Valencia no está yendo a la velocidad que otras autonomías. Aquí pocos sectores, quitando la automoción y el agroalimentario, están tirando de la economía. El grueso de nuestra población protejida es la Comunitat Valenciana, tenemos el 70%.

-Eso es en cuanto a absentismo pero, ¿también ha repercutido en el número de empresas mutualistas?

-En el año 2008 ya empezó el desempleo. Donde más se destruyó fue en 2009. Siguió cayendo en 2011, en 2014 paró y en 2015 se empieza a construir. No obstante, la calidad del empleo no es la misma. A octubre de 2015 Umivale tenía un incremento de población protegida del 6%. Pero en régimen general, que tenemos 550.000 trabajadores, tenemos 13.000 por debajo de 2007. En régimen de hogar, que entonces no existía, solo ha crecido. En el agrario también se cambió y ha crecido mucho. Entonces tienes más trabajadores, pero son empleadas del hogar que antes no estaban y la cotización media no es ni parecida.

Hemos ido amortizando puestos de trabajo, adecuando la plantilla a base de no renovar puestos, o de cada diez renovábamos tres

Diciembre de 2014 comparado con 2007, en servicios, nosotros hemos crecido del 7 al 12%. La composición de la cartera no es la misma. Desde 2007 en construcción hemos perdido el 64% de la cartera de los trabajadores protegidos. En industria, el 28%, en sector eléctrico el 14%. Y en el sector servicio, que es el que crece, crece servicios sanitarios, auxiliares de empresas, pero son servicios que antes no teníamos. Por ejemplo, la empresa más grande es Prosegur, que antes no estaba. En administración pública ha decrecido durante la crisis. Intermediación financiera, bancos, ha bajado un 30% por Banco de Valencia y CAM, que han desaparecido como tales, y Santander y Banesto que han reducido personal. Todos han ido aquilatando a los nuevos tiempos. De Bankia tenemos la zona de Levante. La población es parecida pero la composición por sectores ha cambiado, con lo cual la calidad de los trabajos no son exactamente los mismos ni los sueldos medios.

-¿Cómo se ha adaptado Umivale a la crisis?

-Nosotros nos fusionamos en el año 2006. Dos mutuas, una valenciana con otra de Madrid que era la de los bancos y las eléctricas. Entonces hicimos un acuerdo de que la plantilla no tenía que sufrir. Hemos ido amortizando puestos según ha habido jubilaciones, adecuando la plantilla a base de no renovar puestos, o de cada diez renovábamos tres. Al tiempo, hemos ido aprovechando la caída de actividad para ir centralizando servicios que teníamos con medios externos. Ahora tenemos 657 personas a 31 de diciembre de 2014. Además, hemos tenido que vender la sociedad de prevención.

-¿Cómo soluciona Umivale la obligatoriedad de vender la sociedad de prevención?

-Hicimos una oferta y la junta directiva hizo una apuesta por la continuidad del equipo humano, porque lo que le pedía era que mantuviera unos ratios de calidad y coste parecidos a los que tenía. Entendían que si podían conseguir un accionariado que tuviera esa lógica de continuidad preferían que ese que cualquier otro planteamiento de subasteo en el que puedes sacar más dinero pero normalmente es a base de que sufra la plantilla y de que cambien los métodos de trabajo. Entonces se ofreció a todos los mutualistas con una oferta pública de venta. Finalmente, participaron 21 mutualistas y un vehículo o una sociedad en la que también podían invertir los trabajadores.

La junta permitió que los trabajadores también pudieran invertir hasta el 40% pero al final solo reunieron los suficiente para el 30%, por lo que un 30% es de los trabajadores y el 70% restante de 20 ó 21 inversores distintos, donde que más tiene el 17% o así. Por ahora está yendo muy bien.

-¿En qué les ha afectado la nueva ley de mutuas?

-Quitando la parte de divorciar la prevención de las lesiones, que creemos que hay un error estratégico, pero no somos el legislador, nosotros tenemos que dedicarnos a cumplir las reglas que nos marca el Ministerio...

-¿Por qué cree que fue un error?

