VALÈNCIA. Uno de los nombramientos más importantes que se ha producido en los últimos días es el de Juan Carlos Fulgencio como delegado del Gobierno de la Comunitat Valenciana. La designación vino precedida de un intento -fallido- por parte del entorno de Ximo Puig de impulsar para el puesto a su jefe de Gabinete, Arcadi España.
Una maniobra que el secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, no estaba dispuesto a permitir: dio un puñetazo en la mesa y situó en el cargo al secretario general del PSPV en l'Horta Nord, un dirigente de su máxima confianza que ha defendido sus apuestas en todos los procesos.
Una lealtad que Fulgencio no tiene reparos en mostrar incluso en lo anecdótico. Este miércoles en la celebración de la entrega de los Premios de Comunicación organizada por la Generalitat se produjo una de las primeras apariciones públicas del flamante delegado del Gobierno. Traje oscuro, camisa blanca y una corbata roja muy especial, cortesía de su referente en el PSOE: "Ministerio de Fomento", podía leerse en la etiqueta situada en el reverso de la prenda que Fulgencio mostró con cierto regocijo.
Todo un detalle de Ábalos hacia su hombre fuerte en la Delegación del Gobierno, que tendrá la tarea en lo que resta de legislatura, además de las competencias asignadas, de ejercer del hilo conductor entre la labor de gestión del Ejecutivo central y la Comunitat Valenciana. Un papel que, en ocasiones, puede resultar complicado por las lógicas fricciones que se producen a veces entre ambas Administraciones aunque pertenezcan al mismo signo político.
Sin ir más lejos, en los últimos días se ha producido la primera tensión entre La Moncloa y la Generalitat a cuenta del rechazo del presidente Pedro Sánchez a afrontar una reforma del sistema de financiación hasta pasado 2020. Ante estas eventualidades, se entiende el deseo de Ábalos por contar con un perfil de máxima confianza para este cargo. Desde luego, tal y como demuestra la corbata, no cabe ninguna duda de que la sintonía y la lealtad a prueba de bomba de Fulgencio es más que evidente.