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Jaime Paulino: "Tenemos que repensar el modelo de Las Naves"

5/07/2017 - 

VALÈNCIA. El secretario general de Podem València, Jaime Paulino, fue de los primeros en pedir al responsable de la Concejalía de Participación Ciudadana y portavoz de València en Comú en el Ayuntamiento de València, Jordi Peris, la dimisión del gerente de Las Naves, Rafael Monterde, si se confirmaba su vinculación con la trama del exconseller Rafael Blasco y las ONG.

Ahora, el cese ha sido consumado y Paulino insiste en que no se trata de una cuestión de estética, como señalaba el alcalde Joan Ribó, sino de ética. Desvincula a Podemos del asunto y asume que existía un problema en Las Naves sobre el que no se consiguió presionar al no tener hasta ahora València en Comú una estructura con capacidad para ello. ¿Hay que replantearse el modelo de este centro de innovación de la ciudad?

Segunda parte: Jaime Paulino: "Podemos propone cambiar la portavocía y la arquitectura de València en Comú"

 - ¿Por qué se ha destituido al que era gerente de la Fundación Inndea, Rafael Monterde, si no está imputado?
- Este martes he escuchado a Joan Ribó que son cuestiones estéticas, pero yo no comparto el diagnóstico. A la hora de estar ocupando un puesto de responsabilidad y de representatividad pública un director gerente, aunque no sea un responsable político último, es un cargo que está en primera fila, para lo que es necesario es tener una moral pública intachable. 

Yo creo que cualquier contacto del tipo que sea con la trama del caso Cooperación es incompatible con ese ejercicio, al menos de acuerdo con nuestros propios estándares. No tiene que ver tanto con la imputación sino con los compromisos que realizamos a la hora de estar empujando o impulsando la candidatura a las elecciones municipales y que no se estaba haciendo bien.

- ¿Por qué se ha tomado ahora la decisión? Por ejemplo, la auditoría de Las Naves también sacaba a la luz fraccionamiento de contratos.
- Son dos cosas distintas. Por un lado se puede hablar de la gestión de Las Naves y, no hay por qué esconderlo, ha sido controvertida aunque tendrá sus detractores y sus defensores. Otra cosa distinta es el contacto con la que probablemente sea la peor trama de corrupción que ha podido vivir el País Valenciano en los años de Gobierno del Partido Popular. Yo creo que esto marca de forma clara un antes y un después. Se le ha destituido por algo totalmente inaceptable y poco entendible independientemente de que esté o no esté imputado. 

- ¿Se le debería haber destituido antes por su gestión? ¿Se había planteado la opción?
- Hubo una asamblea hace prácticamente un año en la que se puso en cuestión el modelo de contrataciones que se había realizado en el seno de Fundación Inndea y Crea y sí que se cuestionó que esa fuese la forma correcta de funcionar. Esto, por diversas razones, por la liquidez del espacio de València en Comú, no llegó a prosperar en su momento. En el contexto en el que nos encontramos ahora nos hemos topado con algo que ha tenido gran relevancia mediática y en un momento donde Podemos estaba ya dentro de estas estructuras, desde finales abril, cuando se empieza a componer la mesa de coordinación. Y es en ese contexto en el que se ha tomado la decisión. 

- Monterde aseguró que el proceso de contratación estaba dentro de la legalidad. ¿Cuál era su percepción?
- No se duda de la legalidad pero dentro de la legalidad hay formas y formas. Una de las discusiones que se produjo es que si es posible contratar a gente dentro de una fundación pública que es ideal para este perfil específico es normal que a esas personas se las elija a dedo. Puede generar más o menos controversia pero es razonable. Lo que nos pareció poco razonable es que las personas que hubiesen sido elegidas a dedo pasaran también por un concurso público. 

