Imanol Arias se "desnuda" emocionalmente en València con 'Muerte de un viajante'

VALÈNCIA (EFE). Para el actor Imanol Arias, su papel en Muerte de un viajante le ha supuesto "desnudarse" al enfrentarse a sus sentimiento trágicos y también a la paternidad, "entendida como tragedia", y ahora se "ha llenado de teatro" y está necesitado de él porque se ha convertido en "un vicio". Arias ha recordado este miércoles, en una rueda de prensa previa al estreno de la obra en el Teatro Olympia de València, que una de las razones por la que es actor es porque de pequeño veía Estudio 1 (TVE) y la función de Muerte de un viajante, con José María Rodero, "le marcó" y durante toda su vida ha estado deseando hacerla.

La gira española de la obra concluye este mes en València, con 230 funciones en 130 ciudades, para una corta estancia en América, que parará en junio por el rodaje de Arias de una nueva temporada de Cuéntame y regresará en octubre de nuevo en Madrid. "Y si no me presentan una obra más por delante seguiré haciendo Muerte de un viajante toda la vida", bromea. Recuerda las dificultades que supuso enfrenarse al texto -adaptado por Natalio Grueso y dirigido por Rubén Szuchmacher- y al personaje principal, Willy Loman, y se dio cuenta de "que no sabía hacerla" porque la función no podía hacerse como la original y lo pasó "realmente mal" hasta que un día tuvo que despojarse de todo.

De ello hace dos años y medio, pero el actor asegura que ahora sigue "alargándola" porque cree que es "una de las mejores muertes como concepto" y la obra se convierte en lo que Miller quería, "un concierto hablado", para el que se sirve de un escenario vacío, con solo cuatro sillas, dos zapatillas y un tubo, "y salvo esto no hay nada más que el texto". Arias defiende que la "escucha en el teatro es la clave fundamental" y esta obra "te pone el disparadero de poder desnudarte", y se muestra muy satisfecho por el reto, ya que con esta función, dice, "te puedes llenar de teatro".

El actor asegura sentirse muy feliz de visitar de nuevo València, donde actuará hasta el 14 de mayo junto a los actores Fran Calvo, Cristina de Inza, Virginia Flores, Andreas Muñoz, Carlos Serrano-Clark y Miguel Uribe. Sobre su experiencia personal con el texto de Miller, asegura que "todos tenemos miedo de reconocer nuestro sentimiento trágico" porque "los fantasmas están ahí". Destaca que esta adaptación es fiel al texto original, respetando la traducción textual, que lleva a que la obra dure dos horas y unos minutos.

La obra, reflexiona, también ha supuesto una nueva relación con su hijo, Jon Arias, que ha actuado en parte de la gira en el papel de Biff Loman, al descubrir, a pesar de las grandes diferencias, que la relación paternofilial entre ambos era la misma que la de los personajes de la obra. Esta experiencia, de reconstruir una relación, ir a la esencia, ha sido para él todo una aprendizaje, y ahora tiene una "fijación especial" por los "padres confundidos que van directamente hacia los hijos, la manipulación del padre hacia el hijo en el cambio social". "Esta obra es una patada a la paternidad entendida como una tragedia, como una equivocación", añade.

Arias asegura que después de hacer esta función, todos los trabajos que ha hecho, la forma de enfrentarse con las palabras se ha transformado, y tiene "una especial curiosidad por el manejo de la palabra". El panorama audiovisual "se relaja para mí, no hay Antonios Alcántaras todos los años ni cada tres años y la tendencia natural, si eres una persona longeva en la profesión, es que el teatro sea la parte central de tu trabajo", añade. "Ahora estoy necesitado profesionalmente de ir aprendiendo y sé que en el teatro tengo una vida por delante personalmente, porque me enseña mucho, y cuando entro es un vicio y dejo todos los demás", asegura.