VALÈNCIA. Qué alimentos incorporamos a la alimentación del recién nacido y cuándo debemos hacerlo es una de las preguntas que más se realizan los padres que acuden a cualquier consulta de pediatría. La Dra. Raquel Payá, pediatra del hospital IMED Valencia y experta en alimentación infantil, nos explica cómo debemos ir incorporando los distintos alimentos durante el primer año de vida del bebé.
La primera idea que deben recibir los padres es que la leche materna o de fórmula tiene que ser la base de la alimentación durante el primer año de vida. Durante los primeros meses la leche aporta todos los nutrientes que necesita el bebé, pero a partir de los 6 meses, o incluso antes en el caso de los alimentados con fórmula, el aporte energético y de algunos nutrientes puede ser insuficiente, lo que hace necesaria la introducción de lo que denominamos alimentación complementaria.
La Unidad de Pediatría de IMED ha elaborado un calendario orientativo sobre la incorporación de los distintos grupos de alimentos durante el primer año de vida del recién nacido. A partir de los 5 o 6 meses se puede empezar a introducir frutas, verduras, carnes, lácteos y una gran variedad de alimentos que enriquecerán la alimentación del bebé. Conforme avanza la edad, se irá aumentando el número de veces que aportamos alimentación complementaria. Entre los 6-8 meses se pueden dar 2-3 comidas y a partir de los 9 meses se pueden dar 3-4 comidas diarias junto con un par de aperitivos nutritivos por día de pan y fruta.
Cuando introduzcamos un nuevo alimento es recomendable hacerlo a la hora de la comida y no en la cena, debemos vigilar que el bebé no muestre enrojecimientos o manchas en la piel, vómitos o diarrea. Si sucediera esto con algún alimento debemos consultar con el pediatra.
Exponer al bebé a diferentes sabores nos ayuda a disminuir el riesgo de rechazo a probar nuevos alimentos en el futuro. Lo recomendable sería ofrecer nuevos alimentos prácticamente a diario sin presionar al niño para que los coma. Es muy probable que un rechazo inicial dé paso a una aceptación de ese alimento.
En caso de duda sobre algún tipo de alimentos lo mejor siempre será consultar con el pediatra. Estos son los alimentos y las recomendaciones de la Dra. Payá y el equipo de pediatría de IMED Valencia para el primer año de vida del bebé.
Se puede iniciar con cualquier tipo de fruta, introduciendo progresivamente toda la variedad de frutas y variando la forma de presentación (trituradas, chafadas, trozos…). Ofrecer solas o mezcladas, siempre lavadas y peladas. Aunque el niño rechace estos alimentos por su sabor no deben añadirse azúcar ni miel. Se debe tener en cuenta que los zumos naturales no sustituyen la fruta entera, y además aumentan el riesgo de caries y su ingesta elevada puede desplazar el consumo de otros alimentos. Desaconsejamos los zumos comerciales.
Se puede utilizar cualquier verdura de inicio, siendo las más utilizadas las patatas, el puerro, el tomate, el calabacín, la berenjena, las zanahorias, la calabaza y las judías verdes. Se recomienda evitar hasta el año de vida las verduras de hoja verde de alto contenido en nitratos (acelga, espinaca, lechuga), la borraja, la remolacha, la col y la alcachofa.
Para la preparación las verduras deben lavarse y pelarse de manera adecuada, posteriormente se cocerán o bien al vapor o bien con poca agua. No se debe utilizar sal. Cuando el puré esté preparado, puede añadirse una cucharada de aceite de oliva (mejor virgen extra) en crudo. El puré puede conservarse en la nevera 24 horas, o también puede congelarse hasta que se vaya a consumir.
Se puede iniciar el consumo de cereales sin gluten (arroz, soja, maíz, mijo, tapioca y avena) o con gluten (trigo, cebada, centeno). Recomendamos introducir el gluten alrededor de los 6 meses y empezar con pequeñas cantidades (ej.: cacito de cereales con gluten y el resto sin gluten, algún trozo de pan…).
En los lactantes amamantados se podrían añadir los cereales en polvo a la leche extraída, pero no se aconseja sustituir la toma de pecho por leche de fórmula con el único objetivo de dar cereales. En estos casos se puede mezclar con frutas o verduras.
Puede darse en forma de arroz, pasta, sémola, pan…, o con leche en una papilla o añadidos al puré de verduras, dando preferencia a las harinas integrales. Tener en cuenta otras fuentes de hidratos de carbono como la patata o el boniato. También se puede dar una ración diaria (no más de 25-30 g) de cereales en polvo, evitando los que contienen miel o azúcares añadidos. Las galletas, aunque permitidas ocasionalmente, no son un alimento saludable.
Entre los 6 y los 12 meses la lactancia materna sigue siendo el alimento principal, por lo que se recomienda mantenerla a demanda. Si el lactante realiza al menos 4-5 tomas de pecho al día no necesita otras fuentes de lácteos. En el caso de lactantes con fórmula se debe cambiar a fórmula de continuación o tipo 2 a partir de los 6 meses. Posteriormente, a partir del año y hasta los 3 años, se puede sustituir también por leche de vaca entera o leche de crecimiento (tipo 3). No se debe sustituir la leche materna ni la fórmula de continuación por bebidas de origen vegetal.
Se puede ofrecer yogur (natural o con leche adaptada) o queso fresco a partir de los 8-10 meses. Evitar yogures de sabores o trozos de frutas por el alto contenido de azúcares añadidos. Podrá tomar leche de vaca entera a partir de los 12 meses.
En este grupo se encuentran las carnes rojas, el pollo, el pescado, los huevos y las legumbres. Ofrecer diariamente y de forma variada alimentos de este grupo. Se pueden ofrecer en puré con verduras, cocinados y desmigados o en pequeños trozos para lactantes más mayores. Iniciaremos con 20-30 g al día, para aumentar hasta 30-40 g al año de vida tanto el pescado como la carne. No se debe abusar de este tipo de alimentos ya que podría aumentar el riesgo de obesidad en el niño mayor y el adulto.
Se recomienda introducir la carne de forma temprana sobre todo en niños alimentados con lactancia materna, debido a su riqueza en hierro. Se suele iniciar con pollo, pavo o ternera, y posteriormente cerdo y cordero.
Recomendamos no dar charcutería ni vísceras (salvo hígado, de forma opcional y ocasional) durante el primer año.
En niños hasta los 10 años se recomienda el consumo de 3-4 raciones a la semana de especies con bajo y medio contenido en mercurio procurando variar las especies entre pescado blanco y azul, evitando el consumo de especies con alto contenido en mercurio como el atún rojo o emperador.
Se suele ofrecer primero el pescado blanco (merluza, lenguado, rape, pescadilla, gallo…) y posteriormente el azul (salmonete, bonito, caballa, sardina) por su peor digestión al ser más graso. Tener cuidado en retirar las espinas que puedan estar presentes. El pescado congelado tiene igual valor nutritivo que el fresco.
Las más utilizadas son las lentejas, los garbanzos, las alubias y los guisantes. Al principio es mejor prepararlas sin piel, pelarlas o pasarlas por el pasapurés para disminuir su flatulencia y favorecer su digestión. Se pueden añadir al puré de verduras 2-3 veces por semana, pudiendo añadir arroz o pasta para su mejor asimilación.
Se puede iniciar a partir de los 6 meses. Recomendamos iniciar con la yema cocida y triturada añadida al puré de verduras, o con sopas de pasta o arroz, y poco después introducir la clara cocida y triturada también. Posteriormente se puede ofrecer en forma de tortilla. Evitar los merengues y el huevo crudo.