-Nosotros cubrimos los costes de tus accidentes sanitarios y económicos. Si podemos conseguir que no tengas un accidentes es mucho mejor que invertir dinero. Creemos que las políticas de prevención deben ir unidas a todas las políticas de seguridad social. Lo mejor es que la gente no tenga lesiones ni enfermedades. Ahora no van coordinados.

-Sigamos con la ley de mutuas.

-En general no ha cambiado nada. Si tú te lees el reglamento del año 95, la ley de mutuas es lo mismo. Lo curioso es que han pasado más de 20 años, tenemos muchas más competencias que entonces, y no se ha tenido en cuenta toda la evolución de 20 años para mejorar la gestión de las prestaciones. Creemos que es una oportunidad perdida porque igual se ha  perdido la oportunidad de mejorar.

-¿En que podía haber mejorado?

-Cuando se arregló esto en los años 90 no existía internet, hay que desburocratizar esto, la información de todos los agentes que estamos en esto como las inspecciones o la sanidad deberían estar más coordinados. Y después, el sistema de la seguridad social española debe replantearse, sentarse en una mesa a hacer el pacto de Toledo. Nosotros tenemos un sistema por aluvión. Hay cosas que vienen del franquismo, otras de la UCD, otras de la época de González, otras de época de Zapatero, también de Aznar, y de la época de Rajoy no, porque no se ha cambiado nada.

Además, no es coherente en conjunto. Habría que hacer un esfuerzo por compilar y organizar mejor. Los agentes sociales, los sindicatos, piden más participación y habrá que darles herramientas. Y además las prestaciones tienen que ser más coherentes entre ellas. Es un lío cuando se podría simplificar.

-Una de la controversias de la nueva normativa fue la posibilidad de que los médicos de las mutuas pudieran dar el alta a trabajadores de baja, como pedían los empresarios y las mutuas. Finalmente no se les dio esa opción, pero si la de pedirla a la Seguridad Social desde el primer día. ¿Están satisfechos con la solución?

-La sanidad española tiene dos partes, la laboral y la no labora. La laboral depende de la mutua. El descontento viene con la no laboral, que hoy por hoy esto depende de los médicos de las autonomías. Nosotros somos Estado y de la no laboral llevamos la parte económica. Ahí hay mucha descoordinación. Hoy por hoy, de cada 100 días, 80 se pierden en la parte no laboral y 13 en la laboral. En la parte no laboral, que son las enfermedades comunes, tendría que haber más gestión, que no la hay.

El sistema español no es coherente. Tú bajas las escaleras de la oficina y te rompes el menisco y es accidente laboral, si te lo haces jugando a fútbol no.

El sistema español no es coherente. Tú bajas las escaleras de la oficina y te rompes el menisco y es laboral, si te lo haces jugando a fútbol no. Por decir que te lo has hecho trabajando tienes diferentes derechos, diferentes compensaciones económicas, tu empresa tiene distintas consecuencias económicas. En un caso igual te operamos el miércoles y en la no laboral dentro de nueve meses. Cada día de baja le está costando al Estado 35 o 40 euros que paga al trabajador la incapacidad temporal. Si fuera piloto de avión sería 350 euros al día. Nosotros, que también somos Estado, podemos curarte la semana que viene y el Estado ahorrarse eso. A veces lo haces, pero si el médico laboral no da el alta, igual se consumen un mes o dos más de lo que tocaría.

-¿Es porque los médicos de la Seguridad Social no perciben lo que significa la baja?

-Claro, nadie los mide por eso.

-¿A los de la mutua sí?

-No les medimos por eso pero sí gestionamos los plazos de los procesos. Para nosotros un indicador de calidad es que no haya colas o que si el proceso dura de media 45 días no dure 90. Es una actitud consciente. Las mutuas tienen más conciencia de las duraciones. Esto antes funcionaba de una forma coordinada cuando el Ministerio de Sanidad y Seguridad Social. Pero ahora hay un divorcio total entre la sanidad y la parte económica que lo soporta. 

-¿Ha solucionado la nueva regulación la situación de los trabajadores autónomos?