Tal vez hubo una parte del concurso público que se hizo pensando en cuáles tenían que ser los perfiles a cubrir. Hasta cierto punto es un ejercicio de simulación, no es tampoco para impugnarlo en su totalidad, pero no nos resulta conveniente. Creo que cuando se tiene que elegir a la gente porque los perfiles convienen y se consideran política y laboralmente adecuados se pueden elegir sin ningún tipo de problemas, pero cuando corresponde hacerlos con concurrencia competitiva tiene que ajustarse a otros criterios. Cuando los criterios que juegan son flexibles y permiten una interpretación amplia y terminan convergiendo en lo que habría sido una elección digital es normal que haya esa controversia. 

- ¿Qué opina sobre que se realicen convenios de hasta 8.000 euros con la hermana de una trabajadora contratada a dedo?
- Este caso particular no lo he podido seguir al detalle así que no puedo saber exactamente qué es lo que pudo haber pasado. Lo que nos falta en el partido es un proceso de evaluación general y colectivo de cuál ha sido la gestión en Las Naves porque se han podido hacer cosas bien y otras no tan bien. La historia de las controversias que se han ido generando no solo ha salido en la prensa sino en las propias actas de Valencia en Comú. Puedo decir por lo tanto hasta donde hemos discutido. 

-Hubo polémica por gastarse 261.000 euros en indemnizaciones para los despedidos. ¿Se pudo hacer mejor?
- Pues no lo sé. Creo que depende del argumento que se plantee. Se ha comentado que había trabajadores zombies, es normal que se les despida. Pero no sé hasta que punto los criterios que se emplean para despedir son los más correctos. Entre otras cosas, porque las fundaciones públicas y las empresas públicas vinculadas a un municipio sabemos que se construyeron para dar agilidad a la contratación y agilidad presupuestaria para no pasar los procesos de fiscalización habituales con un ayuntamiento muy burocratizado y con los patrones del siglo XIX a la hora de tomar decisiones, y es una obviedad política que las fundaciones y empresas públicas han servido de repositorio y de espacio de encuentro y enchufes durante muchos años de amigos, familiares y enchufados del político de turno. 

Es necesario repensar la función de las fundaciones y empresas públicas y ver por qué existen en ciertos espacios, por qué no lo asume la gestión municipal y ver quién está trabajando ahí y por qué razones. En cualquier caso, partiendo de la premisa que han funcionado de esta manera, cuando se le quiere dar otra función se adoptan medidas a veces incluso drásticas, pero no sé si se podría haber resuelto de otra manera.Creo que la auditoría en este punto establecía que si esos casos hubiesen llegado al juzgado es posible que las indemnizaciones hubiesen sido mayores. No soy experto en el tema y no puedo asegurarlo.

- ¿No da la sensación de que Valencia en Comú adquirió vicios de la época del Partido Popular?
- Lo que hay es un proyecto político detrás de Las Naves, de esto no hay ninguna duda, de que hay que convertir un espacio que originalmente estaba en la concejalía de Juventud, que luego pasó a Innovación y que a partir de ahí se gestó de otra manera. Cuando se plantea la nueva idea sobre este espacio se piensa en generar un centro de innovación que no se ajusta exactamente a los criterios de personal que puede haber ahí. Yo eso lo entiendo y me parece razonable cambiar unos puestos por otros. 

Lo que sí que creo es que cuando se entra a gestionar tienes que adaptarte a los mecanismos que hay. Si las fundaciones municipales desapareciesen en realidad se perdería una gran capacidad de gestión porque la ley de racionalización del gasto impide incrementar con la suficiencia necesaria las plantillas y los puestos laborales para que los ayuntamientos desempeñen sus funciones, por ello hay que jugar con las fundaciones se quiera o no se quiera. Yo tengo la intuición de que tanto las fundaciones gestionadas por Valencia en Comú como por Compromís y el PSOE tendrían que revisar mucho su funcionamiento y replantear en qué términos están prestando el servicio a la ciudadanía. Siempre se puede gestionar mejor y ser más transparente. Cuando un espacio ha generado tanta publicidad negativa, como lo ha venido haciendo en los últimos meses Las Naves, es que podría haber sido mejorable.

