eva zapico pone en escena el texto de paco romeu en la sala off

"I am what I play": 'DJ', o la música contra la barbarie del trauma

28/02/2022 - 

VALÈNCIA. Un loop infinito que golpea el pecho y la cabeza durante unos minutos. Los ojos cerrados, los sentidos a flor de piel. Un baile desordenado para una canción milimetrada. El calor de la gente, tal vez de las drogas, y sobre todo, de la música, que a veces —solo a veces— se sobrepone al resto. Un loop infinito de golpes en el pecho y la cabeza que, a pesar de ser una canción en la que hay letra, y en la que el lenguaje se abstrae sin que se pueda articular más definición que un suspiro o una mirada cómplice, tiene una traducción directa en nuestras vidas, eufóricas o devastadas.

Esta premisa sobre la que funciona la música electrónica es uno de los pilares de DJ, la obra escrita por Paco Romeu que Teatre Corrent lleva a los escenarios de la Sala Off bajo la dirección de Eva Zapico. Basada en el texto premiado de Romeu Play, cuenta la historia de dos hermanos, una dj de éxito y un drogadicto que ha perdido el control de su propia percepción vital. Los dos han vivido asediados por un trauma familiar, pero una respira desde la creación y otro se desdibuja desde la destrucción. “La gran moraleja de la obra es, sin duda, la creación artística como salida, como esperanza: es crear o morir”, explica Romeu a este diario.

Inma Ruiz y Pep Laza se ponen en la piel de estos hermanos, con una relación ambigua, que viajan por el mundo huyendo de sus propios fantasmas. Por el camino, la dj que interpreta Ruiz intenta explicar lo que las palabras no pueden a través de la música. Romeu, por su parte, destaca un verso de una canción de David Bowie, que reza: “I am a DJ, I am what I play”.

DJ forma parte de una trilogía del autor que busca adaptar diferentes técnicas de composición para contar historias humanas. Ya lo hizo en Uns altres temps, en el que hacía una lectura de género a través del canon, y en Marjal, donde tomaba como materia prima el riff en el rock and roll. El objetivo es traducir a una experiencia vital la abstracción musical. Otro eje que une las tres piezas es la violencia familiar, los abusos en ese ámbito íntimo que crean traumas y determinan vidas.

“El material con el que trabajo es realista, pero el resultado busco que sea abstracto”, explica Romeu, que ha cedido el texto, que ha sufrido cambios, a la directora Eva Zapico, que trabaja por primera vez con la compañía Teatre Corrent. El proceso de traslado a la escena “ha sido muy bonito y muy extraño”, reconoce Romeu, que en ese proceso de ceder el texto “hemos descubierto cosas que nunca habíamos notado en la compañía”. “La historia es demoledora, pero en el otro lado de la balanza está la esperanza de la construcción y la creación”, añade.

Zapico, por su parte, explica en una entrevista a Graners de Creació —del que forma parte este montaje—: “yo soy bastante escrupulosa; no solo con el texto, sino cais con cualquier partida artística que participe en el proyecto. Suelo ser bastante respetuosa con las propuestas de cada uno de los artistas”. “Paco Romeu es una persona muy generosa y consciente de que el texto debe tener cierta ductulidad. No para modificar el texto, pero sí para poder mover algun fragmento de lugar. Así hemos ahondado en la idea de repetición, de una realidad modificada a partir de la repetición de los significados”, añade.

La puesta en escena cuenta con la colaboración imprescindible para la conceptualización de la obra de Manuel Conde (Radiante), que ha creado un espacio de luces led que atrapa a los personaje y alude al ambiente de una discoteca a la vez. 

Sobre la droga, Romeu destaca que ha elegido la cocaína porque “es muy visual en escena”, y si bien reconoce que la utiliza porque “es un elemento cultural”, de ella le interesa esa creciente pérdida de memoria a la que se somete el protagonista por su consumo.


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