Anómalos, extravagantes, grotescos incluso. Pero con premeditación y alevosía. Hablamos con la banda valenciana fundada por Juanma Pastor aprovechando la publicación de su nuevo EP -The Have It, That’s Why We Don’t Have It (AU Records)- el pasado 13 de septiembre
VALÈNCIA. En las canciones de Johnny B. Zero ocurren muchas cosas: hay melodías, disonancias, riffs sucios, punteos limpios, sonidos marcianos... Su “rock del futuro” -etiqueta con la que se autobautizaron hace ya algunos años- es un cajón de sastre donde todo cabe: el pop, el rock, el funk, los guiños al free jazz… las arremetidas punk, los medios tiempos; los gritos desgarrados, los falsetes... En su fórmula ha llegado a entrar incluso un pasaje de La pasión según San Mateo de Bach –“Instagramer” (2018)-. No es una banda a la que se pueda reprochar eso de echarse sobre el mullido lecho de los géneros musicales definidos. Quizás por eso la suya es una trayectoria que avanza sin saltos exponenciales. Paso a paso; ciudad a ciudad; disco a disco. Siempre por carreteras secundarias. Afianzando, eso sí, una base de seguidores que sienten real.
Fundado por Juanma Pastor en Austria en el año 2012 junto a dos músicos de Innsbruck, el grupo se rediseñó posteriormente en València con una nueva formación compuesta por Julio Fuertes, un joven teclista fanático de James Jamerson, y Luis Cirulli a la batería. Tras sacar a la venta dos elepés, Crystal Totems (2016) y Birds (2017), incorporaron a un saxofonista. Llegó así Pablo Pérez, un músico murciano que abrió nuevas vías de experimentación. Coincidiendo con la salida de su último EP, publicado en formato digital y vinilo de 7 pulgadas el pasado 13 de septiembre, el cuarteto ha presentado sus dos nuevas canciones con un videoclip doble de 10 minutos que adopta la forma de una historia de ciencia-ficción en dos actos.
La canción de la cara A, que además da título al disco (The Have It, That’s Why We Don’t Have It), tiene referencias al funk eléctrico de Prince -una de las debilidades de Juanma- y a las producciones del Michael Jackson de Off The Wall, según cuentan ellos mismos en su nota promocional. La cara B (“Frienz”) es “una reflexión melancólica acerca de la amistad y la pérdida del idealismo” interpretada por una especie de cuarteto de cuerda futurista construido sobre un sencillo patrón de timbales, EMI y sintetizador.
Nos encontramos a media tarde con Juanma, Julio y Pablo en una cafetería del barrio de Ruzafa para hablar de este último trabajo -que presentarán en directo el próximo 15 de noviembre en la sala 16 Toneladas-; de su opinión acerca de la industria musical y de por qué les gusta tanto el Big Data.
- Ahora que nos dicen que los humanos no somos capaces de concentrarnos más de dos minutos seguidos en una sola cosa, aparecéis con un doble videoclip de diez minutos que comienza con la frase: It’s the future. Rock musicians must be exterminated (Estamos el futuro. Los músicos de rock deben ser exterminados) ¿Es una manera irónica de decirnos que no estáis dispuestos a hacer lo que se supone que tiene que hacer un grupo para medrar?
- Juanma: Bueno, ¡me han dicho que hace poco Rosalía también ha sacado un videoclip doble! (ríe). En general la política de la banda siempre ha sido un poco así... Es como lo que hicimos de sacar un disco doble en 2018, cuando ahora parece que solo funcionan los singles. Intentamos hacer lo que nos apetece, y no las cosas que teóricamente te puedan dar más éxito. Para empezar, porque no creo que sea tan fácil; sino, lo haría todo el mundo.
"Si dialogáramos con las tendencias imperantes en la industria, estaríamos cantando en castellano"
- Julio: Pero a nosotros lo que nos gusta es buscar el esguince… Y por cierto, ahora está imponiéndose entre los youtubers sacar vídeos de 15 o 20 minutos. [Tras la entrevista, rebuscamos un poco en internet. Al parecer, esa tendencia se debe principalmente al hecho de que a partir de los 10 minutos de extensión, Youtube permite intercalar anuncios en medio, lo que aumenta la monetización para el creador del video].
- Juanma: Estas plataformas, como Youtube o Spotify, nos ayudan mucho a suplir nuestra ausencia en esos circuitos, que suelen estar sujetos a mecanismos férreos y códigos muy cerrados, a los que solo tienen acceso algunos, y que son los que te dan acceso a los festivales o a los conciertos institucionales.
- ¿En qué sentido os ayudan?
