VALÈNCIA. Si uno cruza el polígono industrial de Aldaia y de repente se topa entre talleres mecánicos con una puerta donde pone 'KM 0' en un cartel de madera, lo último que piensa es que justo detrás se encuentra la división de innovación de Grupo Martínez, especialista en la industria cárnica.
En sus instalaciones trabajan -entre otros- el CEO del grupo valenciano, Francisco Martínez, y el director de Desarrollo de Negocio, Raúl Martín. Grupo Martínez empezó una nueva etapa tras la disolución a finales de 2016 del buque insignia de la carne del que eran partícipes, Martínez Loriente, interproveedor de Mercadona y una de las primeras empresas de la Comunitat.
Embutidos Martínez, Platos Tradicionales y Cinco Tenedores son las referencias del grupo, la cara más visible entre muchos otros proyectos que se gestan en un segundo plano, gran parte de ellos centrados en la innovación. Un grupo que el pasado año facturó 230 millones de euros y cuyo proyecto pasa por una inversión de 35 millones para ponerse (más) a punto en los próximos cinco años.
"La alimentación está cambiando continuamente y nosotros tenemos que estar atentos a lo que está pasando cuando las cosas van bien. Cuando Francisco Martínez asumió el ser consejero delegado quiso hacer una transformación para poner en valor todo lo que se está desarrollando", explica Raúl Martín, director de Desarrollo de Negocio.
Innovar en una industria tan grande no es fácil. "Se trata de una empresa que pone en el mercado cientos de millones de bandejas al año. Solamente un cambio de color en el envase es complicado", reconoce. Con todo esto claro, decidieron que la innovación debía de gestarse en gran medida fuera la compañía.
Grupo Martínez ha invertido en oportunidades de desarrollo de negocio no tradicionales, pero alineadas con el core del grupo, la alimentación. Entre las empresas en las que ha entrado en el capital en el ámbito del agrofood se encuentran dos compañías que han pasado por programas de Lanzadera, la aceleradora de empresas impulsada por Juan Roig.
Dos proyectos que tienen un punto en común, la proteína. El primero es Egg Gourmet, enfocada a dar sabor a los huevos frescos. Impulsada por Cayetano Belso, permite comer huevos con sabor a trufa negra, por ejemplo. La segunda de ellas es Insectifit, una compañía alicantina destinada a la promoción del consumo de insectos y enfocada al mundo del fitness. Dirigida por Gabriel Vicedo, produce barritas para deportistas.
A través de su línea de desarrollos industriales DCM también han invertido en la tecnológica Mesbook, enfocada al software que permite la automatización en el marco de la industria 4.0.
La previsión es que Raúl Martínez sea el único interlocutor para explicar la estrategia de innovación del grupo. No hacen falta muchos ruegos (más bien ninguno) para que al poco de empezar la entrevista Francisco Martínez se una a la conversación.
El CEO de Grupo Martínez explica su fuerte relación con las universidades, donde ven con frecuencias a diferentes grupos de investigadores y tecnologías que desarrollan. "Nosotros tenemos un problema, ellos tienen la solución, y trabajamos conjuntamente", explica Martínez.
Entre sus vínculos se encuentra la inversión que han realizado en una spin off de la Universidad Politècnica de València llamada Lumensia. En ella se desarrolla tecnología fotónica que les permitiría analizar de una sola vez múltiplos de cuatro de alérgenos y patógenos en la línea de producción de las fábricas en tan solo 20 minutos. "Sería algo super revolucionario", explica Martín.
Otra de las empresas del grupo tiene abierto un proyecto de investigación cuyo reto es desarrollar una tecnología que encuentre cuerpos extraños en los envases. Esto tan solo pasa en algunas unidades sobre millones, pero tienen claro que todos los productos deben llegar perfectos al consumidor. "Ante cualquier cuerpo extraño que encontraras en una bandeja de la línea de producción y no respondiera a un patrón te saltaría un chivato a nivel de pelo e insectos", explica Martínez.