- Al margen del proceso de contratación, ¿encontraron otros puntos de conflicto en Las Naves?
- Yo, particularmente, y es algo que expresé en público, hubo algo que me disgustó especialmente y fue escuchar las acusaciones de mobbing y extorsión de los responsables de la cafetería. Es un extremo que me parece estética y sensiblemente incompatible con un gobierno del cambio. Pero no es algo que hayamos tiempo de discutir en un profundidad. Lo que ha sido grave y definitorio ha sido lo que ha pasado ahora. Pero tenemos que realizar una reflexión general sobre Las Naves, que todavía no hemos tenido, respecto las cosas que han parecido inquietantes o poco acertadas.

-¿Podría haber sido mejor la gestión de Jordi Peris?
- Pero como la de todos. No es particularizar respecto a esto. Se ha hecho una gestión mejorable respecto a las fundaciones. Si no hubiese sido así no habrían salido tantas noticias no positivas respecto a ello. Pero creo que una cosa de las que adolecen las fundaciones es algo que tiene que ver con el ayuntamiento que tenemos y con el tipo de legislación que hay. Creo que el proyecto es mucho más estructural. 

-Coincide que el número 2 de Monterde en Las Naves, Javier Ibáñez, aparece en uno de los procesos de valoración de la trama de Cooperación. ¿Le parece casual?
- Javier Ibáñez estuvo vinculado a València en Comú prácticamente desde el principio. Ha estado hasta que entró a formar parte de Inndea. También estuvo en el organigrama de campaña de València en Comú. Con respecto a su presencia de comisiones de evaluación en el caso Blasco, lo que me dicen es que lo más normal es evaluar proyectos de forma externa.

- ¿Conocían el malestar generado por las decisiones de Monterde en Las Naves desde trabajadores o empresas?
- Se han recibido varias quejas. La de los trabajadores, la de la Asociación de Artes Escénicas respecto al auditorio, respecto a la cafetería. Todo proceso de reestructuración es algo que cambia la dinámica habitual y adquirida y eso genera molestias, sin duda. Si la pregunta es si tendría que revertirse o replantearse el modelo que se ha venido desarrollando en Las Naves, la contestación sería, siendo sincero, que es algo que tenemos que repensar. 

Tenemos que ver cuáles han sido los éxitos y los fracasos de este centro de innovación y ver qué partes han tenido utilidad y qué partes tienen que encontrar otro tipo de formato o espacio. También me gustaría recordar que Las Naves han estado muy amalgamadas desde un primer momento. Cuando se constituyen estaban vinculadas a Juventud, cuando la concejala se va a Innovación se las lleva, no sé exactamente por qué razón, pero tiene que ver con esta lógica de ver lo público como un bien patrimonial y con la gente que había en ese espacio. Ahora se ha realizado un intento de racionalizarlo dentro de innovación exclusivamente y ha sido especialmente traumático.

- Que Rafa Monterde fuera parte de la comisión negociadora en el Pacte de la Nau, ¿era compatible con que posteriormente se convirtiera en gerente de la Fundación Inndea y Crea de acuerdo al Código Ético de València en Comú?
- En la asamblea a la que me he referido antes sí que se dijo que si Rafael Monterde estaba allí como un cargo público, entonces tenía que ajustarse al código ético de València en Comú. Mientras que si era un cargo laboral y no era de confianza política, lo normal es que hubiera salido el puesto a concurso público. Yo no creo que haya una incompatibilidad esencial pero sí creo que a la hora de discutir su nombramiento y su función posiblemente la propia liquidez del espacio de València en Comú adoleció de falta de transparencia. El problema tiene que ver con cómo se comunica su nombramiento, cómo no se describen las funciones que va a desempañar, si no se va a ajustar al código ético y ahí se producen las tensiones a la hora de evaluar. 