- Julio: Somos muy de Big Data (ríe). Nos ayuda a ver cómo vamos evolucionando en cada ciudad. Cuando tocamos en un sitio por primera vez solemos hacerlo a riesgo puro, pero después del concierto vemos cómo crecen los suscriptores de Spotify. (También lo notamos en los discos que vendemos en el puesto de merchandising). Así, cuando volvemos meses después a la misma ciudad, lo hacemos sabiendo cuánto han incrementado en las plataformas nuestros seguidores en esa misma ciudad, lo que nos permite ir más cómodos, y esta vez a caché. Así nos ha pasado en ciudades como Badajoz, Zaragoza o San Sebastián, donde nos tratan muy muy bien.
- Juanma: Otro factor indispensable que nos ayuda mucho a subir suscriptores, y a llenar las salas de conciertos, es que te emitan en Radio 3. Los resultados se ven inmediatamente. (Los tres asienten)
- Ese estilo de “hormiguita” de crear audiencias es síntoma de que hacéis una buena traslación de vuestros discos al directo.
- Juanma: Sin duda, es uno de los puntos fuertes de la banda. Es nuestra principal arma de autopromoción. Los “conversos” de Johnny B. Zero se crean sobre todo en los directos, y a su vez traen a sus amigos a nuestros conciertos. En los tiempos que vivimos hay un problema, y es que la tecnología da a entender que todo se puede hacer trucándolo. Muchas veces sacas un tema y mucha gente puede pensar que esta trucadísimo en el estudio. Pero en nuestro caso no es así en absoluto. De hecho, llevamos una política férrea y masoquista en el estudio; solo grabamos un determinado número de tomas. Preferimos la frescura a sonar perfectos.
- ¿Cómo ha evolucionado en estas nuevas canciones vuestro concepto de “rock del
- Julio: Los sintes suenan más que nunca a ciencia-ficción. Y Pablo toca mucho más el EWI (instrumento de viento electrónico) que el saxo en este EP. La combinación del EWI con mi sintetizador le da un rollo muy Blade Runner al conjunto.
- Juanma: Yo particularmente siempre estoy buscando el modo de ser cada vez más económico en la utilización de recursos, y a la vez más desmedido. A nivel estilístico, siempre hemos buscado la incomodidad y la autosubversión. Cuando buscamos sonido más limpio, de repente lo hacemos más sucio todo. Cuando entró el saxo en la banda con el LP Suicide Watermelon Stories (2018), en vez de sonar más acústicos sonábamos más electrónicos. Partimos siempre de canciones de pop, pero a partir de ahí siempre vamos a lugares bizarros o grotescos pata nosotros. Imagínate que tenemos un solo de saxo muy bonito de Pablo; pues nosotros decimos: Ostia, ¡vamos a estropearlo y que no parezca un saxo!
"Partimos siempre de canciones de pop, pero a partir de ahí siempre vamos a lugares bizarros o grotescos pata nosotros"
- Julio: Sí, alguna persona que hemos invitado al estudio nos ha dicho: Oye, ¡pero esto lo habéis jodido! En fin, nos gusta ponerle veneno a la cosa. Si nos salen en el estudio unos riffs muy bien grabados, los cambiamos porque no queremos sonar a Muse. A la gente le gusta la satisfacción inmediata de lo ben fet. Como cuando en mi pueblo dicen que algo “tiene mucho mérito”. Para mí eso de “tener mérito” no significa nada. Me la suda. Por ejemplo, yo imito a veces el fraseo de grandes bajistas de blues, pero no buscando sonar como ellos. Lo que quiero reflejar es el resultado material de mi fracaso a imitarles. Todos estamos en esa línea, y por eso esta es una buena banda para experimentar.
- Pablo: Hay canciones de Johnny B. Zero en las que sinceramente no es donde más cómodo podría estar. Ni soy yo mismo. Pero es interesante. Es lo bonito de estar en un grupo, que no va de lucir tus logros individuales, sino de colaborar.
- Juanma: Bueno, que quede claro que nos gusta ponernos a nosotros mismos en situaciones incómodas y grotescas, pero sin pasarnos. El objetivo no es epatar al personal.
- Julio: Básicamente, nuestra manera de trabajar es la siguiente. En principio es una dictadura amable, en la que Juanma llega a la sala de ensayo con una canción en acústico. A partir de ahí, los demás empezamos a desmantelarla totalmente. Y entonces es cuando te das cuenta de que la dictadura que se impone no es la de Juanma, sino la de la propia canción. Quitamos o añadimos nuestras aportaciones individuales con el único criterio de beneficiar a la canción.
- En la cara A escuchamos They have it and that is why we don’t have it / We’re doomed / We don’t stand a chance/ It doesn´t matter what we do (Ellos lo tienen, por eso nosotros no lo tenemos. Estamos condenados. No tenemos ninguna oportunidad. Da igual lo que hagamos). El tono de la canción es muy divertido, pero la letra tiene mucha retranca…
- Juanma: Hay una cierta actitud punk en las letras, que tiene que ver con muchas conversaciones que tenemos en la furgo, cuando no sabemos cómo va a salir un concierto, cuando pensamos en cómo sobrevivir… Y bueno, nos gusta el contrapunto entre la ironía pesimista y la música, que es casi de baile.
