La aparición de un operador que quiere reabrir el Sidi Saler provoca tensiones en el Ayuntamiento

VALENCIA. La opción de reabrir el Hotel Sidi Saler cobra de nuevo fuerza ante la aparición de un operador interesado en él. Dicho operador se ha puesto en contacto con los propietarios del edificio, la inmobiliaria Anida, del BBVA, y la entidad financiera Caixabank. La operación no se habría cerrado pero, para facilitarla, desde la propiedad se han iniciado los trabajos de cara a hacerlo más apetecible. Este hecho sería el que explicaría porque en noviembre del año pasado solicitaron la concesión a la demarcación de Costas, que depende del Ministerio de Medio Ambiente.

La posibilidad de que se reabriera el hotel ya circuló hace unos meses por las pedanías sur de Valencia. Se habló entonces de que estarían interesados en él unos operadores internacionales. Ahora, con esa quimera más factible, la dicotomía sobre si permitir la apertura y que agote su licencia de uso, o tirarlo abajo y regenerar la zona, ha vuelto a estar sobre la mesa más presente que nunca y ha puesto de manifiesto las tensiones entre los tres partidos que conforman el gobierno local, que van aflorando paulatinamente.

A favor

Con 275 habitaciones distribuidas en cinco plantas, el hotel daba empleo a 188 trabajadores en su mejor momento. Este argumento es el que utilizan para defender la reapertura algunos miembros del Govern de la Nau, término con el que le gusta designarse a los partidos que componen el equipo de gobierno del Ayuntamiento de València. Entre los que la apoyan se encuentra el concejal de Hacienda, Ramón Vilar. Para Vilar un elemento clave para posicionarse en este sentido es que reabrir el hotel no le supondrá ningún coste al consistorio, a diferencia de la restauración del paseo marítimo de La Casbah, que supondrá una inversión de 600.000 euros.

El beneficio económico y laboral es una idea que defienden también vecinos de la zona, partidarios de que no se derribe y se vuelva a poner en marcha al menos hasta que se agote la concesión. Así, sostienen que si el hotel vuelve a estar en funcionamiento supondrá una fuente de ingresos y trabajo. Además se da la circunstancia de que numerosos ex trabajadores viven ya en El Saler y alrededores, lo que ayudaría a reactivar económicamente estas pedanías.

En contra

Por su parte, los contrarios a la reapertura cierran filas en torno al regidor de Medio Ambiente, Sergi Campillo, de la coalición Compromís. Fue el departamento de Campillo el que realizó el informe más duro contra el hotel en el que se abogaba explícitamente por su derribo. “La restauración ecológica de los terrenos ocupados por el hotel Sidi Saler representaría un aumento considerable de la calidad paisajística de la playa de la Garrofera”, aseguraba el documento oficial.

Una postura que cuenta con el apoyo de asociaciones como Agró. Desde esta entidad calificaron al hotel como “el Algarrobico valenciano”. A su juicio, el Sidi Saler es “uno de los símbolos de la desafortunada urbanización de la Devesa del Saler”, y constituye “un lamentable residuo que condiciona la reconstrucción de una extensa área dunar que nunca se tendría que haber destruido”. Por este motivo, la comisión de Territorio de Acció Ecologista-Agró pidió la semana pasada la demolición del Sidi Saler, describiéndolo como un “pisapapeles gigante plantado sobre el cordón dunar más valioso de la Albufera”.

A la espera

En medio de este debate, otros concejales del PSPV no quisieron este miércoles pronunciarse, a la espera de que se concrete la operación inmobiliaria. Por el momento, lo único que tienen seguro, decían, es que dos representantes del BBVA y Caixabank presentaron en la Demarcación de Costas en Valencia un escrito en el que solicitaban la concesión de ocupación y explotación para uso hotelero de los terrenos de la parcela y del edificio. Hasta que no resuelva el Ministerio, no se plantean entrar más a fondo en la discusión.