entrevista al premio nacional de ilustración

Javier Sáez Castán: "Hay un mercado muy estrecho que está dominado por las tendencias"

17/02/2023 - 

CASTELLÓ. "Las ilustraciones son mi lenguaje, no puedo definirlas, son ellas las que definen mi mundo, el que yo estoy pensando o construyendo". Hace más de una década que Javier Sáez Castán pronunciaba estas palabras y todavía se muestra incapaz de encasillar su obra. En 2016, el ilustrador recibía el Premio Nacional de Ilustración por su talento narrativo y su capacidad para construir mundos y contagiarlos. Unos mundos, como el Animalario Universal de Profesor Revillod, para los que -como dicen Castán- no hace falta explicación. El origen de sus dibujos está en su afán por el juego, la diversión y la experimentación. Así, explica el mismo que primero dibuja y ya después ve hasta dónde le llevan esas imágenes, qué le cuentan. Veinte libros después, parece ser que esta técnica le funciona. 

Javier Sáez Castán ha visitado este miércoles la Escuela de Arte y Diseño de Castelló para abrirse a todos esos estudiantes, que como él, sueñan en construir historias con la imagen, pero además el profesional ofreció su particular visión sobre la profesión. Tras el encuentro, el creador se cita con Culturplaza.

-La conferencia planteaba una pregunta que querría recuperar: ¿Es la ilustración solo una profesión? Y sumo otra. ¿Existen situaciones en las que deja de considerarse una profesión como tal?
-Sí, es una profesión en tanto que hay que responder a unos encargos y tienes unas obligaciones laborales y fiscales; y también una titulación. Pero yo entiendo que el trabajo del ilustrador va más allá de lo profesional. No te limitas a seguir unas rutas o protocolos. Te enfrentas a muchas situaciones a veces desconocidas o que van más allá de tus conocimientos actuales. En muchas ocasiones me he tenido que preguntar cómo resolver un problema y unas veces lo he conseguido mejor que otras. La ilustración es un poco imprevisible. En mi desempeño profesional hay situaciones más previsibles como hacer un libro o responder a un encargo editorial, pero muchas veces me encuentro con retos nuevos para mí. En ese sentido, me pregunto si podemos considerar como profesión algo que tiene que ver con lo inesperado y desconocido.

-¿Pervierte el mercado, con sus normas y encargos, el trabajo del ilustrador? 
-Hay espacio para que un ilustrador se haga sus preguntas y se plantee qué es lo que quiere aportar. Si ves que un encargo es muy opresivo porque no te deja ese espacio, entonces ya es una decisión personal seguir. Pero, es cierto que hay encargos que vienen con unas reglas muy estrechas y entonces tienes que decidir si lo haces porque no tienes más remedio, y te desentiendes, o te alejas. Hay un mercado muy estrecho que está dominado por las tendencias. Aunque yo personalmente me he encontrado con muchas situaciones en las que he tenido margen y libertad.

 

-También decía algo así como que el ilustrador a veces se convierte en un "cazador" en busca de una pieza lo bastante grande que le permita vivir...
-El cazador no sabe por dónde le va a salir la liebre. En ese sentido hablo de la caza. No porque lo quiera relacionar con la muerte o la violencia, sino con lo inesperado. El pescador o el cazador pueden tener muy buena pista, o no, pero quien tiene una granja sabe cuántas gallinas tiene. Hay un factor desconocido que está en la vida y que no quiero perder de vista. Nuestro mundo moderno, industrializado, quiere tenerlo todo bajo control, de tal manera que, puede diseñar una mercancía en función de unos estudios de mercado y todo eso nos va introduciendo a un camino determinado que, a mí personalmente, me produce temor. Nos aleja de lo humano y de la propia vida. Yo prefiero seguir descubriendo 'mamuts', 'liebres' o lo que se presente.

-Teniendo esto en cuenta, ¿Cómo de importante es para la profesión que un centro como la EASD vaya a instaurar un grado de ilustración?
-Me alegra mucho. No conozco el plan de estudios, me he enterado ahora de esta iniciativa, pero se puede abordar de muchas maneras. La ilustración es una encrucijada, intervienen técnicas muy diferentes, lenguajes y también ámbitos muy distintos como pueda ser el editorial o el publicitario. Todo eso te puede capacitar como profesional, pero insisto, no perdamos de vista que hay otra salida. Son caminos diferentes, pero no incompatibles: el ilustrador puede convertirse en un autor, en una persona que proponga sus propias ideas y organice sus propias propuestas. En mi caso, me ha sucedido en el ámbito editorial. Puedes tener el proyecto de un libro y en ese caso tendrás más o menos suerte, o más o menos ideas, pero no obedece a un cargo. 