- Julio: Conversaciones en la furgo… como cuando estábamos hartos de ver a bandas que tenían más reseñas que público, y nos pusimos como reto tener más público que reseñas (ríen). En las letras de Juanma hay mucha filtración de lo personal y lo político, pero siendo suficientemente ambiguo. A mí no me convence la “canción protesta” de eslóganes, porque en el fondo creo que es un acto muy capitalista. Te diriges a un nicho de mercado muy claro; a un tipo de público que ya está convencido; que sabes que comparte esas mismas ideas. Así no molestas a nadie, claro.
"Estábamos hartos de ver a bandas que tenían más reseñas que público, y nos pusimos como reto tener más público que reseñas"
- Juanma: Sí, digamos que me gusta más el discurso metonímico que el metafórico. Y me interesa más hablar de lo que soy yo, y de lo que conozco, de mis circunstancias. Por eso escribimos en inglés, pero para el público español, y los estribillos siempre son frases que todo el mundo puede entender.
- ¿Entonces eso es algo que está pensado de antemano?
- Juanma: Claro. Luego la letra si te fijas tiene poética bastante más sofisticada. No pretendo que se entienda todo, pero sí algunas partes.
- Ahora que lo sacáis a colación… ¿Os damos mucho la paliza los periodistas con aquello de que cantáis en inglés?
- Julio: Bueno, desde el Birds ya no nos lo preguntan tanto…
- Juanma: Siempre digo que es una elección estética sin más. No cantamos en inglés porque nos guste más o menos que el castellano, sino porque es donde más cómodos estamos. Si hoy me pusiera a cantar en español sería en el fondo para conseguir “algo”, y la verdad es que no es mi prioridad ahora mismo.
- Lo que es indudable es que estamos en un lugar diferente a los noventa. La industria (sellos, agencias de contratación) y muchas emisoras de radio son ahora más reticentes a apostar por bandas que canten en inglés ¿A qué lo achacáis?
- Julio: A un acomplejamiento nacional. Está en el ADN español eso de pensar que cotizar es de gilipollas y hablar bien en inglés es de maricones (carcajadas generales). Que aparezcan grupos como las Hinds es guay porque desmiente ese discurso.
- Pero las Hinds tienen un plan de trabajo muy enfocado al mercado anglosajón también. ¿Tenéis pensado tocar fuera de España próximamente?
- Julio: Nos gustaría… sabemos que nos escuchan en Estados Unidos por ejemplo… Pero nuestra idea va más encaminada a ir grabando singles con más asiduidad -entramos de nuevo a grabar en noviembre-, y seguir trabajando el territorio nacional. Aunque Portugal y el sur de Francia están muy cerca.
- Juanma: Deberíamos salir. Pero somos muy hormiguitas, y en este momento el desembolso que supondría…
- Pablo: Mucha pasta y tiempo.
- Juanma: Hay que medir las cosas y ser realistas. Ir a lo loco a otro país, pidiendo favores a amigos, creo que no es la manera de funcionar.
- Aquí aparece de nuevo el gran obstáculo para las bandas españolas que todavía no mueven masas… La dificultad para encontrar un agente que te consiga conciertos y te monte giras.
- Juanma: Es una putada. Nosotros en ese sentido funcionamos en general haciéndolo todo nosotros mismos. Nuestra carta de presentación son canciones como “Plastic Shovel”, que tiene más de 24.000 visitas. Llamamos a la sala, ven que tenemos seguidores y visualizaciones, y entonces nos aceptan. Sino no nos dejarían la sala ni de coña. Sinceramente, a nivel nacional no creo que un booker pudiera ayudarnos mucho más. Pero para entrar en los festivales o para abrir conciertos de artistas de fuera (cosa que nos vendría muy bien)… Eso es imposible si no tienes un buen agente o un buen manager. Siberian Wolves [banda valenciana] abrió para Ty Segall en tres conciertos en España, ¡flipas!. Y Víctor Ramírez para Nada Surf y muchos otros. A eso me refiero.
- Julio: Sí, y los conciertos más institucionales están apalabradísimos también…
- Juanma: Ahora realmente la importancia del sello es muy diferente. El disco físico no es más que un fetiche que corre prácticamente a cuenta de la propia banda. El trato con un sello tiene mucho que ver con cuánto papeleo te va a ahorrar. Lo realmente caro y valioso es completar el círculo y que te consigan conciertos y una buena promo. Porque, seamos ingenuos, muchas veces acceder a determinados sitios no tiene que ver con la calidad de tu propuesta musical sino los contactos que tiene la persona que te lleva esas cosas.