VALÈNCIA. La implementación de la innovación en las políticas municipales para optimizar y hacer más eficiente la gestión de la administración pública se ha convertido en una de las principales apuestas de los ayuntamientos. Por ello, la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP) junto a la Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital han organizado las jornadas 'Terra Innovadora' donde expertos del sector público, privado y académico se han dado cita para compartir sus experiencias y proyectos.
Así lo ha señalado el vicepresidente de la FVMP y alcalde de Alzira, Diego Gómez, al comienzo de la jornada celebrada en el Parador Nacional de El Saler: "debemos identificar los principios fundamentales para la innovación en el ámbito municipal contando con las buenas prácticas de otras administraciones para impulsarlas en los municipios valencianos".
Entre los objetivos se encuentra dar respuesta a retos que, aunque ya existían con anterioridad, la pandemia los ha sacado a la luz. En este sentido se ha expresado también el Secretario Autonómico de Innovación y Transformación Digital, Jordi Juan, quien considera que "los municipios deben jugar un papel fundamental en la estrategia de especialización inteligente para mejorar la calidad de vida con unos servicios públicos más inteligentes, eficientes y sostenibles".
La innovación municipal va, habitualmente, ligada a la puesta en marcha de una Smart City, uno de los principales conceptos sobre los que se ha debatido en el encuentro. Se trata, tal como ha explicado el jefe de sección de las Ciudades Inteligentes de la Diputació de València, Carlos Alarcón, del "resultado de aplicar inteligencia sobre la función municipal". Así, las ciudades inteligentes se construyen utilizando datos útiles para entender y formarse una idea de la realidad lo más objetiva posible para tomar las decisiones más correctas dependiendo de cada contexto: "para ello hay que interactuar", ha señalado Alarcón. En este caso, ha puesto como ejemplo la estrategia de destinos inteligentes impulsada por la Diputació de València, ante la necesidad de los municipios, especialmente los más pequeños, de aplicar la inteligencia artificial a ciertos servicios básicos para mejorar su gestión.
Por su parte, Javier Ridruejo ha puesto en valor la Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI), de la que ya forman parte 125 ciudades para "contribuir al progreso económico y social local a través de la innovación tecnología". Según ha detallado, actualmente trabajan en tres grupos, entre los que se encuentra el de innovación social, gobierno y economía inteligente, y que incluye la Red de Destinos Turísticos Inteligentes; así como grupos de trabajos orientados a los nuevos modelos de energía, como el autoconsumo o las comunidades energéticas locales; y la digitalización y la inteligencia artificial a través de las Smart City.
Tanto Ridruejo como Teresa Bonet, funcionaria del servicio de modernización tecnológica del ayuntamiento de Torrent, han puesto el acento en la importancia de la planificación para poner en marcha estrategias inteligentes. En el caso de la ciudad de Torrent, Bonet ha explicado que, aunque "no hay una hoja de ruta, es básica la planificación, la formación y las alianzas". Y, precisamente, fruto de las alianzas y las relaciones con otros actores han surgido tres de los proyectos que Bonet ha destacado.
El primero de ellos tenía como objetivo hacer un uso responsable de los recursos naturales como el agua; otro, el uso de imágenes satélites para crear rutas inteligentes o inspeccionar que las parcelas estén en buenas condiciones para evitar incendios; y otro también relacionado con los incendios y, en concreto, con el análisis de multitud de variables para establecer el mejor momento para regar las zonas boscosas y, así, evitar los fuegos.
Uno de los ejemplos más paradigmáticos de la transformación a través de la innovación ha sido el caso de Ermua, una localidad del País Vasco que ronda los 16.000 habitantes y que durante años ha aplicado la modernización para vencer los distintos obstáculos. Tal como ha explicado su alcalde, Juan Carlos Abascal, quien también es copresidente de la Red Innpulso, a mediados de los años 80 la localidad sufrió una caída del tejido industrial que incrementó el desempleo y la degradación urbana. Como respuesta se ha puesto en marcha una sociedad pública con el 100% del capital social del ayuntamiento y que se financia con los recursos de las operaciones que lleva a cabo.
