VALÈNCIA. José Luis Gutiérrez visitará por primera vez L’Àlfàs en Jazz, en la XXV edición del festival, con un concierto en el que dará muestras de su faceta de comunicador y de su dominio del saxofón, con actuación este sábado 8 de septiembre, a las 22:00 horas. Este músico vallisoletano, empeñado en una cruzada por rescatar las músicas ibéricas del olvido y fusionarlas con el jazz, es además inventor de nuevos instrumentos, que él llama “objetos sonoros, como el vibrantum y el panderidú.
El festival L’Alfàs en Jazz, que celebra este año su vigésimo quinta edición, continuara durante el mes de septiembre con las actuaciones de Kiko Berenguer Band Flamenco Jazz el sábado 22, y concluirá el sábado 29 con Arantxa Domínguez & Ricardo Belda, que presentan A las puertas, su nuevo disco, y contarán con Toni Belenguer y Víctor Jiménez como artistas invitados.
- ¿Cómo va a ser el concierto de José Luis Gutiérrez en la edición de este año de L’Alfàs en Jazz?
-Voy a llegar a L’Alfàs el día antes del concierto. Pasearé por la ciudad y escucharé lo que me cuenta. Cenaré a pie de Mediterráneo. Al día siguiente, me levantaré un rato después de despertarme, volveré a sentir la ciudad y, por la noche, trataré de tocar las sensaciones vividas. Será un concierto plagado de sorpresas.
- ¿Cómo ha evolucionado José Luis Gutiérrez desde que comenzara hace tres décadas en el mundo de la música?
-Desde mis inicios he tratado de ser yo mismo en el mundo del jazz. Ahora creo que tengo muchos yoes dentro de mí y no quiero renunciar a ninguno de ellos.
- ¿Qué es Iberjazz?
-Yo crecí escuchando en mi casa músicas tradicionales ibéricas: pasodobles, jotas, fandangos, coplas… En mi familia era la música que cantábamos, era la música que vivíamos. La fortuna me puso en una mano un saxofón y en la otra el jazz. Aprendí que los grandes maestros de jazz son aquellos que tienen una alta personalidad que les distingue perfectamente del resto de los músicos y, sencillamente, tocan lo que son con libertad. Iberjazz aúna la libertad del jazz con la tradición musical ibérica.
- Usted inventa instrumentos que les llama “objetos sonoros”, ¿En qué se inspira para fabricarlos?, ¿cómo los integra en sus conciertos?
-Los objetos sonoros me permiten llegar a lugares donde los instrumentos convencionales no pueden llegar, no me atraen los objetos sonoros que imitan instrumentos convencionales. Detrás de cada instrumento que se me ocurre no solamente hay una sonoridad sino que también hay una historia. Un báculo sonoro, el sombrero lluvia o el Panderidoo, son algunas de las historias que se transformaron en instrumento.
- ¿Qué es el jazz para José Luis Gutiérrez?
-Para mí lo único irrenunciable del jazz es la improvisación. Si no hay improvisación, en mi opinión no es jazz. Me seduce del jazz que no sabes lo que va a suceder. Afronto mis conciertos con la sensación de que todo es posible. Me parece que fuera de los límites es donde está la magia, algo que los niños hacen con total naturalidad y los adultos hemos desaprendido.
- ¿Cuáles son sus principales influencias?
-En mis inicios estudié a los clásicos del jazz, ellos me dieron la brújula para poderme mover. En este momento, mis influencias pertenecen al mundo de la búsqueda de la belleza, que, por cierto, nos rodea, sólo hay que poner un poco de atención. Me seduce la gente de buen corazón, esos que hacen que el mundo sea mejor a su paso. Esos son a los que admiro.
- ¿Cómo está el mundo del jazz en nuestro país? ¿Y fuera de nuestras fronteras?
- El jazz en España está muy vivo, cada vez hay más programaciones, cada vez hay más músicos y más aficionados. Por tanto, el jazz cada vez genera más interés. En estos momentos en España hay más músicos de jazz que nunca, sin embargo, no hay tantos lugares donde poder realizar conciertos. Lo que está claro es que al público de España le interesa el buen jazz. Y fuera de nuestras fronteras, depende de para donde mires: si miras para Europa, los países nórdicos y centro Europa cuidan mucho más a sus artistas. En cambio, en el resto del mundo, generalmente la situación es bastante complicada para los músicos de jazz.
- ¿Cree que el sistema educativo musical en España es el adecuado? ¿Atiende las necesidades del sector del jazz?
-En ese aspecto somos un absoluto desastre. La música es creatividad, es sensibilidad, es humanidad. Sin esos valores, a mí este mundo me interesa muchísimo menos. Clarísimamente, les estamos fallando a nuestros jóvenes, privándoles de herramientas que hacen que la vida tenga mucha más calidad humana.
- ¿Cuál es el secreto de su éxito?
-No me considero una persona de mucho éxito, aunque, como todo, depende de cómo se mire. Trato de estar a gusto conmigo mismo y procuro ayudar a que las personas de mi entorno también se sientan a gusto. En el aspecto profesional, siempre he tenido fe en mis creaciones, he compuesto mi propia música y he desarrollado mis conciertos según mi propio criterio y gusto. Si algo me parecía evidente, lo borraba, siempre he tratado de huir de los clichés, arriesgando y siendo lo más auténtico posible.
- ¿Qué le queda por hacer? ¿Tiene alguna asignatura pendiente?
-Aún me queda por hacer lo mejor y no sé exactamente qué es, pero estoy seguro de que es lo mejor. ¿Asignaturas pendientes? Para empezar, hacer el mejor concierto de mi vida en L’Alfàs del Pi. Lo intentaré el próximo 8 de septiembre.