El pasado sábado la ciudad de València, al igual que otras grandes ciudades, volvía a convertirse en epicentro de la fiesta del Orgullo LGTBI. Fiesta reivindicativa donde las haya de la diversidad sexual, y del total respeto que merecen todas las personas con independencia de su orientación sexual.
Ciudadanos como partido liberal en el más amplio sentido de la palabra: liberal en lo económico, y liberal en lo social, siempre ha defendido los derechos de todas las personas con independencia de su religión, raza, orientación sexual, etc. Y por tanto, en este sentido, siempre se ha mostrado especialmente reivindicativo con los derechos del colectivo LGTBI, que de forma totalmente injustificada, ha venido siendo objeto de discriminación simplemente por su orientación sexual.
Este año Ciudadanos volvía a participar en la fiesta del Orgullo en Valencia, formando parte de la comitiva no solamente activistas del colectivo, sino numerosos afiliados y cargos públicos, entre los que nos encontrábamos además del Síndic en Les Corts y el portavoz municipal, diputados y concejales del Ayuntamiento de Valencia.
El encuentro discurrió con el tradicional ambiente festivo y reivindicativo, pero desgraciadamente también nos encontramos con un uso partidista, instrumentalización política y utilización del colectivo por parte de algunos. Para empezar, sin ir más lejos, por una buena parte de los integrantes de la caravana del PSPV que iba justo delante de la de Ciudadanos, quienes estuvieron continuamente arremetiendo contra nosotros a lo largo de todo el trayecto de la marcha.
En una estrategia perfectamente orquestada, desde la caravana del PSOE nos apuntaban y señalaban al grito “Con Rivera no”, y desde abajo los más fanáticos, algunos con insignias del PSOE y Compromís, dando rienda suelta a su odio pasaban a las amenazas, a los insultos tales como “hijos de p” o “fascistas” y hasta incluso al lanzamiento de objetos y pintura. Haciendo de esta fiesta un linchamiento público, al más puro estilo de la Edad Media, hacia los que estos totalitarios consideran como no merecedores de la defensa de los derechos sociales.
Resulta llamativo cómo personas autodenominadas ‘antifascistas’, el pasado sábado, se comportaran exactamente como aquello que dicen combatir. Y es como me dijo un buen maestro “uno en la vida no es lo que dice ser, sino lo que demuestra ser”. El fascismo contrariamente a lo que a algunos les han hecho creer, carece de relación alguna con ser de derechas, de izquierdas, o de centro. El fascismo por lo que se caracteriza es por su ‘carácter totalitario y antidemocrático’. Y en todo caso, si en algo coinciden los historiadores es en enmarcarlo ideológicamente dentro del ‘socialismo-nacional’, así como en destacar que su nacimiento respondió a una reacción frente al liberalismo, y al capitalismo en particular.
También resulta llamativo cómo una fiesta que nacía abierta a toda la sociedad, ahora algunos la quieran convertir en una fiesta cerrada, dirigida exclusivamente a la izquierda. Es decir, dirigida exclusivamente a menos del 50% de la población (incluyendo a partidos nacionalistas) que votaron izquierda las pasadas elecciones generales.
Pero vayamos al fondo del asunto: ¿cómo justifican estos intolerantes las muestras de odio y este rechazo a Ciudadanos en la fiesta del Orgullo? Pues bien, lo justifican aludiendo a supuestos pactos de Ciudadanos con Vox. Pero cuando les preguntas que te digan concretamente a qué pactos de gobierno con Vox se refieren, y más aún cuando les preguntas qué acuerdos concretos ha firmado Ciudadanos con este o cualquier otro partido que restrinja derechos, obtienes el silencio por respuesta. Y es que si en algo se caracterizan precisamente los acuerdos de gobierno que sí ha suscrito Ciudadanos con otros partidos (con el PP fundamentalmente y también en menor medida con el PSOE) ha sido la defensa del colectivo LGTBI.
Una vez desmontado esto, el único argumento que les queda es el de “aunque sea de manera indirecta gracias a ellos vais a poder formar parte de gobiernos en algunos sitios”. Pues bien, si este demagógico y simplista argumento justifica que Ciudadanos sea increpado en la manifestación del Orgullo, bajo este mismo argumento cada vez que haya una manifestación en recuerdo a las víctimas de ETA, habrá que increpar a la delegación socialista ya que Pedro Sánchez fue presidente gracias, entre otros, a Bildu. Cada vez que haya una manifestación de defensa a los enfermos del cáncer, también habrá que arremeter contra la delegación socialista, ya que su partido pacta con un partido que quiere acabar con donaciones privadas a la lucha contra el cáncer. O cada vez que haya un acto público en defensa de la Constitución Española, habrá que abuchear a la delegación socialista, ya que su partido pacta con partidos que perpetran golpes ilegales contra la democracia española, como ERC (que por cierto es socio de Bildu en Europa) o como la derecha independentista de Quim Torra, que hasta que resultó un actor necesario en la moción de censura era tildado de ‘fascista’, por el propio Pedro Sánchez.
No quiero finalizar este artículo sin lamentar que situaciones así continúen produciéndose en pleno siglo XXI en un estado democrático de derecho. Lo cierto, es que jamás había percibido tanto odio. Pero no lo siento por mí, sino por todas las personas del colectivo LGTBI pertenecientes o simpatizantes de Ciudadanos, que una vez más fueron objeto de discriminación. En este caso, por sus ideas políticas.
Rafa Pardo es concejal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de València