-¿Alguna materia que debería tratarse sí o sí en el aula?
- No hay que perder de vista nunca el dibujo como herramienta central originaria. Pueden haber diferentes técnicas, incluso nos podemos introducir en el mundo digital, o no, pero la importancia del dibujo no es solo como lenguaje o arte final, sino incluso como proceso creativo, como una manera de pensar. En mi plan de estudios ideal le daría la mayor importancia al dibujo.

-En el año 2016 recibió el Premio Nacional de Ilustración, ¿qué supuso este reconocimiento con el tiempo?
-En ciertos momentos uno no sabe por qué se ha metido en esto, pero entonces pienso en que si me dieron el premio sería por algo. El premio te da un reconocimiento que es muy importante como persona. Una cosa es la vanidad, que no creo que sea algo bueno, pero sentirse reconocido sí es algo muy humano que nos produce cierto consuelo en momentos malos. En caso contrario si una persona no tiene ningún reconocimiento puede pensar que a los demás no les importa lo que está haciendo. En ese sentido, el premio significa un apoyo moral muy grande. En cuanto a retos profesionales, ejerce una buena influencia, porque los demás te sitúan con más facilidad. Tampoco es que te lluevan los encargos, pero sí te da una visibilidad que ayuda mucho.

 

-Alguna vez ha dicho que con sus ilustraciones no se propone contar una historia, sino que todo forma parte de un juego. 
-Bueno, no está reñido el contar una historia con el sentido propio del juego. Puedes poner varias imágenes juntas y, como si fuera un juego, descubrir conexiones inesperadas. En ese momento, las imágenes te cuentan una historia sin que tú lo esperaras. Esa posibilidad está ahí y actualmente estoy muy interesado en ello. Me gusta trabajar sobre un conjunto muy grande de imágenes y convertirme en espectador y descubrir qué me están contando. Por eso es un juego, porque no sé dónde puede acabar. Dibujo mucho y espero a ver qué ocurre cuando voy poniendo las imágenes. 

También creo que las imágenes tienen una gran capacidad de contar historias. El único 'pero' que le pongo es que cuando quieres contar una historia muy compleja con dibujos, puede suceder que tengas que hacer muchas imágenes que en realidad son poco atractivas. Lo haces porque la historia te lo pide, aunque no todas las imágenes sean igual de interesantes. Ante este inconveniente, casi que prefiero dibujar imágenes que me digan algo, que me llamen la atención y luego ver qué historia me cuentan.

-Muchos verán en su trabajo un ejemplo de cómo dedicarse a la ilustración. ¿Es importante tener un estilo reconocible?
-No tengo ni idea si los alumnos me conocen o qué piensan de lo que hago, agradezco tus palabras. Sobre lo otro, más que un estilo diría que es una actitud lo que tengo. No creo que tenga un estilo muy definido, puesto que me interesan mucho las imágenes del pasado, de otras épocas, y para acercarme a ellas tengo que hacerlo sigilosamente, como si me pusiera un traje de camuflaje, tengo que ser invisible. Si quieres acercarte al siglo XIX tendrás que dibujar como un ilustrador del siglo XIX. Si quiero acercarme a los años 70, pues tengo que adquirir otras técnicas, incluso, otra manera de trabajar. En todo caso si tengo un estilo característico, que no lo sé, no es algo que yo pretenda. No pretendo tener un estilo propio. Si lo tengo, es algo que ocurre porque hoy sí, porque se da así, pero no lo busco.  

 

- Desde hace un tiempo ya no publica álbumes, ¿ha sido una decisión a consciencia o por falta de inspiración?
-Es cierto, he bajado mucho el nivel de publicación, aunque sigo vinculado a la ilustración. Es precisamente por lo que te contaba. Me interesa mucho tomar las imágenes como si hubiera un misterio en ellas y mi manera de enfrentarme a estas es solo dibujándolas. Esto me ha llevado a dedicar muchas horas al dibujo, a producir una colección que va creciendo, para la que todavía no he encontrado una forma editorial. No digo que ya no vaya a publicar álbumes, más bien pienso que hasta que no sepa dónde me lleva este trabajo no sé lo que saldrá. Llevo ya unos años así, en esta especie de investigación, y diría que hasta dentro de un año o dos no habré terminado. En ese momento sí que quiero hacer un libro, que no sé si él podrá llamar álbum, pero estoy como a mitad del camino.

- Más de veinte libros publicados, ¿alguno al que le tenga especial cariño?
-Sí, el Animalario, y le tengo especial cariño por varios motivos. Es un proyecto que arranca en la infancia, le he dedicado mucho tiempo. Y también, es un libro que ha llegado a mucho público. Se me conoce mucho por ese libro y no me importa. No renuncio a los otros, pero el Animalario ha sido de gran ayuda y se lo agradezco.

Noticias relacionadas