"Ha sido una herramienta de transformación urbana y económica del municipio", ha asegurado Abascal. Así pues, a través de la colaboración público-privada con grandes empresas de la zona, han logrado transformar la industria y la vivienda en la localidad. Sin embargo, el copresidente de Innpulso ha señalado que, para ello, es necesario hacerlo desde la transversalidad, cambiando la organización de los equipos y fomentando la participación ciudadana para recuperar la confianza en las instituciones.
"Hay que analizar las capacidades del territorio, las fortalezas, los centros académicos y tecnológicos y, basándonos en eso, apostar por un sector determinado. Nosotros apostamos por la innovación en telecomunicaciones porque nuestro entorno es propicio a ello", ha resumido.
Esta mirada desde el municipalismo para afrontar retos locales que, a su vez, tienen una implicación global es la que ha defendido también Sandra Boni, Vicedirectora del Institut Ingenio, CSIC-UPV, quien considera que a través de la innovación se pueden cambiar los sistemas, pero que debe hacerse en una dirección concreta, los objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): "debemos mirar los retos y ver que innovaciones necesitamos para afrontarlos, con la calidad de vida de las personas en el centro".
"Los sistemas por sí mismos no van a cambiar, pero se pueden transformar por las tensiones que vienen desde arriba, como el cambio climático o la pandemia, y por las innovaciones emergentes que vienen desde abajo. Estas innovaciones pueden aprovechar los huecos que crean las tensiones y sustituir prácticas del sistema dominante", ha señalado la investigadora.
Entre los ejemplos exitosos de aplicación de una agenda compartida se encuentra el de la Diputació de Lleida, que ha explicado Teresa Botargues, asesora en Transformación Económica del ente provincial, con el objetivo de lograr un cambio económica de la zona. Según ha detallado Botargues, la idea surgió en un municipio pequeño de la comarca en 2014, cuando la innovación en el mundo local empezó a captar el interés de los agentes sociales gracias a la llegada de los fondos europeos.
Esa vocación innovadora aglutinó a cada vez más municipios de la zona, así como la propia Diputació hasta impulsar en 2018 un laboratorio de la innovación en el que participa la ciudadanía, el sector público, el sector privado y el conocimiento académico. Con la mirada puesta en afrontar el reto de la despoblación "se creó una visión común de los problemas compartidos del territorio y de las potenciales soluciones innovadoras", ha argumentado Botargues.
Otro ejemplo ha sido el que ha expuesto Xavier Gironés, Director de Investigación e Innovación de la Fundació Universitària del Bages (FUB), en el Campus Manresa de la Uvic-UCC. En este caso, se trata de una agenda compartida focalizada en el ecosistema sociosanitario, como consecuencia de uno de los principales retos del territorio: el envejecimiento. "Pretendemos trabajar conjuntamente con un modelo horizontal, ser creativos en la identificación de los retos y generar soluciones con la colaboración de los agentes implicados", ha sintetizado Gironès.
Para ello apuestan por involucrar a los ciudadanos afectados y a su círculo cercano con una participación mucho más fluida e identificar la información verdaderamente útil para poder abordar mejor los retos y las soluciones. Como resultado, consideran que tienen un ecosistema sociosanitario bien definido, un observatorio que se encarga de recoger los datos, una plataforma de emprendedora que canaliza las ideas y grupos inversiones que son sensibles ante estos proyectos.
Estas jornadas sobre municipalismo e innovación también han afrontado una de las cuestiones que más directamente afecta al día a día de los ciudadanos: la administración electrónica. Con la crisis sanitaria, la realización de trámites o el funcionamiento de la administración de manera telemática se ha hecho más necesario que nunca.
Muestra de ello han sido los datos aportados por Juan Alegre, gerente de Infraestructures i Serveis de Telecomunicacions i Certificació (ISTEC), que depende de la Conselleria de Hacienda y que se dedica a expedir certificados digitales. "Tramitamos unos 2.000 certificados personales al día, y la pandemia ha incrementado las cifras, ya estamos creciendo un 40%", ha detallado.
