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grand place / OPINIÓN

In memoriam…

21/04/2020 - 

VALÈNCIA. Porque era a los ancianos a los que se llevó. Aquel cruel y despiadado virus discriminaba entre la población haciéndose más virulento entre nuestros mayores, la generación que sobrevivió a las guerras y postguerras del siglo XX, y a las crisis subsiguientes; la que luchó contra villanos y dictadores, y consiguió una Europa de las libertades. Ésa fue la la generación que se llevo el Covid-19, la que alcanzó la democracia. La siguiente generación de niños nacería sin abuelos.

Yo llegué a tiempo porque soy de la GeneraciónZero. Y por eso mi chip, implantado años después de mi nacimiento en 2021, siempre anda descontrolado. Pero el control se programó antes, en el Año Zero. Ya lo anunció la presidenta del Territorio-Europa, entonces Unión Europea (UE), cuando apeló a una “aplicación paneuropea para dispositivos móviles de localización y envío de advertencias” de contagio del Covid-19”. Ello permitiría un control “más eficaz de las personas afectadas y un seguimiento más eficiente de las políticas de salud pública”. Era abril de 2020 y estábamos a las puertas del V Alarm State… 

Ayer tuve un encuentro en la tercera fase con David… Fue realmente emocionante. Como yo voy con el chip sin control y él pone el suyo en modo avión -aprovechando un antiguo fallo del sistema-, nos vimos en la terraza de la ZonaZero-BRX. Ocurrió bajo las lunas llenas -la nuestra se dividió en dos hace 30 años-. Nos quitamos la “mascarilla”, acercamos nuestros rostros, nos miramos a los ojos y, sin siquiera rozarnos, adivinamos un beso en el ínfimo espacio de un centímetro que separaba nuestros labios. La calidez del aliento, la respiración entrecortada y el olor que desprenden las feromonas hicieron el resto. Fue una experiencia religiosa….

No sé si lo he dicho, pero desde el Desescalado I, hace 50 años, ya no hemos vuelto a recuperar el contacto físico entre humanos. La gente se acostumbró a no darse la mano, ni siquiera como formalidad para los negocios. Los besos y abrazos fueron despareciendo al mismo ritmo que la relaciones intrafamiliares. El “sexting” y las “quedadas” virtuales sustituyeron lo que llamaban “relaciones sexuales” -en realidad, un simple intercambio de fluidos- y las cenas o noches de copas… Restaurantes y bares nunca llegaron a abrir del todo y quedaron como un recuerdo en las canciones y la “imaginería popular” -creo que se llama así- o un reclamo para turistas en la ZonaSur. “Bar de Tapas”, se llamaban. 

Bueno, vale que salimos, ¡en el dron biplaza! Aterrizamos en una terraza y sorbemos con una pajita un líquido psicodélico, que va cambiando de color y da cosquillas en la lengua. A metro y medio de distancia, en público, con guantes y mascarilla -de ahí la pajita…-. Pero esto ya se implantó con los sucesivos desescalados. Primero salieron los niños. Sólo podían jugar al pilla-pilla, huyendo unos de otros y sin tocarse. Luego, los mayores, sin contacto con nadie, por lo del colesterol y otras patologías. Los jóvenes y adultos, es decir, el sector productivo, siguió confinado. “La reactivación de la actividad económica debe ser gradual” dijo la presidenta de la UE. Y añadió: “Puesto que el distanciamiento social deberá seguir aplicándose en gran medida, deberá seguir fomentándose el teletrabajo”. Hasta que el parón de la economía hizo imposible la recuperación del Producto Interior Bruto (PIB) y hubo que pasar a la dependencia total de LaGranFábrica y de LasTec. 

El Micalet. Foto: Paco Larrey. 

Para aquel entonces, el pueblo, obediente, ya había renunciando a su privacidad y a su libertad. “Podría considerarse la utilización en público de mascarillas, sobre todo en espacios muy concurridos o confinados, como tiendas de alimentación o centros comerciales, o al usar el transporte público”, dijo la UE. Y así comenzó todo. 

La UE recomendó el “rastreo de contactos y el envío de advertencias mediante la utilización de aplicaciones para dispositivos móviles que respeten la privacidad de los datos: las aplicaciones móviles que advierten a los ciudadanos del mayor riesgo que corren como consecuencia del contacto con una persona que ha dado positivo por Covid-19 son especialmente pertinentes en la fase de levantamiento de las medidas de contención, momento en que aumenta el riesgo de infección al incrementarse el contacto entre las personas”.

Una aplicación móvil te permitía salir y hacer vida relativamente normal sólo si te activaba el sensor en verde para subir a un autobús, entrar el trabajo o hacer vida social. En amarillo, la gente se alejaba de ti como de un apestado. En rojo, se activaba el geolocalizador y la policía procedía a la detención para un nuevo confinamiento de cuarentena obligatoria. Perdías el derecho a bonos de viaje, seguro médico y compras a plazos. 

“Tal como han comprobado otros países que han tenido que hacer frente a la pandemia de Covid-19, estas aplicaciones pueden contribuir a interrumpir las cadenas de infección y reducir el riesgo de transmisión ulterior del virus”, alertaba la hoja de ruta del Territorio-Europa -en el link: ”Hoja de ruta común europea para el levantamiento de las medidas de contención de la Covid-19”-, publicada el 17 de abril de 2020. ¡Uyyy! Tengo que alertar a David, por si no ha activado la aplicación para comprobar el presunto contagio…

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