VALÈNCIA. (EP) El pianista valenciano Josu De Solaun publica Totentanz, un disco que incluye obras de Richard Strauss y Franz Liszt. El músico, único español que ha ganado el Concurso Internacional de Piano de València Premio Iturbi y el Concurso de Piano George Enescu de Bucarest, entre otros importantes galardones, aborda junto con la Orquesta Filarmónica de Moravia de Olomouc (República Checa), dirigida por el estadounidense Jonathan Pasternack, su primer álbum orquestal.
El trabajo discográfico, publicado en Aria classics y que está presente en las principales plataformas del mundo, incluye las obras Burleske para piano y orquesta en re menor TrV 145 de Richard Strauss; Concierto para piano y orquesta número 1 en Mi bemol mayor, S. 124, Concierto para piano número 2 en La mayor, S.125, y Totentanz S.126 Paráfrasis sobre Dies Irae, o Danza macabra de Franz Liszt, un concierto para piano y orquesta inspirado en la melodía del canto gregoriano Dies Irae y en la muerte, tema por el que los compositores sentían especial fascinación.
"Estoy muy emocionado por poder compartir este CD con aficionados y melómanos", afirma De Solaun, que destaca que "este proyecto es una aventura increíble y ha sido posible gracias al director Jonathan Pasternack y a la Orquesta Filarmónica de Moravia; también quiero agradecer especialmente a ARIA classics y a los productores Fernando Arias y Adrienne Sirken su dedicación y apoyo en la realización de este sueño".
El artista señala que "el álbum incluye la picarona, sensual, sorpresiva y endemoniadamente difícil y exigente Burlesca de Strauss para piano y orquesta, dedicada a Hans von Bülow, yerno de Liszt, así como los trepidantes y líricos conciertos 1 y 2 y Totentanz del compositor austrohúngaro, la genial paráfrasis sobre el Dies Irae que le da nombre y que también está dedicada al director, pianista y compositor alemán".
Además, añade, conecta con su anterior disco -De Solaun Haydn Piano Sonatas- "porque Adam, el padre de Liszt, era violonchelista de la orquesta de verano de los Príncipes Esterházy que dirigió Haydn".
Por su parte, el director de Aria classics, Fernando Arias, comenta que "en este ambicioso proyecto han colaborado grandes músicos como el pianista Josu De Solaun, el director Jonathan Pasternack y los intérpretes de la Filarmónica de Moravia de Olomouc".
"Estamos muy satisfechos con el resultado y pensamos que puede ser un trabajo de referencia de las excelentes obras que reúne, piezas a las que sus autores dedicaron muchos de años de trabajo y numerosas revisiones", asevera.
Con este disco, De Solaun y Aria classics se convierten en el primer pianista y sello español en grabar los dos conciertos para piano y orquesta y Totentanz de Liszt, así como la Burlesca de Strauss junto a un director de referencia y a una de las más antiguas orquestas de la República Checa radicada en la ciudad de Olomouc, una formación que han liderado prestigiosas batutas como Otto Klemperer y Václav Neumann, y en la que han tocado relevantes músicos como los violinistas Josef Suk y Gidon Kremer y el violonchelista Pierre Fournier. El pianista también fue el primer intérprete en grabar la obra completa para piano solo del rumano George Enescu.
De Solaun reivindica con este trabajo la figura de Franz Liszt (1811-1886): "Desde pequeño siempre sucumbí a su hechizo y jamás fui parte de esa extraña tradición que le critica de manera furibunda", rememora.
Una de sus profesoras de piano, Nina Svetlanova, le enseñó a amarlo más si cabe "como divulgador cultural, transcriptor y arreglista, compositor, pianista, director de orquesta, escritor, musicólogo, profesor..."
El músico considera que el hecho de que un gran virtuoso dejara los escenarios a los 35 años para dedicarse a la composición "provocó la indignación y el recelo entre los expertos severos"; y que el dominio instrumental y el amor del público "siempre genera sospecha", a pesar de ser "un artista universal, un poeta musical excepcionalmente brillante, un creador pionero y al mismo tiempo humilde".
Destaca también la generosidad de Liszt, "siempre tendió una mano amiga a todos, reconoció siempre la grandeza en los demás y ayudó a otros musicos como Schumann, Grieg, Smetana, Borodin, Chaikovski, Saint-Saëns... la lista es interminable"; y quizá su acento musical "húngaro, gitano, italiano, a veces parisino, incluso a veces español o rumano; toda esa mixtura, le dio un aire de mundanidad despreciado como banal por la mojigatería farisaica y el exceso de seriedad de la época", por lo que apunta que "se adelantó mucho" a su tiempo. De Solaun asegura que "la música era para él un medio entre todas las formas de expresión artística, traduciéndolas a una suerte de lenguaje universal".