-Ha solucionado menos de lo que esperábamos. En el año 2010, de cara a las elecciones de 2011, se creó una prestación nueva que se llamaba cese de actividad de trabajadores autónomos, donde los trabajadores que de forma voluntaria quisieran cotizar, cotizaban y podían llegar a tener la oportunidad a tener una prestación parecida al paro, pero lo máximo eran  seis meses. El problema es que la prestación se parió mal. De forma y manera de que en los primeros años de cada 100 peticiones se daban 10.

Eso se ha ido mejorando, porque se creó una prestación pero que no podían probar que cumplían las condiciones para recibirla porque básicamente estaban en módulos y la prestación justificaba que dijeras que estabas perdiendo dinero, pero esos autónomos no declaran lo que pierden o lo que ganan en un registro público. Normalmente esto le pasa a autónomos pequeños que no han tenido derecho a prestación aunque han estado pagando.

Eso en la nueva ley de mutuas se ha flexibilizado un poco pero en este momento todavía se está en un 60% de rechazos. Ahora está pendiente de salir una nueva regulación respecto a esto. Ahora se está planteando que cotizaran algo menos, pero si después no pueden cobrar la prestación...

-El sector de las mutuas vivió un proceso de concentración la pasada década. ¿Prevé más fusiones?

-Por ahora está frío. Nunca puedes decir que no va a pasar pero a corto no lo visualizo. En la década pasada tuvo un afán de concentración, pasamos de 30 a 20, pero en la década anterior, en el año 1990 había 95 mutuas de las cuales 35 ó 40 era valencianas, y en 1995 quedaban dos valencianas. En la década siguiente se pasó de 30 a 20. Ahora en función de lo que pase el 20 de diciembre, si hay concentraciones no será por razones económicas, sino por cuestiones ideológicas. A veces se prefiere que haya pocas mutuas con sede en Madrid porque lo ven como el Estado. En la Comunitat estamos nosotros y Unión de Mutuas.

-La de las mutuas de trabajo es una modalidad de colaboración público privada en el ámbito de la Sanidad. ¿Qué opina del debate que se está produciendo en la Comunitat Valenciana en torno a los conciertos sanitarios?

- Me preocupa porque estoy viendo un debate ideológico y poco sobre datos. El primer viaje que hizo un presidente español a China, que fue Felipe González, recuerdo que de las pocas cosas que transmitió cuando vino es “no importa que el gato sea blanco o negro, lo importante es que cace ratones”. No importa tanto que el operador sea público o privado sino que los derechos sanitarios de los valencianos estén cubiertos, con buena calidad y a un precio razonable. Y lo que hay que demostrar, o hay que dar la oportunidad, es de que el que mejor lo haga esté. Estamos discutiendo un modelo público privado pero no la calidad que queremos, y es lo que habría que discutir, además del coste.

-¿Las mutuas están cuestionadas?

-Se cuestionan más a los operadores privados en los que te puedes apoyar para dar asistencia sanitaria. Pero es ahora, porque hay un poco de persecución con lo privado. Hay hospitales públicos que van muy bien y privados mal y al contrario. Se han posicionado con el modelo no con que sea bueno o malo. Nos gustaría que eso se extrajera del debate electoral.

Estamos discutiendo un modelo público privado pero no la calidad que queremos, y es lo que habría que discutir, además del coste

-¿Por qué la figura de la mutua es tan desconocida para los trabajadores?

-Una cosa que influye bastante, y no por eso tiene que ser malo, es que es gratis para el usuario. El efecto gratis total hace que no tengas la percepción de que puedes exigir. Cuando yo fui usuario, me curaron y no presté más atención, porque no tuve que pagar nada. También influye que todo el debate Estado- autonomías ha enturbiado que se entienda el mapa sanitario español. Igual que el sistema de la Seguridad Social, la mayoría de personas no saben como es, incluso muchos médicos del sistema público.

-¿Cómo está el procedimiento judicial que se abrió contra directivos de Umivale por la denuncia de varios extrabajadores?

-Nos gustarían que lo archivaran lo antes posible pero va despacio. Vamos para dos años. Para intentar sacarte algo te plantean una denuncia para ver si entras en negociación. Pero estamos esperando a que lo archiven.

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