"El sector a nivel mundial tiene un problema con estos cuerpos, por lo que este desarrollo tecnológico va a tener un impacto grande a nivel internacional", asegura. La tecnología que están desarrollando localiza una sustancia que tienen tanto los insectos como los pelos a una frecuencia de onda de luz con la que se puede analizar la presencia de estos elementos en cientos de unidades por minuto.
"Nosotros somos industria cárnica y el papel de la carne es esencial pero intentamos diversificar y ver tendencias del futuro de la alimentación. Cada tres o cuatro meses se hacen comités de innovación con las compañías donde decidimos si seguimos adelante con los productos o los guardamos y paralizamos el desarrollo", explica Martín.
Entre las introspecciones de la empresa en nuevas formas de consumir, el grupo ha creado una nueva filial, llamada Quicook. "Detectamos una tendencia en productos congelados y de ahí surgió un spin off con la que trabajamos con productos ultracongelados", señala Martín. En está desarrollan productos como hamburguesas o albóndigas prácticamente listas para consumir.
Dentro del propio grupo también se genera innovación. "Hemos sido los primeros a nivel europeo en crear un sistema de palatabilidad, que es calidad sensorial. Somos capaces de determinar con unas herramientas que hemos desarrollado cómo debe ser un producto desde que lo diseñas hasta que lo terminas. Una vez terminado debe de cumplir esos estándares que le has marcado que pueden ser color, vista, gusto, tacto, olor e incluso oído, cómo debe crujir un producto cuando está en la sartén", señala el consejero delegado.
Tener su departamento de innovación fuera de las instalaciones de las empresas era cuestión clave. "Era primordial para evitar el ruido social dentro de la compañía", reconoce Martínez. Sin embargo, destaca que la cultura de grupo creada ha sido innovadora, de cambio y flexible; donde nada es constante, todo cambia. "Cuando apareces con una nueva solución o un reto el personal se motiva y eso para mí era muy importante desde el grupo".
Señala que cuando alguien se incorpora a la compañía le gusta pasarse por la sala de entrevistas a preguntar. "La gente cuando viene a las fábricas piensa en carne, el azulejo, el pilón, no piensa en tecnología, innovación y desarrollo. A los meses están sorprendidos porque jamás habrían pensado que en una industria cárnica se podían desarrollar tantas cosas", asegura.
"Tú tienes que llevarlo en el ADN, pero alguien tiene que marcarte los retos. En este caso creo que Mercadona ha hecho un trabajo importante para llegar a este nivel de perfección absoluta, de excelencia", reconoce. "El nivel que nosotros exigimos a los proveedores también es muy alto".
Desde Grupo Martínez, en su marco de innovación, han establecido un partnership con la organización internacional Future Food, dedicada a la innovación en el sector alimentario a través de la investigación, promoción y formación de especialistas. Organización que ha trabajado con compañías como Google.
El grupo valenciano ha entrado a formar parte de la iniciativa Food Innovation Global Mission, que tiene como objetivo formar a jóvenes talento. Esto ha supuesto que una veintena de jóvenes de distintas nacionalidades que investigan sobre el futuro de las proteínas hayan visitado las instalaciones.
"Tenemos un prisma colaborativo. Si podemos ir de la mano de otros grupos para hacer desarrollos nos parece fenomenal", señalaba Martin. De hecho, están colaborando con la empresa Foodini, quien trabaja con impresoras 3D en el ámbito de la alimentación. "Estamos intentando articular un consorcio o mecanismo para poder pensar en el futuro de la alimentación con una impresora".
"En el año 2008 estuve un año año en Estados Unidos, recorriendo cerca de 40 estados para ver las industrias. No encontré ninguna que llegara al nivel de las que tenemos en la Comunitat Valenciana", asegura. "Me llamó mucho la atención. No encontré nada para copiar. En España podemos estar muy orgullosos de lo que sabemos hacer y cómo lo hacemos".
Martínez asegura que no recuerda en España ninguna crisis sobre vacuno o porcino. "Las han provocado los ingleses con las vacas locas, los alemanes con el porcino o los holandeses con el pollo. Pero como en España no hay nivel igual de seguridad alimentaria", explica. "Cuando vienen de otros países a ver nuestras industrias no entienden nada de nuestra tecnología".