EL INVERSOR ESTÁ DESNUDO / OPINIÓN

Invertir con sentido común

4/07/2018 - 

VALÈNCIA. La muerte y los impuestos. Lo único seguro en la vida. Y según parece, el nuevo gobierno considera que para alcanzar un estado del bienestar 'de primera' los impuestos han de subir. No se ha de gestionar mejor la recaudación, ni aligerar de costes a la Administración, sino aumentar la presión al contribuyente. Sobre quién mantiene a quién en España ya escribimos hace algún tiempo, así que aumentando la presión fiscal ya sabemos en qué dirección irá la proporción entre sector privado y todo lo demás. Por ello, y más que nunca en un momento de transformación como el actual, conviene pararse y reflexionar sobre qué significa invertir con sentido común y cómo hacerlo.

Lo primero es lo primero. Después de esforzarnos y arriesgar en nuestra actividad diaria y después de pagar nuestros impuestos, lo que no debemos hacer es ponernos en posición de perder nuestro ahorro. Esto suele ser poco frecuente, pero conviene recordarlo. Para evitar esta situación con razonable certeza, una verdadera diversificación es lo primero. Y decimos 'verdadera' por una razón: sólo diversificamos cuando los riesgos que afectan a una parte de nuestra inversión no afectan a las otras porque no pueden hacerlo, salvo de forma muy indirecta, casi residual. Veamos dos ejemplos.

Una cartera de inversión financiera, con un reparto por sectores, países, divisas, tamaño de compañías, incluso factores de inversión (crecimiento, momentum, valoración...), será una cartera con una diversificación hecha de forma bastante concienzuda, pero sólo de forma aparente. ¿Quiebra? Podemos descartarla. Aun así, una vuelta a la casilla de salida es algo común. Comparemos con una cartera que, además de inversión financiera, tenga una parte en economía real (compañías no cotizadas) y en el sector inmobilliario. Por supuesto, cada parte tendrá que tener su adecuado reparto internamente y realizado si es posible siempre a través de fondos:

  • Economía real: Desde startups a empresas maduras, pasando por empresas en crecimiento y distressed, usando vehículos en coinversión con family offices y aprovechando también las oportunidades en secundario. Todo un abanico a nuestra disposición, con rentabilidades medias de doble dígito desde hace décadas.
  • Sector inmobiliario: Siempre agregando valor, no especulando. El solar que se promueve, el edificio que se rehabilita, los alquileres, siempre siguiendo la cadena de valor. Nunca comprando porque el mercado esté 'caliente', que es especular, y usando sólo el apalancamiento que es sano.

Ante un crash de mercado, ¿cuál de las dos carteras será más resistente? Por supuesto la segunda, presente en ideas de inversión muy distintas. Estando invertidos en un fondo que rehabilita edificios en Portugal y en otro que expande cadenas de restaurantes en USA, poco nos afecta el próximo ataque de nervios que decida tener el mercado, por poner un ejemplo concreto.

La clave está en usar el sentido común. A nadie se le escapa que las valoraciones actuales en renta variable sólo se justificarían si el frágil crecimiento sincronizado que vivimos hoy en día se sostiene una década. Y podría ocurrir (aunque no haya ocurrido jamás), pero ¿y si no es así? Los datos nos dicen que a estos precios los retornos esperados para los próximos diez años serán del 0,27% anualizado. En otras palabras, tendremos toda la volatilidad de la bolsa a cambio de… nada.

Diversificación

Por ello parece lo más lógico renunciar a parte de la liquidez del mercado financiero (su principal atributo) a cambio de una mayor rentabilidad o menor riesgo en economía real. No sólo eso: en el camino a la protección, al mismo tiempo estamos aumentando nuestra probabilidad de obtener un retorno seguro, así que tendremos lo mejor de los dos mundos. Naturalmente un bajo riesgo no será sinónimo de ausencia de oscilaciones, pero nos deja dormir tranquilos porque elimina la posibilidad de una situación límite. Si no es así, no la hemos diseñado correctamente.

Confiamos en que el concepto de 'verdadera' diversificación quede claro, un concepto en el que se aprovechan las diferentes características de distintos activos de inversión en cuanto a rentabilidad, riesgo y liquidez para construir un todo coherente. Y sobre todo, que estar en una sola clase de activo (ya sea real o financiero) es un riesgo cierto, que no nos compensa asumir y que podemos compensar.

Alejandro Martínez es socio director de inversiones y cofundador de EFE & ENE Multifamily Office