VALÈNCIA. El Palmar y Bucarest. La naturaleza y la ciudad. Objetos de gran tamaño y pequeños detalles. Lo matérico y lo abstracto. Lo visible y lo invisible. El artista Jorge Peris y la comisaria Sandra Moros. Dark Man cabalgando a lomos del pájaro de fuego es la muestra con la que el IVAM reabrió sus puertas ayer, un proyecto de creación en el que Peris ha hecho suya la Galería 6 del museo para desplegar todos sus personajes, todos sus miedos. "El cuerpo de Jorge Peris está muy presente en esta muestra, incluso cuando no está aquí", explica la comisaria a este diario. Lo hace a través de objetos encontrados y manipulados, resignificados, y expuestos como parte de un equilibrio imposible y del principio de una vulnerabilidad.
El proceso de creación comprende los dos últimos años y supone el regreso del artista alcireño a una muestra valenciana. Lo hace en el IVAM: "hace 30 años, esto fue para mí un lugar que supuso mi educación y mi despertar", comenta. Ahora, desde cierta distancia, ha preferido tratarle como la institución que es y retarla, transformando esta Galería 6 mutante con cada proyecto que pasa.
"Al principio, mi intención era destruir completamente la galería 6. No hace falta ni arañarla para neutralizarla, pero yo quería desarmarla a dentelladas. Por el contrario, Dark Man, susurrando, me aconsejó que me hiciera amigo de este lugar. Y así lo he hecho, me he puesto a sus pies, es un proyecto construido a su medida", ha detalla el artista sobre el proceso de gestación de la exposición.
La música en general y la clásica en particular es una de las obsesiones de Jorge Peris en sus últimos 10 años. Algunas personas, algunas obras son Bach, otras Mahler. Cada compositor tienen un ánimo y un momento. La base de la muestra son las últimas cinco esculturas que ha realizado el artista a partir de muebles de finales de 1800 e inicios del 1900 encontrados en cementerios de mobiliario, donde se almacenan algunos de los restos de vidas pasadas. Los ha seccionado, desmembrado y compuesto de nuevo para transformarlos en instrumentos musicales con la esperanza de darles una nueva vida.
La mayoría de las piezas independientes que se muestran en la exposición son antiguos muebles como un armario, mesas, una antigua prensa de vino, sillas o portones típicos de casas valencianas que el artista muestra dañados o apilados en un frágil equilibrio. Se combinan estas instalaciones con elementos cotidianos que conviven con ellos: monedas, billetes, pipas de fumar, cadenas de motosierra desgastadas, cartuchos, zonas pigmentadas, reacciones de la sal y el agua sobre la madera.
Se trata en realidad de la viva imagen de todos los personajes que conviven con él, la desnudez de sus propias vulnerabilidades: "Lo que dejo ver es el resultado de una acción, los retales, residuos de haber vivido dentro. Así, la sala 6, se convierte en autorretrato", concluye el creador sobre la exposición. "El arte toca a las personas, les pregunta, es un touch. Si entran por la puerta y solo miran, no entenderán nada", advierte.
- En un momento en el parece que la propia actualidad ha traído a la superficie nuestras vulnerabilidades, ¿es este el mejor momento para pensar esta obra?
- Sin duda.
La pieza más simbólica de la exposición es una pequeña escultura titulada Megáfono, corazón de piedra. La comisaria, Sandra Moros, explica que "el artista empezó a tallarla en 1987, cuando tenía 18 años".
"Esculpía un megáfono, pero no llegó a terminarlo y su hermano custodió esa obra inacabada durante 20 años. Cuando volvió a València, hace nueve, se instaló en el Palmar y volvió a encontrarse con esa piedra en el estudio. Ahora Jorge Peris traslada esa escultura al IVAM junto con un trozo del Palmar", un paraje que Jorge Peris define como "un parque salvaje, horizontal, un lago inmenso a un paso del mar".
Para la comisaria de la muestra, "el título del proyecto hace alusión a dos de las ideas que están implícitas; por una parte, El pájaro de fuego, ballet con música de Stravinsky que relata la leyenda rusa -a modo de cuento bailado- del príncipe Iván y el misterioso pájaro de fuego; por otro lado, Dark Man, una silueta oscura que casi siempre ronda en el pensamiento del artista".
El trabajo conjunto de la comisaria y el artista ha sido especialmente intenso, como así lo hizo saber Peris a este diario. En la explicación que ambos hicieron a este redactor de la muestra, se desprendía pasión por el trabajo realizado y bien pensado. "Somos personas diferentes que han conversado mucho de cualquier detalle", explica el alcireño.
En palabras del director del IVAM, José Miguel G. Cortés, "Peris ha creado una instalación en la que se solapan diferentes tiempos y lugares, trabaja sobre objetos cotidianos, en la mayoría de casos con muebles encontrados en muladares, pero ampliando la idea de la misma escultura para acabar creando site specifics".