VALÈNCIA. Inmobiliaria Guadalmedina (Igsa), la empresa que agrupa las participaciones de Enrique Ballester, consiguió cerrar el pasado ejercicio de 2019 duplicando su beneficio al pasar de los 4,7 millones de euros, a los 8,2 millones. Una senda positiva propiciada por la recuperación y buena marcha del sector inmobiliario en los últimos años. De hecho, repartió 2 millones en dividendos, según consta en sus cuentas anuales depositadas en el Registro Mercantil.
Un crecimiento fruto del ascenso de su facturación en un 15% al pasar de 32,2 millones en 2018 a 37 millones en 2019 con un resultado de explotación positivo de 12,519 millones frente a los 7,3 millones obtenidos en el ejercicio precedente. Igsa, donde concentró su negocio Enrique Ballester cuando se separó de su hermano Andrés hace más de diez años, tiene una cartera diversificada de activos, entre viviendas en venta, centros comerciales y hoteles arrendados a terceros.
Las inversiones inmobiliarias de la Sociedad se corresponden, en su práctica totalidad, con inmuebles destinados a su explotación en régimen de alquiler, que comprenden principalmente un hotel, locales comerciales, oficinas y naves industriales. Sus rentas provienen en gran medida de parques comerciales como Parque Ademuz, Centro Comercial El Osito o el Sorolla Shopping Center. Respecto a hoteles, son propietarios del Hotel Sorolla Palace y Hotel Albufera.
Pese a la buena marcha del negocio, la firma prevé vaivenes por la covid de cara a los próximos ejercicios. Así, asegura que la pandemia "está afectando de forma significativa a la economía global, debido a la interrupción o ralentización de las cadenas de suministro y al aumento significativo de la incertidumbre económica, evidenciado por un aumento en la volatilidad del precio de los activos, tipos de cambio y disminución de los tipos de interés a largo plazo", señala en su informe de gestión.
Aunque a la fecha de formulación de las cuentas anuales, Igsa no ve posible realizar una estimación de los impactos presentes y futuros, sí espera que se produzcan "consecuencias como una reducción de ingresos y aplazamientos en los cobros de clientes". "La sociedad ha adoptado medidas de reducción de costes para ajustaren aquellas líneas en las que se espera una reducción de ingresos", detalla.