En este mismo sentido se ha expresado la gerente de Gestiona, Julia de la Guardia, una plataforma transversal a través de la cual las administraciones públicas pueden llevar a cabo todas las gestiones telemáticas. Solo en la provincia de València cuentan con 187 entidades y cada día se conectan 8.900 empleados públicos. Pero De la Guardia ha puesto el acento en el ahorro que puede suponer para las administraciones públicas realizar las gestiones de manera telemática en lugar de hacerlo de manera física. "Se ahorran 4 euros por cada notificación que hace telemáticamente. En la provincia de València hemos hecho unas 300.000 comunicaciones y notificaciones, lo que supondría un posible ahorro de unos 800.000 euros", ha expuesto.
De hecho, la administración online es una herramienta que ha venido para quedarse y que, tal como ha defendido el profesor de Derecho Administrativo de la UV, Andrés Boix, puede facilitar la vida de los ciudadanos y de los trabajadores públicos. "Para que funcione la administración electrónica necesitamos que las entidades se den cuenta de sus ventajas. Con ella podemos transformar y mejorar la realidad, pero debemos liberarnos de la estructura rígida que envuelve a los funcionarios para que puedan aportar sus ideas", ha asegurado.
Otro de los pilares fundamentales para los organizadores de las jornadas para que la innovación tenga éxito en las administraciones municipales es apostar por la colaboración público-privada. Así lo ha defendido, por ejemplo, José Manuel Plaza, Director de Administración Pública en Telefónica, quien considera que la innovación consiste en facilitar el acceso a las nuevas tecnologías: "hay que democratizar las infraestructuras y que todos los ciudadanos y empresas puedan acceder a ellas", ha expresado. "Es una forma de generar nueva economía, que las empresas no tengan por qué trasladarse, sino que el talento pueda dinamizarse allí donde se encuentre sin tener que trasladarlo de un pueblo pequeño o de interior a una gran ciudad", ha argumentado.
Por su parte, Juanjo González, de Global Head of IoT & Smarts Services Business Line en Cellnex Telecom, ha definido la colaboración como un puzle en el que todas las piezas son necesarias y deben encajar de la manera correcta para obtener el resultado deseado. Así, ha apostado por "perder el miedo" a la colaboración entre empresas y administraciones públicas y ha recordado que el objetivo de estos acuerdos no es la privatización, sino un beneficio para ambas partes.
Además, ha puesto en valor la capacidad de las empresas para abordar grandes proyectos con agilidad y para aportar conocimiento variado, así como la necesidad de reducir la rigidez en las contrataciones y apostar por nuevas fórmulas. Mientras que el presidente de la Asociación Valenciana de Empresas del sector de la Energía (AVAESEN), Marcos J. Lacruz, ha puesto en valor la implicación de los ayuntamientos por aplicar la innovación para luchas contra el cambio climático a través del uso de energías renovables, así como el potencial de la Comunitat Valenciana en el campo de la energía fotovoltaica.
El punto y final a la primera de las jornadas de 'Terra Innovadora' ha venido de la mano de Javier Ibáñez, técnico de Las Naves València, quien ha dado algunas claves para convertir en innovadoras a las organizaciones públicas. El modelo que ha defendido Ibáñez consiste en cambiar la burocracia que tradicionalmente ha envuelto a las administraciones públicas por un modelo de gestión de gobernanza basado en la comunidad, en el impacto social, la creatividad o la inclusión.
Para ello ha dado algunas pinceladas como transformar la figura del funcionario en una más parecida a un mediador en contacto con la ciudadanía, atreverse a experimentar, entender a la ciudadanía como prosumidores, no solo como usuarios de servicios, o apostar por la inteligencia colectiva, es decir, aquella que surge como resultado del trabajo de agentes diversos.
En definitiva, "pasar de un modelo muy jerarquizado cerrado a un modelo de redes abiertas". "El problema es que las administraciones públicas no están preparadas para experimentar. Por eso, deben generar espacios donde sí puedan innovar", ha propuesto, además de poner como ejemplo el Laboratorio Ciudadano en el que están trabajando desde Las Naves.