- ¿Y a quién se le atribuyen esos problemas de comunicación?
- Posiblemente fueran problemas del propio sistema de la plataforma. Hemos tenido que llegar esta primavera a refundar como quien dice València en Comú para darle un peso orgánico a Podemos. Detectamos que había muchas cosas que estaban fallando porque Podemos no estaba dentro, no tenía una capacidad de acción y decisión. Se corría el riesgo de que València en Comú funcionase como una asamblea que estuviese desconectada del trabajo habitual de los concejales y que éstos estuvieran diciendo y haciendo unas cosas y la asamblea diciendo y pidiendo otras. En ese sentido es un problema estructural de información que hemos conseguido resolver. En la ejecutiva de València en Comú están sentadas personas de Podemos, personas electas por la asamblea de València en Comú y los concejales, con los que se discute todo. 

- ¿Qué opina sobre que Rafa Monterde se negara a dimitir?
- Nosotros nos reunimos de emergencia el sábado pasado. Desde Podemos ya habíamos pedido a Jordis que si se confirmaba lo que publicaba El Mundo Monterde debería ser cesado y allí valoramos cuál podía ser el mejor camino y viendo las explicaciones que había dado aquel día no eran seguramente las más óptimas para convencernos al resto de que efectivamente podía seguir desempeñando su trabajo.

Ante esa situación se pensó que lo razonable, y porque pensábamos que el propio Rafa estaría pensando que ante una situación de esas características querría dimitir le dimos ese espacio. En el caso de que no lo hiciese, la otra opción era cesarle. Rafa se equivoca al no dimitir, pero es una opinión personal. 

Habría funcionado mejor que lo hiciera ante una petición razonable y colectiva. Es lícito que una persona se defienda pero no es razonable que lo haga en responsabilidad de un cargo público que arrastra tanto a València en Comú como al propio Podemos.

- Las Naves han dado síntomas de que algo no se estaba haciendo bien y ya llevamos cerca de dos años. ¿Por qué hasta ahora no se ha dado ni un toque de atención?
- Son dos cosas. Por un lado la liquidez del espacio de València en Comú, como comentaba. Hasta hace dos meses no había una estructura para evaluar las políticas públicas. Y creo que en la valoración de dos años de Gobierno nos habríamos puesto a mirar con seriedad la trayectoria en la gestión de Las Naves. Hasta hace una semana también estaban saliendo informaciones como las de la cafetería. Hay que entender la corta vida del espacio normalizado y ejecutivo de València en Comú para entender lo que se ha hecho. 

- ¿Qué le ha parece que no estuviera presente el alcalde de València, Joan Ribó, en el patronato de este martes para cesar a Monterde?
- Le ha dado la confianza al concejal de València en Comú, Jordi Peris. Sí que es cierto que Ribó se ha referido al caso como una cuestión estética y no creo que sea estética, sino ética. 

- Llama la atención su ausencia, puesto que desde la plataforma de València Comú se le ha afeado en ocasiones a Peris que no defendía lo suficiente los intereses de la plataforma, sino que era demasiado laxo con Ribó, y que el alcalde, sin embargo, este martes no haya estado en esa reunión del patronato...  
- Con los partidos políticos, cuando están en las instituciones, pasa siempre que se generan dos mundos escindidos, como muy separados. El espacio de gestión y el espacio orgánico del partido. Cuando el espacio orgánico de militancia no tiene conexiones seguras es muy fácil que se generen desconexiones entre la formación y el trabajo político. Yo lo achacaría a los defectos orgánicos de València en Comú, que era una anomalía política en más de un sentido. Es un espacio que se había preservado asambleario y es algo que hemos visto que, seguramente, para el día a día o determinadas crisis no es suficiente. Es una pequeña lección de humildad con lo que tienen que ser los cauces efectivos de una nueva política. 

Segunda parte: Jaime Paulino: "Podemos propone cambiar la portavocía y la arquitectura de València en Comú"

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